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Telecinco ha decidido hacer volver a 'Camera café' a la parrilla, tras su fulminante eliminación después de tan sólo una semana en la sobremesa. Y lo hace en el prime time, como telonera de 'Aída', su horario habitual, y tras el desgaste que venía experimentando 'Escenas de matrimonio' en sus últimas emisiones en domingo durante el mes de febrero (12,9%, 14,2%, 16,4%, 15,1%).
Con este movimiento, la cadena de Fuencarral pondrá frente a frente a su serie estrella, 'Aída', con la serie más vista actualmente en Antena 3, 'Doctor Mateo', que el pasado domingo 8 de marzo ya cayó por debajo del 20% de share, con un 19,4% y 3.856.000 espectadores.Tono, un responsable de Mantenimiento que no mantiene nada
Afable, campechano y entrañable pero igual de vago, escaqueado e ineficiente que el resto de la plantilla. Así es Tono, el nuevo personaje que se incorpora a la singular plantilla de 'Camera Café'.
El actor Antón Valén interpretará al nuevo personaje que aparecerá en diversos capítulos de la cuarta temporada del programa, producido por Telecinco en colaboración con Magnolia TV, junto al plantel de "empleados" con antigüedad" integrado por Arturo Valls, Luis Varela, Carlos Chamarro, César Sarachu, Esperanza Pedreño, Carolina Cerezuela, Esperanza Elipe, Marta Belenguer, Joaquín Reyes, Daniel Albaladejo, Mercedes Luzuriaga, Ana Ruiz, Silvia Wheeler, Alex O'Dogherty. Ana Milán, Nacho Rubio y Juana Cordero.
Aunque es de los empleados más antiguos de la empresa, Tono ha pasado desapercibido para todos, no por un especial sentido de la discreción, sino por la ausencia de trabajos realizados. Esa falta de eficiencia y su continuada estrategia de escaqueo lo convierten en un trabajador tan prescindible como todos los demás, pero su carácter entrañable y tierno hace que todo el mundo le acabe tratando como si fuera un oso de peluche. Sin embargo, su presencia hará que se tambaleen algunas de las relaciones personales que se han construido entre sus compañeros a lo largo de horas y horas de tedio frente a la máquina de café.
Antón Valén estudió en la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Murcia, especializándose posteriormente en diferentes facetas teatrales por toda Europa. En 1993 ingresó en la ESAD como profesor, donde dirigió durante 7 años el Curso Internacional del Comediante. En 2002 ingresó como clown en el espectáculo "Alegría" del Circo del Sol, en el que permaneció 7 años y donde dirigió los nuevos números de clowns que se representaron durante la gira. Actualmente imparte cursos de técnica actoral, clown y bufón en diferentes ciudades de España, México, Chile, Portugal y Marruecos.
El aburrimiento y la desidia, desencadenantes de las situaciones surrealistas de la entrega del domingo
En el capítulo titulado "Segunda oportunidad", el deterioro de las instalaciones en la oficina es manifiesto, pero Tono no parece darse por aludido. Tanto es así, que Antúnez planteará ante el resto de empleados la posibilidad de despedirlo por vago. Sin embargo, el carácter cordial y afectuoso del jefe de mantenimiento terminará despertando el lado más tierno de todos, incluido el del propio Antúnez, aunque las razones para la destitución y la propia oficina se caen por su propio peso.
En "La de Dios", Jesús Quesada se ha gastado el dinero que tenía ahorrado para la ortodoncia de su hijo en "tunear" el coche, pero una inoportuna granizada deja maltrecho el flamante vehículo. Ante la negativa de la aseguradora de pagarle los daños, el comercial no duda en reclamarle una indemnización al propio Dios por permitir el desastre, desatando la Ira Divina sobre todo el planeta.
En "Conspiración", Benito encuentra un papel tirado con unos nombres y teléfonos de Gestenfeisher. El aburrimiento generalizado desata entre los empleados una catarata de conjeturas surrealistas acerca del documento: supuestas confabulaciones, chantajes, mensajes cifrados y códigos secretos colmarán las aspiraciones detectivescas de la plantilla durante toda una jornada.
Por último, en "Sube y baja", un panel numérico que Antúnez ha mandado instalar en el ascensor "para dar categoría a la oficina" termina convirtiéndose en un instrumento para descubrir en qué piso se encuentra el jefe en cada momento y poder así holgazanear a gusto y, más tarde, en un improvisado tablero luminoso para jugar al bingo.