Mercedes Milá estrena este viernes un ambicioso nuevo proyecto en Telecinco: 'La tribu'. La periodista, que se prestó a estar a las órdenes de Sardá, será uno de los pilares del programa junto a Boris Izaguirre y Carlos Latre. Milá ha concedido una entrevista a Luis Sánchez-Mellado en El País, de la que repasamos los fragmentos más interesantes.
"A mí, un plató de televisión no es que me ponga, es que es mi vida en estado puro, es donde yo estoy más feliz. Sí, las cámaras me gustan, no me asustan, las tengo de mi parte.", confiesa Milá que se muestra encantada con su nuevo blog: "Escribir en papel me sigue dando vergüenza, mientras que Internet me da confort. Pensé que lo del blog iba a ser un desastre, pero lo que para mí era un sueño: poder transmitir por escrito sentimientos y observaciones, me está pasando".
"Ahora espero un poco a opinar, antes no"
Sobre sus "calentones", Milá asegura que "tengo un poco de peligro que he ido domando con los años. Era más precipitada antes. Sigo siéndolo, pero si consigo controlarlo, me siento mejor, porque los calentones no son buenos, lo he comprobado. Ya tengo años y he conseguido aprender algunas cosas, porque creo que uno consigue cambiarse. Ahora espero un poco a opinar, antes no; creo que he encontrado la gama de los grises cuando he sido siempre de blanco y negro. A veces, en una entrevista en televisión no te queda otro remedio que reaccionar en el momento, pero he aprendido a no hacer daño".
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La presentadora de 'Gran hermano' confiesa que el ego "lo tengo rellenito hasta arriba. Mi autoestima es enorme, incluso excesiva. No necesito más reconocimiento, ni ego, ni nada".
"No cuestiono a Jade Goody"
Mercedes también ha valorado los últimos días de Jade Goody, la concursante de 'GH' fallecida recientemente a causa de un cáncer: "Me extrañó el titular: Concursante de GH con cáncer lo expone en televisión. Pero fui más adentro y me encontré con una historia brutal de alguien de un nivel social muy bajo, con unas circunstancias vitales durísimas, que a través de un programa de la tele había salido de eso, y que explota al máximo la fama en un terreno terrible como el cáncer. Me parecen bien dos cosas. Una: que no haya tenido pudor para compartir el proceso de su enfermedad, cosa que, según los médicos ingleses, ha ayudado a mucha gente. Y dos: que haya ganado todo el dinero posible para dejárselo a sus hijos. Dos cosas tan importantes que borran todo lo demás. Si además ella tuvo una sonrisa hasta el final, habrá que preguntarse por qué. Quizá voy a contrapelo, pero no la cuestiono".
Afirma que "yo no entraría en GH por la intimidad, sino porque no soy valiente para aguantar estar sometida a observación 24 horas al día. Hay dos cosas que hay que ser para entrar en GH: valiente, y generoso, porque das mucho más de lo que recibes. Yo no soy suficientemente ni una cosa ni la otra. Quizá porque no lo necesito, cuidado, porque una de las grandezas de GH es que da la oportunidad, a gente que sí lo necesita, de entrar en mundos que si no fuera por el programa no podrían. Y lo respeto muchísimo. La palabra extimidad no me gusta. Pero ¿sabes qué pasa?, que se me da fatal teorizar. Y si no sé bien de qué hablo, prefiero callarme".
"Sardá dice: no penséis en la audiencia"
Aunque confiesa tener "la inmensa suerte de presentar GH, que es un seguro de share tan fuerte que el terror que he pasado en otros momentos ha dejado de existir", este viernes se enfrenta a un nuevo reto en Telecinco: 'La tribu'.
"El mascarón es Javier Sardá", asegura: "Se lo dije el primer día: quiero estar a tus órdenes. Pero una cosa es que no sea jefa y otra que no opine. Sardá dice: no penséis en la audiencia. Y digo yo: qué manía, hay que pensar en la rentabilidad de los programas, exactamente igual que un empresario piensa en la rentabilidad de la empresa. Dicen que está pasado de moda, pero si tu trabajo tiene una repercusión es por la audiencia, lo siento. Y a las ocho de la mañana, cuando salen los datos de Sofres, que me diga uno que trabaje en la tele que eso no le preocupa, porque miente. Lo que sí es preocupante es lo que pasa en algunos países donde se hace el programa pensando en el minuto a minuto de audiencia, y sólo sale lo que va a tenerla. Eso desvirtúa el producto".
Milá se confiesta por tanto "sufridora" de las audiencias: "He sufrido mucho con la audiencia y con las taquillas del teatro de mi marido y la de las películas que producíamos. Con la respuesta del público a algo en lo que pones cariño, dinero y muchísimo esfuerzo. Por eso ¿tú sabes lo feliz que fui cuando empecé en GH y cada día era una brutalidad de audiencia? Es que tú eso no lo puedes entender, tía".
"Tu periódico, que ha despreciado los realities toda la vida, cuando los ha tenido Cuatro ha empezado a valorarlos"
Milá no se ha cortado a la hora de criticar a la prensa y al medio que le entrevistaba: "Hombre, por favor, los periodistas escritos os creéis que sois mucho mejores que nosotros, como de una clase social superior, y nosotros, los que trabajamos en los medios audiovisuales, somos unos pobrecitos".
"Es que os creéis dueños de la opinión del público cuando nadie os ha dado esa responsabilidad. Tú vendes 400.000 ejemplares de tu periódico, lo leerán como mucho millón y medio de personas, y yo hago un programa que, como poco, un día malo, lo ve un millón de personas voluntariamente".
"Yo no llamo al periódico diciendo que el editorial está mal escrito, que este artículo no me gusta, y la foto es terrible, que es lo que hacéis vosotros con nosotros permanentemente. Sois como los papás que juzgan el trabajo de los niños, y eso ya no tiene sentido. Gracias a Dios, los periódicos han empezado a meter dinero en empresas de televisión, y en ese instante se ha visto que cambiaba la postura de los periódicos hacia la tele. Es muy divertido observarlo. Ver cómo tu periódico, que ha despreciado los realities toda la vida, cuando ha tenido realities en Cuatro ha empezado a valorarlos. Eso se llama ignorancia. Algo de lo que aprender", asevera.
"Me troncho al ver cómo los popes de la profesión, en función de los intereses de sus empresas, han ido variando su postura hacia la televisión", concluye.
"GH es otro periodismo"
A la pregunta de si cree que 'Gran hermano' es periodismo, confiesa que "Sí. Otro periodismo. Y lo es porque hago de la vida en la casa una crónica. Observo lo que pasa y luego lo reflejo en el programa, y hago las entrevistas en función de lo que he visto, por tanto estoy haciendo periodismo. Lo que ocurre es que hay mucha gente que niega el pan y la sal a esa historia, pero ha llegado un momento en que me da igual. Trabajo para los que ven y les gusta GH, el resto me da igual".
"No me gusta ver a personas que conozco pasadas por el Photoshop"
Milá se declara enemiga del Photoshop, " No me gusta ver a personas que conozco pasadas por el Photoshop. Las veo al natural y digo: Dios, ¿dónde estaba eso en la foto? Me gusta ver el paso del tiempo. Por lo menos, de momento".
"A mí no me gustan más los hombres ni las mujeres porque se borren sus arrugas. La expresividad pasa por encima de todo. Una deportista, por ejemplo, aunque sea joven, está llena de arrugas, y tiene una expresividad fortísima. Se las quitas y ya no es ella. Se borran el alma. Pero, ojo, hay gente que necesita borrárselas porque no soporta el espejo, y lo entiendo".
Milá confiesa además que ahora enseña más canalillo por consejo de sus estilistas: "Antes no les hacía ni caso. Pero ahora sí porque han sido listas y se han dado cuenta de cómo hay que entrarme. Yo no me había puesto un escote jamás. Pero me han demostrado que saben de lo que hablan. Que me han mirado, y creen que eso me favorece. Ya he dicho que obedezco a quien respeto".
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La tele, "el mejor invento del Siglo XX"
Para Milá, la tele es "el mejor invento del Siglo XX. Ahí tienes otro total. Ahora está de moda decir que es monstruosa. No lo creo. Es la ventana por la que ha entrado todo en las casas: la información, la emoción, el conocimiento. La tele es igualitaria. Triunfa el que la gente quiere, tengas lo que tengas; si no te quieren, te vas. Por eso estoy contenta, llevo 30 años y nunca me han echado. Sé que un día me dirán: ¿dónde vas con la cachava? Pero aquí estoy. Antes me gustaba trabajar menos; ahora, más. Será la cercanía de la vejez".