Cuatro estrena el próximo viernes, 24 de abril, 'Hermano mayor', un nuevo coach que mostrará con toda su crudeza hogares donde la vida cotidiana se ha convertido en un auténtico infierno.
Hogares donde, además, las relaciones entre padres e hijos viven un permanente conflicto que va más allá del puramente generacional. No se trata de superar la siempre rebelde adolescencia. Hermano Mayor será testigo de familias formadas por jóvenes con problemas de adaptación -que en algunos casos han rozado incluso la delincuencia-, y padres con problemas de autoridad, choques al límite vividos bajo el mismo techo. Vidas casi rotas para quienes Hermano Mayor puede ser su última oportunidad.
El programa introduce al espectador en el día a día de estas familias que, ayudadas por un Hermano Mayor, intentará restablecer el entendimiento y la comunicación entre padres e hijos. Hermano Mayor convive dos semanas con el joven y su familia, trabajando con todos ellos para restablecer las deterioradas relaciones familiares.
Pedro García Aguado es el Hermano Mayor
Pedro García es un deportista de elite reconvertido en terapeuta. Su capacidad profesional y sus experiencias personales -marcadas por el éxito deportivo y las adicciones- hacen de él una figura ideal para manejar los conflictos relacionados con la adolescencia.
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Más tarde llegará la hora de restablecer las reglas de la casa. En esta parte del programa, Pedro García hace ver a los padres la importancia de recuperar su rol de padres y de que se restablezca una comunicación basada en el respeto.
Un grupo de profesionales ofrecen apoyo adicional a la familia para superar el problema: psicólogos, expertos en inserción laboral, jóvenes problemáticos y reinsertados... Todos ellos establecen sesiones de trabajo con los padres y los jóvenes para complementar la labor del Hermano.
Una vida de superación
Pedro García Aguado, el Hermano Mayor, fue Oro Olímpico en Atlanta 96 y Oro en el Mundial de Perth. Su vida ha estada marcada por el waterpolo y las adicciones. Siendo adolescente sus padres se separan y rellena sus carencias afectivas con el alcohol: "Empecé a beber a los 15 años. Era tan bruto que para tener el valor de hablar con una chica, tenía que beber". Desde entonces, el deporte se convierte en el centro de su vida: "Vivíamos bien: jugábamos, nos entrenábamos, descansábamos y salíamos. Ganábamos dinero como seleccionados y nos comíamos el mundo... Y algunos nos lo bebíamos".
"En 1990, después de los JJ.OO. de Seúl, donde habíamos quedado sextos, empecé a esnifar cocaína. A partir de 1998 estaba tan enganchado que consumía jueves y viernes por la noche; el sábado daba una excusa para no entrenarme y el domingo iba al partido. Pensaba: "Soy campeón del mundo... ¡Medalla de oro! ¡Cómo voy a ser un adicto! Adictos son esos vagabundos que duermen sobre cartones en un portal; yo soy un triunfador". Tras catorce años consumiendo ingresé en el centro Mare Nostrum con mi mejor amigo, el también campeón de waterpolo Jesús Rollán, que acabó suicidándose. Me dijeron: "¿Quién eres?". "Yo soy Pedro García, el campeón olímpico". "No, Pedro tú eres un adicto, un alcohólico y un cocainómano". "Y tú, un hijo de puta", contesté llorando. Pero sabía que tenían razón".
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Ha trabajado como terapeuta del Centro Mare Nostrum de Barcelona donde trata todo tipo de adicciones y problemas de conducta. También colabora con otros centros donde se encarga de ayudar a adolescentes. Pedro García sigue unido al mundo del deporte entrenando equipos de niños y adolescentes. Ha publicado dos libros, Mañana lo dejo, un libro autobiográfico donde resume su carrera en la élite del deporte y su vida con las adicciones y Dejarlo es posible. Diario de una terapia, donde cuenta cómo vivió la terapia que le hizo salir del mundo e las adicciones.