ENTREVISTA ACADEMIATV

Concha Velasco: "Me encantaría que hubiese un spin-off de 'Herederos'"

La actriz Concha Velasco acaba de recibir un emotivo homenaje con el Premio Toda una Vida, concedido por la Academia de Televisión. Lo que ella no se esperaba era recibir también el Premio a la Mejor Actriz por su papel en 'Herederos'.

Por Redacción El 14 de Julio 2009 | 00:00

Privilegiada. Ha vivido una época dorada de la televisión en España y en su memoria guarda intacta la lista interminable de grandes maestros con los que ha trabajado. Agradecida. Tiene siempre muy presentes a los profesionales que detrás de las cámaras han compartido con ella trayectoria. Incasable. Lleva cinco décadas trabajando en teatro, televisión y cine. La Academia de Televisión le rindió hace unos días homenaje con el Premio Toda una Vida. Indiscutible.

Sus últimos trabajos para televisión han sido la serie de intriga 'Motivos personales' (Telecinco)

y 'Herederos' (La 1). Por su brillante interpretación del papel de Carmen Orozco, en esta

última, la actriz ha sido galardonada como Mejor Actriz en los XI Premios Anuales de la Academia de Televisión.

En su larga lista de premios destacan la Medalla de Oro al mérito en el trabajo 2009, TP de Oro a

su trayectoria profesional en 2008 o la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias

Cinematográficas de España en 2004 en reconocimiento a su trayectoria profesional.

Concha Velasco ha hecho balance de su carrera y del medio en una entrevista a Sara Pulido para la revista de la Academia de Televisión. (Fotos de Santi Burgos).

Recientemente has recibido la Medalla de Oro al mérito en el trabajo, subida al escenario del Teatro Goya de Barcelona, donde triunfas dando vida a Madame Rose, una ex prostituta superviviente del Holocausto en "La Vida por delante". ¿Cómo fue ese momento?

Muy emocionante. A José María Pou, el director, se le ocurrió que tendríamos que hacerlo allí. El Ministro, Celestino Corbacho, aceptó y eso es algo que no había pasado nunca: entregar una medalla del trabajo a alguien trabajando. Me hace mucha ilusión recibirla a la vez que Alfredo Landa. Los dos somos pioneros en esto. Llevo cincuenta años cotizando y cuando me contratan para cine, televisión o teatro, sigo considerando que mi obligación es llenar.

En más de una ocasión has dicho que todo se lo debes al público.

Ahora que vivo sola tengo más tiempo para leer, para pensar, para estudiar... Si le hubiese entregado a la vida, en general, lo que le he entregado a esta profesión que me apasiona, a lo mejor me habría respondido de la misma manera que me ha respondido el público.

Hagamos un salto en el tiempo para repasar tu trayectoria en televisión. ¿Cómo recuerdas la primera vez que te pusiste delante de una cámara?

Lo recuerdo perfectamente y no me explico cómo pude hacerlo con sólo 17 años, en Paseo de la Habana. Fue un 'Estudio 1' que dirigió Juan Guerrero Zamora con Fernando Rey y Pepe Calvo. Estudiaba arte dramático con Miguel Narros, y Fernando Rey me recomendó para protagonizar "El

bosque petrificado". Allí hice también con Jaime de Armiñán un programa en directo de un cuarto de hora que se llamaba 'Chicas en la ciudad'. Todavía se me llenan los ojos de lágrimas cada vez que paso por allí. Más tarde, se inauguran los estudios de TVE en Prado del Rey...

En Prado del Rey empezamos con 'Estudio 1 en serio'. Siempre en directo, con Juan Guerrero Zamora, Gustavo Pérez Puig, Pedro Amalio López... También trabajé con Chicho Ibáñez Serrador. Durante una época se enfadó conmigo, porque como siempre he simultaneado, la televisión con

el teatro y el cine, no quise hacer 'Historias de la frivolidad' porque estaba haciendo teatro en Barcelona. Después me contrató para hacer un programa de cine magnífico y la crítica nos pegó un buen palo. La tele siempre ha sido para los críticos algo con lo que ensañarse constantemente. Este programa se hacía en el Cine Barceló. Se le ocurrió a Chicho hacer un espacio como 'Cine de barrio', pero de cine en general y en directo: alfombra roja para recibir a los invitados, lo mejor del cine nacional e internacional y yo era la presentadora. Se pasaba la película y después se comentaba. Había un límite de tiempo y Chicho me decía, tienes que hablar con éste, con aquel... En uno de los programas una actriz que se llama Rosa Moreno se me acercó y yo no la tenía en mi lista. Me dio las buenas noches y no le pregunté nada. Me demandó y escribió a los periódicos que había sido un insulto y que le había dejado con la palabra en la boca. Se armó un lío y me despidieron, fue algo tremendo...

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¿Cómo se solucionó aquello?

Un día me presenté en Prado del Rey en la puerta del director de TVE que se llamaba Fernández Martín. Le di unas explicaciones tan convincentes que me dijo: "Tiene usted razón Conchita, sólo le voy a pedir que me haga usted un programa". Y me dio un programa musical que hacía junto a Tony Leblanc, con adaptaciones musicales de Jesús Glück.

Hablando de parejas televisivas: también hiciste para 'Estudio 1' el recordado Don Juan junto a Paco Rabal.

Me sigue pareciendo el mejor Don Juan Tenorio que se ha hecho nunca en televisión. Lo dirigió Gustavo Pérez Puig, en directo, y el día que se emitió –es verdad que sólo había una cadena– se paró España. Recuerdo la famosa escena de la mosca: cuando él me estaba diciendo "esas dos líquidas perlas que se desprenden tranquilas" tuve la mala suerte de que se me posase una mosca en la nariz. Entonces Gustavo se fue directamente a un plano de los ojos.

En una representación teatral de Don Juan coincidiste con Dalí, que diseñó un cementerio muy peculiar para la obra: en lugar de nichos había televisores...

Fíjate que eso luego se ha copiado mucho. Fue en el Teatro Español. En el cementerio, sólo había una figura en el centro, donde estaba enterrada Doña Inés, y todos los nichos eran televisores. Había una cámara de circuito cerrado que grababa todo y eso se proyectaba en las pantallas. Dalí era impactante, pero me di cuenta de que no se puede conocer personalmente a los genios. Los genios dejan mucho que desear como personas, con él me llevé una gran desilusión.

En aquella época los programas teatrales ocupaban un lugar imprescindible en la televisión. ¿Echas de menos hoy ese tipo de espacios?

Sí pero hoy no se podrían hacer. Nosotros (Fernando Delgado, Alberto Closas, Pepe Sacristán, Arturo Fernández...) aprendíamos una función en cuatro días, no teníamos apuntador y hacíamos directo. Ahora cuando han querido hacerlo, hacen una cosa que no es ni teatro, ni cine y, desde

luego, no es televisión.

Uno de los papeles de tu vida, fue la interpretación de Santa Teresa de Jesús, una de las primeras ficciones televisivas españolas.

Julián Ruiz (Julipi), el maquillador más importante que hemos tenido en España, me recomendó. Estaba haciendo en Teatro Yo me bajo en la próxima... y Josefina Molina, que dirigió la serie, me fue a ver. Me contrató para hacer de Santa Teresa y nunca me dijo: quítate el lunar, que no te brillen los ojos... ninguna de esas tonterías que te suelen decir a veces los directores. Sólo me aconsejó que leyese y estudiase todo lo que había de Santa Teresa. Ha sido uno de mis mejores trabajos como lo ha sido ahora Carmen Orozco en 'Herederos'.

¿Qué te aportó la televisión en esos momentos?

Le debo a la televisión todo lo que soy, la televisión fue mi escuela. He tenido que estudiar, leer, conocer distintos personajes y todo con la rapidez de la televisión y el directo. Mucha gente me criticaba por hacer tanta televisión y yo les decía que mis temores eran no trabajar o hacerlo mal.

A veces, la profesión es tremendamente crítica y envidiosa.

En la década de los ochenta presentaste varios especiales de Nochevieja realizados por Fernando Navarrete. ¿Qué destacarías de esos programas?

Fernando Navarrete siempre tuvo en mí una confianza ilimitada. Las ediciones de 'Viva 85, 86 y 87' tenían una duración de ocho horas que se grababan en absoluto directo. Sólo se paraba a las doce para las uvas y continuábamos. Le propuse incluir en el programa piezas de obras españolas de comedia y me lo aceptó. Así que en todas esas nocheviejas además de bailar y cantar, incluíamos teatro. Ahora es todo grabado. Antes se exigía mucho más.

También, junto a Fernando Navarrete y Willy Rubio, presentaste en directo el famoso 'Viva el espectáculo'.

A ese programa vinieron desde Tina Turner a Liza Minelli, lo mejor de lo mejor. Navarrete decía que tenían que cantar en directo porque venían cobrando. No quiero verlo porque no quiero ser nostálgica, por eso no me veo nunca, pero de vez en cuando pienso ¡Qué maravilla de programa

absolutamente en directo! Hacía de todo pero lo que más me gustaba eran los números de magia en los que me hacían participar ¡Me sé todos los trucos!

En los noventa se produce su salto a las privadas. ¿Cómo vives la llegada de las nuevas televisiones?

En ese momento para todos nosotros era ganar sueldos importantes porque las cadenas se nos llevaban de un lado a otro a base buenos proyectos y de talonario, esa es la verdad. Coincidió que se iba Emilio Aragón que era la estrella de Telecinco y Valerio Lazarov me llamó para sustituirle. Me ofreció 'Querida Concha', un programa estupendo y 'Queridos padres'. En 'Querida Concha' me dejó bailar, cantar, entrevistar a lo mejor de lo mejor. Una de las cosas que más recuerdo es un "vuelo" por todo Madrid con Supermán (Christopher Reeve).

Aquella época en Telecinco fue maravillosa porque todos los que trabajaban allí estaban también inventando la televisión. Hoy Telecinco sigue teniendo una cosa estupenda que debe a Arni Giraldo, el jefe de iluminación, y es que siempre quita un punto de definición. ¿No has visto que

todos salen guapísimos?

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Y después Antena 3 llama a tu puerta...

Sí, fue Ricardo Visedo y me preguntó qué quería hacer. Hicimos 'Encantada de la vida', un programa con el que inauguramos el plató de El Álamo. En ese programa, Luis del Val, que me ha acompañado incontables ocasiones como guionista, se inventó una cosa estupenda, hacía originales todas las entrevistas... Llegamos a meter a Jesús Hermida en una bañera y en una cama conmigo. Por el teatrillo de ese programa pasaron unos 300 actores españoles. Hice también una serie dramática para Antena 3, 'Yo, una mujer', que dirigió Ricardo Franco. Una serie magnífica aunque la gente no se acuerda de ella, quizá porque fue un poco adelantada a su época.

Volvamos a la actualidad para recordar tu último papel hasta el momento en la pequeña pantalla: Carmen Orozco en 'Herederos' (La 1). ¿Por qué comparas la saga con una trama lorquiana?

Cometemos el error en España de americanizar todo y en España se han hecho series maravillosas como 'Los gozos y las sombras', 'Santa Teresa', 'Fortunata y Jacinta'... Cuando empezamos con 'Herederos', había que decir que como hablaba de una saga familiar se parecía a 'Falcon Crest', cuando fue una serie americana hecha para promocionar los vinos californianos. Hablo de García Lorca porque Carmen Orozco es una mujer soberbia que ama a su familia de una manera tan prepotente que nos les permite conducirse por sí mismos. Un fan me dijo: "En 'Herederos' te veo más cerca de Bernarda Alba que de Ángela Channing". Y estoy de acuerdo.

Ahora que la serie ha terminado ¿una actriz echa de menos su papel?

Sí, Carmen Orozoco ha sido uno de los grandes personajes de mi carrera, muy difícil. Sin embargo, soy una mujer fuerte y valiente y me he demostrado que puedo con todo. 'Herederos' forma parte de una de las etapas más importantes de mi vida: vivía en el Hotel Foxá M-30 cuando me lo ofrecieron, me acababa de separar, y tenía una demanda tremenda en Hacienda. Durante los tres años que he hecho la serie, me he repuesto de todo, personal y económicamente.

Algo que nadie puede negar en tu trayectoria es que ha sido valiente. Con otros artistas mostró públicamente tu postura política en la Plataforma Paz y en el movimiento "No a la guerra" ¿Te ha pasado factura ese posicionamiento?

Sí, pero me he sentido muy orgullosa de ser así. En EE UU la gente de la profesión toma partido por sus líderes políticos y no les pasa nada. Lo que soy es consecuente, hay quien dice que por eso el público puede tomarte manía. El público te tiene que valorar por tu trabajo e incluso como persona consecuente. Yo no hablo mal de nadie y respeto a todo el mundo.

¿Cuándo te veremos otra vez en televisión?

Me gustaría que hubiese un spin-off de 'Herederos'. Sin embargo, a la pobre Carmen Orozco la han dejado en un helicóptero camino de las Bahamas (risas)... Me parece que todavía tienen mucho que contar ella, Bernardo y ese juez que apareció en el último momento (Lluís Omar).

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¿Cómo ves el actual panorama televisivo?

No vive sus mejores momentos. A mí me parece que se ha perdido el respeto. Desde las últimas Elecciones Generales, estamos en una constante crispación. Eso me produce mucho dolor hasta el punto de no ver ciertas cosas. La gente se chilla, se insulta y de todo eso se aprovechan los vendedores de basura, y no me refiero a los programas de corazón, me refiero también a los programas políticos. Se están perdiendo las formas, no se puede hablar como se habla. Es mucho más fácil conducir a la gente por lo vulgar que por lo inteligente.

Este año has recibido el Premio Toda una Vida de la Academia de Televisión.

Casi me lo comunicaron a la vez que la Medalla al trabajo. También me concedieron en Barcelona el Premio San Jordi a toda una vida y no pude ir a recogerlo porque la salud me jugó una mala pasada.

En la Gala de los Premios Anuales de la Academia te reencontraste con muchos compañeros de televisión a los que has recordado en esta entrevista.

Todos han formado parte de mi vida y a ellos les debo todo. He trabajado sin pinganillo y sin auto-cue, y siempre, desde que empecé, ayudada por todos los técnicos, cámaras, iluminadores... Para ellos siempre tendré un especial agradecimiento. Soy persona agradecida pero creo que no he dado las gracias suficientemente. Y quiero darlas a todos mis compañeros, a la Junta Directiva de la Academia por haber pensado en mí, a Manuel Campo Vidal por haberme propuesto, a mis dos padrinos, Navarrete y Willy Rubio. Gracias a todos mis compañeros soy la persona que soy:

una buena persona y una buena amiga. Hay que ser leal y yo he sido leal a la televisión desde sus comienzos.

Se puede decir que 2009 es tu año...

Lo es. A mí siempre los años impares me han dado mucha suerte. El 59, el 69... Cincuenta años después vuelvo a tener un año pletórico y el público me sigue esperando a la salida del teatro para decirme cosas maravillosas.