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Ángela Moreno da vida cada domingo a Ana, la camarera de la taberna de Tom. De padre desconocido, su personaje se crió con su madre y su abuela, que ahora viven en el pueblo de al lado. Ana es virginal y tiene el aspecto de no haber roto un plato en su vida, aunque haya roto muchos en la taberna de Tom, donde trabaja. Pero a ella se le perdona todo.
Ana es un alma cándida, insegura y tímida. Es una chica muy guapa a pesar de no saber explotarlo. Además, es muy ahorradora, no gasta nada. De hecho, sus amigos especulan con lo que tiene que tener en el banco. Tiene un gran objetivo: dar la vuelta al mundo, y si es con Riqui (Gonzalo Kindelán), su amor platónico, mejor.¿Qué cambios aprecias en tu personaje?
Ana ha madurado. Pasa por una fase indecisa, en la que no sabe que será de su futuro. Sólo ha trabajado en el bar y busca nuevas aspiraciones, así que prueba con otros trabajos, pero al final, como Tom no quiere que se marche le ofrece ser socia del bar con él. Al verse como empresaria, con mando y poder cambia de actitud y estará más contenta consigo misma. Además, la fortaleza que desprende, hace que Richi la vea de otra manera, por lo que ahora será él, quien vaya detrás de Ana.
¿Cómo afrontas esta segunda temporada?
Con mucha ilusión y energía. Aunque el panorama televisivo está siendo muy competitivo, creo que irá mejor que la primera temporada. La serie tiene algo especial, algo distinto que no se ve en otros espacios. Creo que la gente empieza a estar cansada de otros programas.
¿Cómo te desenvuelves con la bandeja?
Una vez rompí un vaso, porque desequilibré la bandeja. Puse todo el peso en un lado y quite el contrapeso, así que se me cayó todo. Pero sólo fue una vez. Luego me concentré y ahora ya soy capaz de tirar sidra, así que puedo decir que como camarera todo me va estupendamente.
¿Te ha pasado alguna anécdota con algún médico?
Vengo de un pueblo muy pequeño de Vizcaya. Todos acudimos a Martín, el médico del pueblo, que está disponible las 24 horas del día. La verdad es que es encantador. Hace todas funciones: es médico de cabecera, psicólogo, fisioterapeuta... Si estás muy enfermo te visita en casa y casi puedo decir que es nuestro Mateo particular. Puedes estar en su consulta incluso una hora, algo que en las grandes ciudades es imposible.
¿Recuerdas algo curioso que te haya pasado con fans de la serie?
Fui a una vinoteca en Madrid. Al parecer ese día estaba reservada para una fiesta privada, pero como no lo sabíamos, entramos en el local mi novio y yo. La chica nos avisó que era una fiesta privada, pero la relaciones públicas de allí me reconoció y empezó a gritar. Me hizo socia y al final nos quedamos allí. Ahora me llega todos los meses una carta invitándome a sus catas (risas).
¿Qué te parece que haya aumentado el turismo en Lastres?
Me parece bien, sobre todo ahora con la crisis. La gente llena los hoteles, los restaurantes... Dejan mucho dinero en el pueblo. Antes apenas tenía habitantes, aunque si un pequeño turismo muy fiel que de generación en generación, tenía la costumbre de ir todos los veranos al mismo sitio. Era un turismo muy cerrado, pero ahora con la serie la gente visita el pueblo. Les apetece ir al norte, comer aquí...
Si es verdad que se hacen más difíciles los rodajes, porque hay veces que hay mucha gente en el set de grabación y hacer callar a toda esa gente es complicado. Sin embargo, por norma general, la gente del pueblo está muy entregada con nosotros y se portan muy bien.
¿Qué tal con las cuestas del pueblo?
Las cuestas y las escaleras son lo peor de todo. Todo el mundo habla de ellas, pero hasta que no estás ahí y tienes que subirlas no lo sabes.