Tal y como avanzó FormulaTV.com el pasado lunes, Cuatro emite, este jueves en prime time, un programa especial centrado en los últimos y devastadores acontecimientos que tienen en vilo a todo el planeta. Juan Antonio C. Arias y Marisa Fernández, de 'Callejeros', se han desplazado hasta Haití para vivir en primera persona lo que allí está ocurriendo y trasladarnos, desde su particular mirada y como sólo ellos saben hacerlo, el sufrimiento de sus gentes. Casi dos semanas después de que un terrible terremoto sacudiera uno de los países más pobres del mundo, este reportaje especial pone rostro y testimonios a la catástrofe. Una tragedia que ha generado movimientos de solidaridad en todo el mundo.
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Cadáveres amontonados en las calles, cuerpos amputados, olor a muerte, gritos ensordecedores de dolor. La ciudad de Puerto Príncipe convertida en un cementerio con los cuerpos sin enterrar y con miles de personas heridas deambulando sin rumbo entre los escombros. En menos de sesenta segundos, Haití quedó devastada por el temblor de la tierra, con una magnitud tan brutal que borró la cara del país más pobre de América.
Los reporteros de Callejeros han recogido la cruda realidad de una catástrofe en la que conviven la vida y la muerte. Nos muestran la dignidad del pueblo haitiano que hace frente a la devastación intentado recuperar el pulso de la vida cotidiana, sin olvidar a los desaparecidos.
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El pasado martes 12 de enero la tierra tembló bajo los pies de diez millones de haitianos. Eran las 16 horas, 53 minutos y nueves segundos. La magnitud de la catástrofe alcanzó los siete grados en la escala de Richter. Callejeros ha recorrido los dramáticos escenarios de la tragedia. En el aeropuerto se agolpan miles de ciudadanos con la intención de abandonar el país. Otros quieren huir, por cualquier medio, hacia el campo ante la falta de seguridad y recursos dentro de la capital. En Puerto Príncipe encontramos una ciudad que se ha convertido en un auténtico cementerio de cadáveres sin enterrar. Los supervivientes han organizado improvisados campamentos en las calles y parques. Mantas, colchones e incluso cartones dan cobijo a miles de personas que duermen, comen y se lavan en una trágica convivencia con la destrucción, la muerte y el caos.
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Los reporteros de Callejeros también se han aproximado a los sentimientos más crudos de la devastación. Médicos y voluntarios de las organizaciones humanitarias han dado testimonio de la brutalidad del seísmo y de las heridas físicas y sicológicas del terremoto. "Yo estoy seguro que me llevo más de lo que he traído. Esta experiencia es una lección de vida", asegura un responsable de Cruz Roja, mientras contiene la emoción cada vez que ve a los heridos atendido en plena calle. "El color azul es el que designa a los heridos a los que no se les puede salvar la vida y se les saca del hospital para que mueran con sus familiares", así nos lo explica, con total crudeza, un médico español, mientras asegura que el número de nacimientos es incesante a pesar de la tragedia. Somos testigos de cómo un bebé, recién nacido, duerme en una improvisada cuna hecha con una caja de cartón. Le han puesto el nombre de Sebastián, porque era la festividad que aparecía, ese día, en el santoral.