ENTREVISTA 'EL INTERNADO'

Lola Baldrich: "A los guionistas se les va mucho la olla, tienen mucha imaginación"

Los actores nterpretan a Lucía y a Noiret respectivamente en la serie 'El internado' de Antena 3.

Por Redacción El 5 de Febrero 2010 | 11:47

Lola Baldrich y Carlos Leal, actores que dan vida a la doctora de La Laguna Negra y al malvado Noiret, nos hablan en la siguiente entrevista de lo que les está sucediendo esta sexta temporada y qué les espera en los siguientes capítulos de 'El internado'.

¿Meteríais a vuestros personajes en la cárcel?

Lola: Sí, nuestros personajes entran totalmente en el plano delictivo. Lo que hace Lucía con sus experimentos científicos y médicos con humanos es para ir a la cárcel, o más!!! Yo me lo tomo como un cómic, es una doctora metida en un mundo muy especial. Donde su comportamiento es delictivo. Aunque los realmente malos no están en la cárcel, los que manejan la maldad a grandes niveles no pasan por prisión.

Carlos: Yo todavía no entiendo como no estamos todavía en la cárcel (risas), aunque Noiret ya estuvo entre rejas por el tema del maltrato. Se supone que cambió un poco...

¿Tendréis un final trágico?

Lola: Yo le daría una vuelta al personaje y la convertiría en la heroína de la historia, la que da una vuelta de tuerca y se convierte en una "starwomen" en plan galáctico. Se me iría la olla muchísimo, pero no tanto como se les va a los guionistas (risas), jamás superaría su imaginación. También me gustaría un final trágico.

Carlos: A mí me gustaría un final trágico ya que para un personaje tan complicado y complejo como Jaques Noiret se merecería un final un poco "shakespiriano". Su maldad no tiene límites.

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¿Os sorprendió que Roque fuera el traidor?

Lola: Daniel Retuerta es el actor perfecto para hacer ese personaje, tiene cara de bueno, el más pequeño, no le quiere nadie...

Carlos: No, no fue una gran sorpresa. En los libros de estrategias de guerra aparece una táctica que consiste en coger a unos de los elementos más débiles del enemigo y hacer que venga contigo, pero que siga con ellos para informarte de sus movimientos. Es un poco lo que pasa con Roque, le estamos manipulando porque sabemos que es el más débil del grupo. También fue un cúmulo de circunstancias porque Roque apareció en un sitio en el que no debía estar y escuchó cosas que no debía. Le pillamos y nos dimos cuenta que podía ser un arma para nosotros. Siempre se ve la maldad desde el punto de vista de los buenos, pero Roque lo está pasando fatal. Iván se mete con él, ninguna de las chicas quiere estar con él, siempre está en segundo plano y él tiene una rabia que crece y crece.

¿Se puede justificar a los malos?

Carlos: Como actor no puedo juzgar a Noiret, yo no digo que es un malo. Hace poco hicimos una secuencia en la que le decía a Roque "hoy llegó el día en el que nosotros, los malos, vamos a hacer esto", estaba escrito así en el guión, pero yo dije que no iba a decir eso. Los espectadores son los que creen que nosotros somos los malos, yo, Jaques Noiret, no soy el malo. Estoy luchando por un proyecto que tiene que ir hasta el final y estas son las convicciones del personaje. Yo, como Carlos, no me considero a la altura de juzgar a un personaje cuando lo tienes que interpretar porque entonces caes en los clichés de "voy a hacer de malo" y eso no me parece interesante.

Si no hay justificaciones para la maldad, un actor tiene que encontrarlas aunque para él, el ser humano que es el actor, no hay justificaciones, pero para el personaje sí, que no saque la maldad así como así, gratuitamente, no es posible. Noiret tuvo un pasado muy difícil, siempre quiso un hijo y el primero murió al nacer, le obligaron a tener otro, por culpa de ese segundo hijo tuvo que matar a su mujer... está metido en un torbellino en el que no puede volver atrás.

¿Es más divertido hacer de malos?

Carlos: Un malo tiene una dimensión erótica. Por ejemplo, el personaje de Marcos es muy guapo, es un icono del amor perfecto para muchas chicas y, de repente, Iván es mucho más salvaje y que tiene bastante maldad, pero es más sexy. En 'El internado', hasta los buenos tienen sus cicatrices que todavía no están curadas. Son seres humanos y todos van a lo que les interesa, uno puede ser un héroe y a lo mejor llega a un momento en el que ya no lo es. Los guionistas trabajan este aspecto muy bien, hemos visto traiciones en medio de los buenos, cosas buenas en medio de los malos. Todo esto hace que la gente se agarre a los personajes.

Jaques Noiret... ¿pone?

Lola: Claro que pone (risas), hay gente para todos. No se si Noiret es un icono sexual de la serie, pero claro que tiene su punto atractivo.

¿Qué nos espera para el final de la temporada?

Lola: Al final, a Lucía se le abre una diatriba profesional entre la maldad y la no maldad, pero eso no se cierra.