Cuatro intenta desde esta semana consolidar una oferta alternativa al cine en el prime time del sábado. La cadena ya ha probado, hasta ahora sin éxito, emitir formatos de producción propia en lugar de películas. Desde mañana, lo intenta con 'Malas pulgas' (21:30) y 'Hermano mayor' (22:30) durante el verano.
Un chihuahua con muy 'Malas pulgas'
En cuanto a Lucky, se bloquea con los suelos de la casa. Pasar por el quicio de la puerta es toda una aventura, lo hace marcha atrás. En realidad, prefiere quedarse tumbado en las alfombras y pisar el suelo lo menos posible.
Por su parte, las dueñas de Luigi consideran que las tiene totalmente dominadas, es el amo de la casa. Con nueve meses sufrió un cambio de carácter y comenzó a gruñir. No le gusta nada que lo manipulen y el baño se convierte en una odisea.
En este episodio, Borja tiene que ingeniárselas para ganarse la confianza de los tres perros y corregir aquellos comportamientos que están acabando con la paciencia de sus dueños.
Cuatro renueva 'Malas pulgas'
Además de completar los episodios restantes de la primera temporada, la cadena ya ha renovado el programa para una segunda tanda de entregas, que lanzará en octubre con la nueva programación.
Un joven ex-drogadicto pone a sus padres en jaque
'Hermano Mayor' aborda cada semana casos de chicos que están al límite, han vivido experiencias que han condicionado su manera de ver el mundo y sólo pueden relacionarse con los demás de manera agresiva. Gracias a Hermano Mayor, reciben una última oportunidad para reconducir su vida. Pedro García Aguado y sus colaboradores estudiarán cada caso y llevarán a cabo una terapia de choque que se presenta como la única solución para unos jóvenes que ya llevan demasiados años sin rumbo.
En esta ocasión, Hermano Mayor tratará el caso de Alejandro, un veinteañero que vive con sus padres en una casa que ya se ha convertido en un infierno. No estudia, no trabaja y no está dispuesto a seguir la disciplina del hogar. Consume porros y es muy agresivo con su familia, especialmente con su madre, a la que provoca constantemente. El deterioro de la relación es muy grave, las comidas son una sucesión de gritos y disputas que en demasiadas ocasiones llegan a las manos. Consumió toda clase de drogas a una edad muy temprana, lo que le llevó a algunas situaciones límite, pero ahora sólo fuma porros. Dejó de estudiar y aunque tuvo un trabajo lo perdió al cerrar la empresa y ya no le queda ni paro. Recrimina a sus padres que no le den más dinero para sus gastos. Se levanta a mediodía, come si le gusta lo que hay sobre la mesa y se va con los amigos de su antiguo barrio. Como vive a contracorriente, se pasa toda la noche despierto, deambulando por la casa, en una habitación que ha convertido en una auténtica pocilga.
Sus trapicheos con las drogas y problemas afectivos han condicionado una gran parte de su vida, toda su adolescencia y su primera juventud. Para él su vida pesa como una losa y se enfrenta a las consecuencias de su pasado sin saber cómo resolverlas, se siente atrapado, no puede cambiar y, paradójicamente, cree que es lo suficientemente adulto como para no necesitar ayuda. Alejandro es muy orgulloso y no quiere ceder pero, en el fondo es consciente de que es el responsable de la situación, pero no sabe cómo salir. A veces tiene pequeños destellos de esperanza, recuerda cómo sacó adelante un curso de electricidad que hizo con una profesora con la que se entendió muy bien, también cuenta que era bastante bueno escribiendo hip-hop. Los padres sólo ven una salida, que se vaya de casa.