Lleva el arte en la sangre pero la clave de su éxito está -como él mismo reconoce- en la perseverancia. Multidisciplinar donde los haya, cada faceta de su trabajo coincide con etapas vitales e inquietudes personales. No renuncia a ninguna, pero destaca la de músico por encima del resto. Su último trabajo, "Pájaros de papel", es también su ópera prima como director de cine.
La Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión publica en el último número de su revista (AcademiaTV) una entrevista a Emilio Aragón en la que, entre otras cosas, el Presidente Honorífico de laSexta habla de su trayectoria profesional y, en general, de la televisión. (Fotografías: Bernardo Doral).Con 18 años debutas en 'El gran circo de TVE', ¿qué destacarías de este espacio?
Tuve la suerte de trabajar dos años y medio con mi familia. Además, fue la oportunidad de trabajar con mi padre. Fue, sin duda, una escuela incomparable. Recuerdo el rigor en el trabajo, que no tenía horas. Guardo momentos imborrables.
¿Fue la primera vez que te pusiste delante de las cámaras?
De forma "seria y profesional", sí. Había participado en ocasiones puntuales y para nosotros (para mí y mis hermanas) era como un premio.
¿Echas de menos en televisión programas infantiles como los de antes?
Prefiero mirar hacia adelante. Cada época de nuestras vidas tiene sus momentos, su particular manera de vivirse, sus canales de expresión, sus modas, etc... En la televisión "más a más", en un reflejo muy dinámico de quienes estamos manejando el mando, de lo que nos preocupa y nos ocupa. No echo de menos programas concretos, echo de menos espacio concreto en las parrillas para los más pequeños y para otras cosas más. Es un debate abierto y nada fácil. Hay que seguir intentándolo.
¿Cómo viviste la televisión de los años setenta y ochenta?
En esos años hice mi primer trabajo en solitario en Televisión Española, 'Ni en vivo ni en directo', presentaciones puntuales como 'El festival de la OTI', etc... Mis recuerdos de aquella época están llenos de adrenalina y apasionamiento. Después de llamar a muchas puertas, me parecía un sueño que hubieran apostado por mi programa y respondí al reto con ganas, ilusión, juventud y entusiasmo. Los equipos de trabajo nunca se olvidan, y en concreto con los compañeros que hicimos 'Ni en vivo ni en directo' siento que formamos una familia. En una ocasión me encontré a un compañero en un aeropuerto, después de saludarnos y hablar un rato sacó su cartera y me enseñó unas fotos personales, entre ellas había una del equipo. Qué puedo decir más...
Siempre has confesado admiración por tu padre, Emilio Aragón Miliki. ¿Qué destacarías de su contribución a la televisión?
Lo cierto es que a los hijos nos resulta fácil admirar a nuestros padres. En ese sentido mi padre ha sido el mejor padre para mí, así lo siento y así se lo agradezco cada día. Además tengo que añadir que en lo profesional, compartiendo profesión, siento un profundo respeto por su trabajo, por la manera en la que me ha enseñado a enfrentarlo y afrontarlo, por muchos matices que no encuentran fácil las palabras pero que están impregnándolo todo en mi manera de trabajar y de vivir el trabajo. Mi padre ha sido y es un gran profesional y un mejor hombre. Esa es su contribución.
En la década de los noventa llega a la pequeña pantalla Médico de familia (Telecinco). La ficción en nuestro país tuvo un antes y un después. ¿Cómo viviste esa etapa?
Todos los que en aquellos años teníamos el privilegio de trabajar en la televisión teníamos la sensación de estar "abriendo camino". Teníamos los medios, la ilusión y un montón de ideas nuevas que soñábamos poner en práctica. Después de veinte años podemos decir sin miedo que nuestros profesionales de la ficción están a la altura de los mejores. Es una maravilla.
Lo que no llevste muy bien entonces fue la fama ligada al éxito televisivo...
En ocasiones las circunstancias nos superan, y a mí me pasó un poco eso. Ahora con el paso del tiempo sólo puedo agradecer a Nacho Martín, mi personaje en la serie, todo lo que me ha dado.
Hasta el Mundial de Sudáfrica, Telecinco no había superado las cifras de audiencia de la boda de Nacho Martín en la serie. ¿Dónde está la clave para enganchar al público?
No creo tener esa fórmula mágica, ya me gustaría. Lo cierto es que nuestro trabajo es no dejar de probar nuevos formatos, investigar y cuidar los contenidos, no olvidar que nuestra vocación es la creatividad, proponer nuevas alternativas y poner al servicio de esta vocación todos los recursos. Pero nada garantiza que la audiencia enganche; eso también hace que esta profesión sea tan exigente y no puedas relajarte.
En el 2002 presenta 'El club de la comedia', un formato que trae a nuestro país la stand up comedy...
El ejercicio del monólogo es apasionante. Me gusta mucho, me dispara la adrenalina; el miedo a quedarse en blanco en un momento determinado, el contacto directo e inmediato con la reacción del público, sus risas, sus silencios, todo eso es una experiencia muy valiosa para cualquier artista. Lo cierto es que lo sufro tanto como lo disfruto. España ha llegado a un nivel muy alto en este campo. Hay una generación que ha crecido con el monólogo y éste se ha convertido en un género indispensable.
Unos años después de la llegada de las privadas, fundaste Globomedia junto a Daniel Écija. ¿Qué papel deben jugar hoy las productoras?
El papel de las productoras no creo que tenga que cambiar, es el mismo caso que cualquier empresa ante cambios y movimientos en su sector, se trata de seguir trabajando como hasta ahora pero adaptándose al nuevo escenario. Los contenidos son fundamentales en la televisión de cualquier momento, y los contenidos han sido, son y serán nuestro trabajo.
En 2006 nace laSexta y su apuesta por el humor y el entretenimiento en televisión. Como presidente honorífico, ¿qué balance haces de la andadura de la cadena?
El balance es muy positivo, no sólo en datos de audiencia y fidelización, sino en términos de una experiencia que culmina el deseo de un grupo de profesionales de la televisión por diseñar una parrilla novedosa, amable y comprometida con su tiempo. Creo que hoy laSexta es una realidad...¡¡y acabamos de empezar!!
¿Qué opina de los procesos de fusión entre cadenas?
Creo que todas las decisiones que tomamos, por pequeñas que parezcan, encierran ventajas y desventajas, nos abren puertas y nos cierran alguna ventana. En el caso concreto de las alianzas entre cadenas, es importante verlas como respuesta al deseo de encontrar compañeros de viaje para continuar el camino en mejores condiciones. Por esta razón es importante encontrar un escenario de alianza o de fusión donde todas las partes se encuentren cómodas, para poder garantizar que la amistad será duradera, para lo bueno y para lo malo. Pero creo que a priori tener buenos amigos siempre suma.
En este momento concreto de mi vida siento que mi sitio no está delante de las cámaras. Disfruto mucho escribiendo guiones, dirigiendo o componiendo. Hoy, el reto del papel en blanco me parece apasionante. Pero la maravilla de la vida es que todo cambia y que nosotros cambiamos, así que todas las puertas están abiertas para cruzarlas cuando sea necesario.
De todas sus facetas artísticas, ¿la música siempre va por delante?
Sí, si cierro los ojos y me quedo en silencio, lo que escucho es música. Siento que me resulta más fácil entender la vida en clave musical. Sí, me siento músico. Pero inevitablemente, esa música lleva implícita imágenes. Son tantos años, que no lo puedo evitar.
¿Tienes algún proyecto en marcha?
El proyecto musical más inmediato, que acabo de entregar hace unas semanas, es la composición de una Cantata para Coro y Orquesta que me ha encargado la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid sobre un texto original de José Saramago, y libreto de Fernando Gómez Aguilera. Se titula "Largo Suspiro de Vida" y se estrenará el próximo mes de enero. Para mí es un nuevo reto, pero ahora es también un recuerdo emocionado y lleno de afecto a nuestro querido José Saramago.
Precisamente uno de tus trabajos más especiales fue el cuento sinfónico "La flor más grande del mundo" basado en un texto de Saramago. ¿Qué destacarías de este proyecto?
Sin ninguna duda, lo más importante de ese proyecto común ha sido poder conocernos, poder compartir mesa y sobremesa, poder conocer a Pilar, su compañera inagotable y traductora, poder compartir nuestras inquietudes, nuestros sueños. En fin, haberle podido conocer y disfrutar.
¿Qué debemos rescatar de Saramago?
Rescataría al hombre que hay detrás y delante de sus palabras...
Precisamente fue uno de los primeros amigos que visionó "Pájaros de papel", su primer largometraje. ¿Qué balance haces de la película?
Está siendo una experiencia muy positiva e intensa. Poder trabajar con profesionales de la talla de Imanol Arias, Lluis Homar, Carmen Machi (y podría seguir una hora más nombrando a todos!) es un regalo. Ahora estamos comenzando la carrera internacional de la película, competimos a finales de Agosto en el Festival Internacional de Cine de Montreal, estrenaremos en Japón el próximo septiembre y viajaremos a Tokio y Kyoto para apoyar el lanzamiento... Todo está siendo tremendamente enriquecedor.
¿Es cierto que empezó a gestarse en el plató de 'Médico de familia'?
La idea de la película llevaba gestándose muchos años sin tener mucha conciencia de ello hasta que un día me "cayó" como si se tratara de una verdad aplastante. No sé bien identificar el momento en que todo comenzó, pero si es cierto que las anécdotas que Pedro Peña y Luis Barbero sobre sus comienzos en el mundo del espectáculo, sobre las duras condiciones de trabajo, sobre su vocación inquebrantable, su manera de vivir, fueron como una "espita" y abrieron algo que estaba encerrado, a presión. Llevaba tiempo queriendo trasladar al papel y a la pantalla la historia de ese otro perfil de artista; el artista de vaudeville. Tantas anécdotas y tantas historias escuchadas a mi padre, tenían que ser contadas.
Por tanto, tiene algo de biográfico...
Tiene mucho de las experiencias que he escuchado que otras personas han vivido, personas muy cercanas, y otras no tanto. En ese sentido sí es biográfico porque es una historia que bien pudiera habernos pasado a cualquiera de nosotros. Es una historia de sentimientos, de emociones, de amor y de dolor.
La has definido como un canto a la generación olvidada. ¿Tenemos una asignatura pendiente con la memoria histórica?
Cuando nombro a la generación olvidada me refiero a todos estos artistas, profesionales del oficio del espectáculo en su sentido más amplio, que hicieron de su profesión una manera de vivir y de entender la vida, por encima de cualquier ideología. Todos esos hombres y mujeres que entendieron que en la vida lo que de verdad merece la apena es vivirla con alegría, intensamente, pesara a quien pesara, y pese a todas las penurias económicas y las restricciones de lo censurable desde la ideología, fuera cual fuera.
La Academia ha puesto en marcha un proyecto para rescatar la memoria histórica de la televisión en España, grabando los testimonios de sus protagonistas: los "tesoros vivos"...
Me parece una iniciativa necesaria. Siempre nos acordamos de los que fueron y que por un motivo u otro ya no están, o no ha quedado ningún testimonio directo. Así que enhorabuena y ¡gracias!
¿Cómo ves el futuro de la televisión en España?
Creo que la televisión que se produce en España pone de relieve la calidad magnífica de sus profesionales y, sobre todo, la capacidad de enfrentar cualquier reto televisivo, sea de la naturaleza que sea. Otra cosa es que las reglas del juego no permitan demasiado margen para la creatividad. Como sector creo que la televisión goza de muy buena salud, siempre será una opción de ocio muy atractiva y accesible a todos los públicos.
Para finalizar, ¿qué pides para la audiencia?
Respeto a las diferencias, que el telespectador pueda encontrar siempre algún hueco en la parrilla que esponda a sus necesidades, deseos, opciones, gustos. Que la televisión tenga hueco para todos.