ENTREVISTA 'ZOMBIS'

Berto Romero: "'Zombis' permite hablar de las personas porque son seres humanos corruptos"

El cómico estrena en TNT la segunda temporada de la ficción que comenzó en internet mientras continúa con su colaboración en 'Buenafuente'.

Por Redacción El 26 de Enero 2011 | 09:16

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Berto Romero está de estreno. El próximo 28 de enero llega a TNT la segunda temporada de 'Zombis', la serie que comenzó en internet y que ha dado salto a la televisión de pago. El cómico ha hablado sobre las posibilidades que da hablar de un tema como lo zombis, ya que asegura que "son seres humanos corruptos y permite hablar de las personas".

Además, ha comentado cómo es el humor en esta serie y algunas de las sorpresas que trae consigo la serie, como el monólogo final a cargo del colaborador de 'Buenafuente'.

¿Cómo nace la serie?

'Zombis' parte de una idea que tuvimos hace cuatro o cinco años. La dejamos apartada en un cajón a la espera de poder desarrollarla y la oportunidad surgió con motivo del lanzamiento de un portal de internet.

¿Qué tienen de interesante los muertos vivientes?

El tema de los zombis siempre nos ha interesado mucho a mí y a Rafel Barceló, que es el guionista y coprotagonista de la primera temporada. Nos encanta el género de terror friqui y fantástico, nos gusta cualquier anomalía pseudo científica o paranormal. Dentro de ese estilo, el género del zombi es algo especial. Es un subgénero muy metafórico y muy potente. Es la mejor excusa para hablar de cualquier tema que afecte al ser humano, porque, al fin y al cabo, el zombi es un ser humano corrupto, podrido, llevado a lo peor. Es una masa que se comporta de una forma ciega, descerebrada, y eso da pie a todo tipo de metáforas.

Cada episodio está dedicado a un tema, como la religión, el amor...

Profundos, lo que se dice demasiado profundos, no lo somos nunca, pero sí nos gusta apuntar algún tema que nos parezca importante. El quid de la cuestión es que dos personas se quedan encerradas en un piso y tienen que reconstruir la sociedad, porque esa sociedad se ha convertido en una masa retrasada que no atiende a razones y quiere comérselos.

Dejamos de lado todas las escenas de acción, que no podemos permitirnos, toda la espectacularidad, y nos centramos en esas dos personas que tienen que sobrevivir, que no tienen alimentos, ni maneras de entretenerse, que no tienen mujeres, y que tienen que reconstruirlo todo de la nada. Para empezar se comen a sus propias madres. A partir de ahí todo va cuesta abajo.

Y cada capítulo incluye un monólogo final...

¿Qué pasaría si a uno de los protagonistas, que es Berto, que no es un personaje, sino que soy yo, que soy monologuista, le hubieran mordido un año después y resultara infectado? Me convertiría en un monologuista zombi que vería con los ojos de un zombi todo lo que se había hablado en el capítulo. Nos pareció una idea interesante. Si bien es cierto que al final yo creo que es mucho más potente la situación en la casa que la situación con el monólogo. Y, de hecho, en la segunda temporada se mantiene la situación en la casa, pero ya no habrá monólogos. Habrá otra cosa.

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¿Qué nos deparará la segunda temporada?

Por fin parece que encuentran a alguien. Yo, como Berto, continúo encerrado dentro de la casa. Se produce un cambio con Rafael y es que ha sido infectado, eso lo veremos en el primer episodio de la segunda temporada, pero no desaparece, se queda en la casa también. Lo mantendremos como zombi y lo tendremos en un segundo plano encerrado en una habitación, le oiremos, le veremos de vez en cuando... Además entra en la serie un nuevo personaje, una mujer, con lo cual imagínate, un hombre que lleva medio apocalipsis atrapado en el club de la testosterona de repente encuentra a una mujer en casa. Esto va a cambiar toda su visión del mundo y lo va a poner aquí arriba y cuando digo aquí arriba ya saben ustedes de qué estoy hablando.

¿Cómo es el humor de esta serie?

Hay una cosa que ya hemos hecho en la primera temporada y que vamos a experimentar todavía más en la segunda, que es buscar el equivalente en el humor a lo que es el gore en el terror. En el terror, el gore es lo mismo que el porno en el erotismo, ese punto pasado de vueltas que difícilmente podrás encontrar desarrollado en una producción más comercial. Y en el humor también existe ese reverso. El gore en el humor es el humor más escatológico, más cerdo, más salvaje, más sucio. Si bien 'Zombis' es una serie simpática y no muy agresiva, sí que de vez en cuando queremos darle esa pincelada, porque el género zombi lo pide.

En este sentido, en la segunda temporada nos dejaremos llevar todavía un poco más que en la primera. En la casa va a haber un zombi, una mujer y un hombre. Hay un triángulo peligroso. Van a saltar chispas.

En TNT, la serie empieza con un monólogo que hiciste en Sitges y en el que sufriste un percance. ¿Qué ocurrió?

Tengo una característica encomiable que es que no sé tirarme al suelo. No sé simular que me caigo y no sé simular que me hago daño. Directamente opto por tirarme al suelo y hacerme daño. Es algo que debo empezar a abandonar porque ya tengo una edad y no es lo mismo que antes. Ahora cuando me hago daño estoy una semanita que me resiento.

Además, ese día en Sitges fue realmente difícil. A priori la situación era muy buena porque teníamos una platea llena de fans del género, pero venían de aguantar bajo la lluvia bastante rato en la calle, estaban ya un poco calentitos y venían a ver películas, nadie les había dicho que antes de empezar iban a ver cuatro episodios de la serie 'Zombis' y que luego iba salir yo a cascarme un monólogo de una media hora, con lo cual al principio estuve a punto de ser devorado por seres humanos en este caso y no por zombis.

Era una situación complicada pero que de alguna manera también le iba bien al monólogo porque había una cierta violencia y los zombis se mueven en estos ambientes. Yo iba con el brazo escayolado porque una semana antes me había tirado al suelo en el programa de Buenafuente vestido de payaso y tenía un esguince en la muñeca. El maquillaje cubría la escayola. Estaba un poco bloqueado, pero bueno, puedes hacer tu trabajo sin mover ese hueso.

Yo escayolado, lidiando con el monólogo difícil, en aquel ambiente, ganándonos al público... Todo salió muy bien. Y llegó el final. Y a mi entender el único final para el monólogo de un zombi es que le disparen en la cabeza. Una gran actuación de un zombi tiene que acabar así. Y no: no me dispararon en la cabeza porque tampoco quiero desarrollar hasta el límite lo de hacerme daño y que me disparen de verdad porque no sé cómo superaría las secuelas. Pero pusieron un efecto de sonido y me lancé al suelo. En la grabación se ve perfectamente que mi cabeza golpea el suelo y durante un par de semanas tuve que llevar un collarín.

Aquella noche me marché de Sitges con la peor tormenta que se recuerda en la zona, con todas las calles anegadas de agua y aquella hostia que me había dado en la cabeza. Durante el trayecto a casa estuve pensando si tenía una conmoción cerebral.

Pero no tengo suficiente información para saber qué es una conmoción cerebral. Acabamos como a las tres de la mañana, yo miraba en el iPhone "conmoción cerebral", a ver qué síntomas tiene. Uno es somnolencia. Yo tenía sueño, pero claro, eran las tres de la mañana y no sabía si el sueño era porque eran las tres de la mañana o por si tenía una conmoción cerebral. Al final no pasó nada.

Te interpretas a ti mismo en la serie. ¿Cómo se hace eso?

Lo que hacemos quienes trabajamos con un perfil de actuación muy parecido a lo que es nuestra persona —porque no soy actor, soy un cómico—, es construir un personaje que te va a medida y que es tu versión optimizada, la parte de ti más ingeniosa, más ocurrente y más divertida. Seguramente en el caso de un apocalipsis zombi no haría demasiados chistes, sobre todo los primeros días. Al final igual sí. Es una versión de uno mismo un poco mejorada.

¿Habéis tenido limitaciones para desarrollar una serie para internet que ahora da el salto a la televisión de pago?

Sobre todo a nivel de guión tenemos mucha libertad. Podemos escribir las burradas que queramos sin tener ese miedo de ¿nos lo van a comprar? Además, vamos dirigidos a un público al que le gusta el género.