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Cuatro se ha hecho con los derechos de 'Spartacus: Sangre y arena', una espectacular ficción, repleta de acción y efectos especiales. La cadena, ahora de Telecinco, continúa apostando fuertemente por la ficción internacional. Con la llegada de 'Spartacus: Sangre y arena', creada por Steven S. DeKnight ('Smallville', 'Buffy cazavampiros'), la privada engrosará la producción ajena de la cadena, un género que ya es una de sus principales señas de identidad.
La serie -que une acción, lujuria, pasión y violencia, relata la historia de un esclavo tracio obligado a convertirse en gladiador para poder sobrevivir en un entorno muy hostil- está protagonizada por Andy Whitfield ('Las hermanas McLeod') que da vida a Espartaco y Lucy Lawless ('Xena') como Lucretia. El resto del reparto lo completan John Hanna ("La Momia") en el papel de Batiatus y Peter Mensah ("300") como Doctore.
'Spartacus: Sangre y arena' cuenta con el sello del prestigioso Sam Raimi, director, realizador y productor americano que se ha caracterizado por la versatilidad en la dirección de películas que van de la comedia al terror más gore. Su filmografía incluye filmes como Ola de crímenes, ola de risas -coescrita con los hermanos Coen-, Darkman, Rápida y mortal, Un plan sencillo, Entre el amor y el juego, Premonición y la saga Spiderman.
Erotismo, combates y traición en una serie épica
Dirigida por Grady Hall y Rick Jacobson, 'Spartacus: sangre y arena' ha sido calificada por la crítica como la serie más polémica del año por su puesta en escena en la fiel recreación de la sociedad de la época. También han destacado sus cuidados decorados y el vestuario, aspectos que junto a la pasión, la valentía y la crudeza de sus personajes hacen que el espectador realice en cada capítulo un viaje en el tiempo. Además, sus efectos especiales de novela gráfica y sus espectaculares secuencias de lucha hacen de Spartacus: Sangre y arena una serie de televisión épica.
La historia de un hombre, un rebelde, un gladiador, una leyenda
Separado de su patria y de la mujer que ama, Espartaco es condenado al brutal mundo de los gladiadores, donde la sangre y la muerte se convierten en el mayor entretenimiento de la audiencia. Pero no todas las batallas se libran en la arena. La traición, la corrupción, y los placeres más sensuales pondrán constantemente a prueba a Espartaco. Para sobrevivir, debe convertirse en algo más que un hombre, más que un gladiador: debe convertirse en una leyenda.