Llega por fin a Paramount Comedy la cuarta temporada de 'Breaking Bad', después de su estreno este verano en la cadena AMC. Tanto la crítica como la audiencia americana han dado nuevamente su respaldo a esta serie que ya se considera una de las obras maestras de la televisión. Para celebrar este estreno, Paramount Comedy ofrece los dos primeros episodios seguidos, el 10 de octubre a las 22:20. Una noche sin tregua para amantes del género.
Creada por Vince Gilligan, y con una premisa que no podía augurar su longevidad, pues el protagonista principal recibe la noticia de su cáncer terminal en el primer episodio, Breaking Bad ha ido acumulando estos años numerosos premios, en especial varios Emmys al trabajo de interpretación de sus dos protagonistas principales, Bryan Cranston y Aaron Paul.
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La cuarta temporada de la serie da una vuelta de tuerca más a la particular bajada a los infiernos de Walter White, un profesor de química que se convierte en un pez gordo del mundo de las drogas para dejar bien provista a su familia, y que en paralelo va perdiendo humanidad episodio tras episodio. Su particular asociación con Jesse Pinkman, un antiguo alumno suyo experto en metanfetaminas, se va degradando a medida que Jesse entiende que su profesor es mucho más oscuro y más criminal que él. El resto de personajes también va cambiando su manera de ser al contacto con White, en particular su mujer Skyler, que se contagia de su falta de escrúpulos con sorprendente rapidez.
Walt empieza a dominar la dualidad de su identidad: un padre desesperado que quiere proveer la seguridad de su hogar y un camello respetado en el oscuro mundo de las drogas. Se hunde todavía más profundamente en el medio criminal, pero ahora, en lugar de estar en peligro, él es el peligro.
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'Breaking Bad' es una demostración del instinto de supervivencia, de la capacidad de cambios de una persona cuando la vida está en juego. Con mucho realismo, la serie retrata como Walt pasa de ser una víctima, un perdedor, a un hombre poderoso y peligroso respetado y temido. La serie toca los límites morales del hombre y mueve al espectador que no puede evitar empatizar con el protagonista, fabricante de drogas duras, frágil, desesperado, humano y a la vez duro y amoral. Y en filigrana, una verdad incómoda: cualquiera es capaz de cualquier cosa.