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Tras triunfar en el teatro y el cine como un dialoguista magistral, Aaron Sorkin, que también había adaptado una de sus obras para 'Algunos hombres buenos' (1992), decidió utilizar el material que le había sobrado de su guión de 'El Presidente y Miss Wade' (1995) en una serie de televisión producida por John Wells, entonces en plena cima del éxito de 'Urgencias'. El escándalo de Monica Lewinsky y Bill Clinton dejó a 'El ala oeste de la Casa Blanca' en la nevera durante un año, pero finalmente vio la luz en el otoño de 1999 logrando un inusitado éxito de audiencia.
Aunque en un principio Sorkin quiso contar con Sidney Poitier como protagonista, el elegido para interpretar al Presidente Jed Bartlet fue uno de los actores de 'El Presidente y Miss Wade', Martin Sheen. Católico y padre de familia, Bartlet había sido un economista de fama mundial antes de saltar a la política. Entre sus colaboradores se encontraban su jefe de gabinete Leo McGarry (John Spencer), que había superado un pasado de drogadicción, el jefe de comunicación Toby Ziegler (Richard Schiff), la portavoz C.J. Cregg (Allison Janney) y otros cargos de confianza como Sam Seaborn (Rob Lowe), Josh Lyman (Bradley Whitford) y Donna Moss (Janel Moloney).Durante las primeras temporadas también pasaron por la serie en papeles recurrentes dos futuras estrellas de la franquicia 'CSI', Jorja Fox y Emily Procter. A simple vista, lo que más destacaba de 'El ala oeste de la Casa Blanca' eran sus esmeradas interpretaciones y los brillantes diálogos repletos de referencias culturales y juegos de palabras. Sin embargo, las relaciones personales de los protagonistas también tenían espacio en una fantasía política capaz de hacer entretenido hasta el censo electoral.
Premios, abandonos y muchos éxitos
La inmensa calidad de 'El ala oeste de la Casa Blanca' en sus mejores momentos lo convirtió en uno de los programas más premiados de la historia de la televisión. Es imposible reproducir aquí todos los reconocimientos otorgados por los gremios de la industria y las asociaciones de críticos, pero sería injusto no recordar que tras su primera temporada logró 18 nominaciones a los Emmy, de las que nueve se convirtieron en premios. También fue galardonada con el Emmy al mejor drama durante cuatro años consecutivos.
Pero detrás de las cámaras la relación entre Aaron Sorkin y Rob Lowe se fue enfriando y el actor abandonó el programa a mediados de la cuarta temporada. Desde el primer momento Sorkin se planteo la serie como un trabajo de autor, utilizando a su equipo de guionistas solamente para proporcionar historias mientras él escribía la práctica totalidad de los guiones. Sus problemas con las drogas y este fuerte ritmo de trabajo pasaron factura al escritor, que a veces entregaba los textos tarde y retrasaba el ritmo de rodaje. Cuando la productora Warner Bros. planteó la posibilidad de alterar el sistema de trabajo, Sorkin decidió abandonar el programa al final de la cuarta temporada, dejando el argumento en una situación dramática tras la renuncia provisional de Jed Bartlet a su puesto.
Aunque le ha costado unos años recuperarse, este otoño Aaron Sorkin volverá por la puerta grande a la televisión con la serie 'Studio 60 on the Sunset Strip', una ácida mirada al mundo de la televisión donde se reencuentra con Bradley Whitford y el protagonista de 'Friends' Matthew Perry, que logró dos nominaciones al Emmy por sus apariciones en 'El ala oeste de la Casa Blanca'.
Un triste adiós
Tras la notable bajada de calidad que siguió a la marcha de Sorkin, la sexta temporada 'El ala oeste de la Casa Blanca' recuperó cierto ritmo creativo, especialmente cuando los productores comenzaron a desarrollar las primarias de las que iban a salir los dos candidatos a suceder a Jed Bartlet, el Senador Vinick (Alan Alda) y el Congresista Santos (Jimmy Smits). Ambos debatirían en un capítulo en directo cuya relevancia sacó los colores a los políticos de verdad. Elegir a dos contrastadas estrellas de la televisión para disputarse el sillón presidencial sólo contribuyó a extender la idea de que el programa podría continuar varios años más mostrando las peripecias de una nueva administración.
Un cambio de día de emisión en la NBC y un notable descenso de audiencia afianzaron el hecho de que la séptima temporada iba a ser la última. Sin embargo, la muerte a causa de un infarto del actor John Spencer en diciembre de 2005 tiñó de luto los capítulos finales, que iban a incorporar este giro de los acontecimientos hasta el punto de alterar el rumbo de la carrera presidencial.
Tristemente, los compañeros de Spencer no han estado a la altura de las circunstancias negándose a participar por motivos económicos en un capítulo especial retrospectivo en el que iban a compartir sus experiencias en la serie. Aunque la NBC y Warner Bros. también tienen su parte de responsabilidad, es una actitud un tanto mezquina hacia el programa al que deben su fama y fortuna.