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Marina Díez, concursante de la primera edición de 'Gran hermano', ha confesado que está arruinada. Lo ha hecho en una sincera entrevista en 'Qué tiempo tan feliz', el programa de María Teresa Campos. La concursante entró en el reality que cambió la historia de la televisión en España con 23 años. Ahora tiene 34 años y lleva cuatro en paro.
Fue la primera concursante en entrar casada y al poco se divorció. "Mi situación ahora es desesperada, un infierno", confiesa. "Ahora no hay trabajo, y cuando llego a un trabajo, me focalizan en 'Gran hermano' y ni me dan una oportunidad", se lamenta.Marina Díez de 'Gran hermano' en 'Qué tiempo tan feliz'
"En la radio me formé y me convertí en una buena locutora. Presentaba 'Hoy por hoy Benidorm'. Decidí irme porque me vine arriba. Estaba en Alicante y pensé que podría venir a Madrid a buscar en otras radios. Entré en contacto con Sergio Alis y otra gente del medio. No cuajó y volví a Alicante, pero ya al fin de semana", explica.
No ha comentado su situación hasta ahora por vergüenza
Marina explica que no siente el rechazo en la entrevistas de trabajo, pero "cuando estás cara a cara, primero tu cara suena, y de repente se dan cuenta que eres la de 'Gran hermano'".
"Voy a pedir a mis compañeros de 'Sálvame' que te lleven un día" María Teresa Campos
Para Marina la sensación es que la gente "se piensa que porque haber salido en el primer 'Gran hermano' estás forrada" y no había comentado su situación hasta ahora "porque la gente no piense que soy una fracasada".
Hace unos meses puso un negocio en Benidorm con su hermana que "no fue bien, no estaba situado en un buen lugar".
Ha perdido su vivienda y la mantiene su padre
"Hace cuatro años que no duermo ocho horas seguidas. Quiero que se acabe esto ya", lamenta amargada. Explica que los problemas empezaron en 2008. "Me compré una casa en 2006, el Euribor pegó un salto brutal, perdí el trabajo y no pude hacer frente a ello y perdí la casa", desvela.
Ahora sobrevive "gracias a mi pareja que sí tiene trabajo y a mi padre que en ciertos días del mes que no puedes hacer frente a ciertas cosas siempre está allí". Ha llegado al punto de que no tiene dinero ni para teléfono: "con un sueldo sólo lo utilizas para lo básico. Tengo teléfono pero se me acaba el saldo. En esta situación se encuentran muchísimas personas".
Sobre el apoyo de sus compañeros de la primera edición, desvela que "a Ismael sí le llamé por teléfono para que me ayudara, pero tampoco quiero implicar a nadie".