Desde que comenzó la crisis económica, más de 300.000 españoles han salido de España en busca de un futuro mejor. Todo tipo de profesionales y familias enteras emigran para empezar una nueva vida. Uno de los destinos escogidos por muchos de ellos es Noruega por su alto poder adquisitivo y su bajo nivel de desempleo, ya que sólo afecta a un 3% de la población activa. Adela Úcar ha viajado hasta Oslo para vivir '21 días buscando trabajo fuera de España'.
Las dificultades en la búsqueda de trabajo en esta ciudad, especialmente para aquellos que no dominan el idioma; el alojamiento en pisos patera; y el recurso a las organizaciones de caridad en casos de necesidad articularán la nueva entrega de '21 días' que Cuatro emitirá este miércoles, a partir de las 00:15 horas, justo después de 'Perdidos en la tribu'.La vida de cuatro personas en 30 metros cuadrados
El país nórdico carece de un sistema público de ayudas establecido que ofrezca alojamiento o subsidios a personas sin recursos económicos. Adela conoce a Rocío, una española que decidió trasladarse a Oslo con su marido, José, y sus dos hijos porque en España no tenían trabajo. Ahora sobreviven en un apartamento de 30 metros cuadrados que pagan gracias al sueldo de José, que trabaja limpiando 16 horas al día sin librar los fines de semana. "Dejar a un padre y a una madre enfermos y tener que irte es lo peor que hay. Pero teníamos que emigrar porque era venir a Noruega o hundirnos", explica.
Si no fuese por las organizaciones de caridad, Rocío y su familia no podrían sobrevivir sin comida o ropa para sus hijos. "Nunca pensé que iba a tener que pedir cosas a la beneficencia, pero haces lo que haga falta para los niños", relata.
Viviendo en un piso patera y limpiando baños y oficinas
Asimismo, la reportera muestra la historia de Antonio, un español que ha dejado a sus hijos en España. Tras quebrar la empresa de construcción en la que trabajaba, viajó hasta Oslo para ganarse la vida. Apenas sabe inglés y muy poco noruego, por lo que sólo ha encontrado trabajos esporádicos limpiando baños y oficinas. "Son trabajos que los noruegos no quieren hacer y que en España no harías", subraya.
Además, vive en un piso patera con otras 10 personas en el que comparten dos habitaciones con literas, sin intimidad y bajo unas condiciones mínimas de higiene. Encontrar vivienda es uno de los grandes problemas al que tienen que hacer frente los españoles que llegan a Oslo. La mayoría de estos pisos pueden llegar a costar hasta 500 euros al mes por una habitación o 300 euros por una cama en las literas. "Este mes no voy a cobrar ni 500 euros y no llego para pagar la habitación. A veces me pregunto qué es lo que hago aquí. Si no fuera por los dos niños que tengo en España me iba", asegura.
Adela Úcar alquila una habitación patera en el reportaje "21 días buscando trabajo fuera de España".
Adela encuentra trabajo limpiando camiones y se aloja en un piso patera
Para experimentar en primera persona lo que se siente al buscar trabajo fuera de España, Adela acude a la oficina de empleo de Oslo, donde orientan a los inmigrantes que llegan al país noruego sobre las posibilidades que tienen para conseguir un trabajo en función de su currículum vitae.
La reportera se lanza a la calle en busca de empleo y después de recibir varias negativas por no dominar el noruego, lo único que consigue es realizar una prueba para una empresa limpiando camiones y recogiendo basura en un polígono industrial. Además, alquila una cama en un piso patera para pasar la noche, pero al llegar de trabajar descubre que la puerta de la habitación ha sido forzada y que en su interior hay un traficante de droga y un toxicómano, circunstancia que la obliga a dejar el cuarto del piso patera y buscar otro lugar donde dormir.
Oslo, la última esperanza de algunos desempleados
Por otro lado, la periodista acompaña a Lorenzo en su viaje en busca de un futuro mejor. Este valenciano y padre de familia es uno de los casi cinco millones de españoles que perdió su empleo por culpa de la crisis económica. "En España no vemos que haya salida y creemos que Oslo era la mejor opción. Estamos gastando nuestra última jugada, el último cartucho", señala. Lorenzo ha dejado a sus dos hijos pequeños en España al cuidado de sus abuelos y una cantidad de deudas que acumula desde que se quedó sin trabajo. "¿Quién iba a pensar que me tendría que marchar de mi país?", se pregunta.
Tras un año en el paro, ha pedido dinero prestado a su familia para emprender una nueva vida en Oslo, donde vive su mujer, Loles, desde hace más de un mes. Durante ese tiempo aún no ha conseguido trabajo. "Me enfada que haya tenido que irme de España por cuatro sinvergüenzas. Estoy resentida porque a nadie le gusta dejar su país y sus hijos", asegura Loles.
Los inmigrantes españoles sueñan con alcanzar el sistema de bienestar noruego
Adela visita a Estela, una joven española que en el año y ocho meses que lleva en Oslo ha alcanzado el soñado sistema de bienestar del norte de Europa que vienen buscando todos los españoles que llegan a Noruega. Habla noruego e inglés y trabaja como dependienta en una zapatería. "Sinceramente yo no lo pasé tan mal como los españoles que están llegando ahora porque ellos tienen una carga familiar económica que yo no tenía", asegura.
En este sentido, la joven reconoce que es muy difícil llegar hasta donde ella ha llegado. Vive con su pareja en un piso, gana 22.000 coronas al mes, unos 2.800 euros, y puede permitirse tomarse una cerveza o ir de compras. "Ahora estoy contenta y disfruto el esfuerzo de haber estado lavando vasos por las noches en un bar, no se puede pretender tenerlo todo enseguida", afirma.