La muerte del protagonista de 'Spartacus', Andy Whitfield, a los 39 años de edad víctima de un cáncer causó conmoción en la audiencia el pasado mes de septiembre. Ahora, su viuda Vashti Whitfield busca fondos para terminar 'Be Here Now', el documental que comenzó a grabar cuando su marido enfermó de cáncer y que relata la lucha del actor contra la enfermedad.
Vashti ha desvelado en una entrevista al Daily Mail los detalles de los últimos días del intérprete tras una batalla de 18 meses contra un linfoma no-Hodgkin. "Andy le dijo a sus hijos que tenía que irse a dormir porque su cuerpo no funcionaba, que era como una mariposa con las alas rotas, pero que siempre les estaría observando". Ahora, Indigo de cuatro años y Jesse de siete, saludan a su padre cada vez que ven una mariposa pasar.
Andy Whitfield junto a su mujer Vashti, y sus dos hijos, Jesse e Indigo
"Andy pensó que documentar su lucha ayudaría a los demás", declara su viuda. Por eso, encargó un documental al premiado director Lilibet Foster, que filmó multitud de horas en la vida íntima del actor y su pareja.
Una historia de amor
'Be Here Now' también es el relato de la historia de amor de la pareja. Andy y Vashti se conocieron cuando apenas tenían veinte años en Londres. Tras sólo tres meses de noviazgo se mudaron juntos a Sidney, donde ella había recibido una oferta de trabajo. En 2001 se casan y forman una familia: Jesse, que nace en 2005, e Indigo, dos años más tarde.
Andy comenzó a trabajar en Sidney como ingeniero de exteriores hasta que un buen día una agencia de modelos le ficha y comienza a realizar multitud de campañas y anuncios. En 2009 llega la oportunidad de su vida, y el canal Starz le contrata para protagonizar la serie 'Spartacus', para la que se prepara físicamente de manera intensa.
Hacia el final de la temporada empezó a sentir intensos dolores de espalda, algo que el actor achacaba al exhaustivo entrenamiento al que se sometía. "Algunas veces se tumbaba en el suelo gritando como una mujer en parto", recuerda su esposa.
Es en una revisión cuando se le detecta un linfoma no-Hodgkin de grado B. Sin tratamiento, los oncólogos le daban entre tres y seis meses de vida pero "dada su edad y forma física, esperaban que con tratamiento pudiera recuperarse por completo".
Andy se sometió a seis sesiones de quimioterapia. "Andy pudo pasar mucho tiempo con sus hijos", desvela Vashti, "fue en cierto modo un tiempo muy especial". Seis semanas después de la última sesión llegó la buena noticia: el cáncer había desaparecido. "Pensamos que era un capítulo cerrado".
La recaída y los últimos días del actor
En septiembre de 2010, Andy se sometió a un chequeo rutinario antes de comenzar a rodar la segunda temporada de la serie. "El escáner mostró un pequeño nodo linfático inflamado en su área abdominal", explica Vashti. Esa misma noche, antes de realizarse más pruebas, se fueron a cenar juntos y los dos se tatuaron en el brazo 'Be Here Now', frase que da título al documental.
"Era nuestra forma de decir que da igual lo que pasase, viviríamos el momento". Al día siguiente, la biopsia confirmó los peores temores: el cáncer había vuelto y más agresivo que la primera vez. Los médicos le informan que, sin tratamiento, sólo tenía tres meses de vida, y que el primer cáncer podría haber hecho que su cuerpo no respondiera bien a la quimioterapia.
La viuda y los hijos de Andy Whitfield
"Pasamos de 'te vas a poner bien' a 'te vas a morir'", rememora su viuda. Andy comenzó el nuevo tratamiento, un nuevo y más agresivo tipo de quimioterapida seguido de un transplante de médula. "Estaba muy enfermo. Algunos días apenas podía levantarse de la cama y tenía terribles pesadillas alucinógenas".En mayo de 2011 se sometió a la última tanda del tratamiento. "Fue la peor, tenía tantísimo dolor. El hombre fuerte del que me enamoré era ahora tan frágil como un pañuelo de papel". Un escáner desveló el motivo: el cáncer se había reproducido y tenía varios tumores presionándole la columna vertebral.
"El oncólogo nos dijo que él no podía hacer nada más con quimioterapia y nos remitió a la radioterapia. Ahora era cuestión de intentar tratar con el cáncer más que curarlo".
En la sexta sesión de radioterapia estaba tan débil "que no podía subir ya las escaleras del piso. Tuvo que permanecer en un hostal una semana", recuerda Vashti. "Tres días antes de su muerte, perdiendo la consciencia a ratos, tuvo que regresar al hostal".
"Para mi ya se había ido", reconoce Vashti, "pero sacó todas las fuerzas que tenía para sentarse con sus hijos y decirles adiós. Ahí es cuando les dijo lo de la mariposa. Luego se giró y me dijo 'es todo lo que puedo hacer' y me pidió que me los llevara".
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