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Una de las concursantes más recordadas de la décima edición de 'Gran Hermano', Ana Toro, ha acudido este miércoles a 'Sálvame' para contar la mala situación por la que atraviesa. Desde que abandonó la casa de 'El reencuentro', programa en el que participó junto a Chiqui y en el que logró una cuarta plaza, las cosas no le han ido demasiado bien.
Ana ha explicado que conoció a un noruego de 51 años del que se enamoró y con el que ha tenido una hija que ahora tiene cuatro meses, pero que las dificultades económicas han provocado que tenga que volver a su país para trabajar en una plataforma petrolífera. Ella intentó llegar hasta Suecia, país en el que tiene permiso de residencia para poder dar luz allí, aunque no pudo lograrlo puesto que su coche se rompió a mitad de camino.
Paz Padilla junto a Ana Toro
Por si los problemas económicos no fuesen suficiente, y ya habiendo dado a luz, acudió al médico para que le hiciese una mamografía, puesto que su madre falleció de cáncer de mama. Aunque el resultado dio negativo otro bulto llamó la atención del doctor, que al día siguiente se lo extirpaba del cuello, y aunque aún tienen que hacer la biopsia todo apunta a que se trata de un tumor maligno, según apuntaron en el programa de La fábrica de la tele.
Sin ayuda
La ex gran hermana ha demostrado que no se le caen los anillos por trabajar en lo que encuentra y ha contado como podó los árboles de un vecino a cambio de 20 euros diarios. Aunque le gustaría encontrar un trabajo relacionado con su profesión, diseñadora o publicista, sabe que lo tiene complicado ya que ha vendido su material de trabajo para poder tener algo de dinero.
Para Ana lo más importante es su hija, por lo que ha señalado que muchos días ella no come para que no le falte de nada a la pequeña de cuatro meses. Preguntada por los colaboradores de 'Sálvame' sobre la ayuda que recibe, la concursante ha apuntado que un día fue a Cáritas y le dieron dos botes de leche infantil, aunque no quiere acudir a los comedores sociales porque hay gente que "lo necesita más". Como ella misma ha explicado, a su hija aún no le falta de nada gracias a sus esfuerzos y a la ayuda que recibe de su padre, pero sabe que hay familias en las que sí que pasan hambre todos sus integrantes.
Su propia familia tampoco le ha podido echar una mano, ya que su padre es muy mayor y no vive en la misma ciudad que ella, por lo que es complicado el tema de los desplazamientos. Por este motivo el bebé tuvo que estar en el hospital los días que ella permaneció ingresada tras la operación de su bulto. Ante la enfermedad se muestra optimista, y ha afirmado que para ella lo más importante es "ver crecer" a su hija, por lo que tiene que recuperarse "sí o sí".
