El presentador de 'Noticias Cuatro 2' confirma que esta temporada será su última al frente de los informativos de Cuatro aunque reconoce que "pienso estar trabajando hasta que me muera". Además, afirma que "lo que está pasando en la radio en los últimos años, como consecuencia de esta pelea encarnizada está resultando altamente peligroso".
Imagino que eso de que la jornada laboral no supera las doce horas le sonará a broma.
¿En qué difiere aquella Radio Popular (COPE) a la de ahora?
Hace unos días conmemorábamos los atentados del 11S, esa jornada fue una de las que le ocuparon todo el día.
Como es natural estuve allí fuera de mi horario y muchas horas después de ello y no me acuerdo de cuando me marché, porque en el fondo las cosas que ocurren están conectándonos de forma permanente con el trabajo y con la acción. No solamente en ese sentido, sino que lo que leemos, lo que conocemos, lo que visitamos, todo que puede estar relacionado con nuestro ocio está también siendo digerido de una determinada manera para formar parte de una mirada que es la que termina teniendo un periodista. Un periodista es una manera de ser, no solamente una actividad, es una manera de vivir.
Todo era diferente: yo, España, la radio. Estamos hablando de 1969 y entonces no había ni posibilidad de dar información. Era una emisora de mi ciudad que tenía un montón de cosas que contar, pero que dedicaba su trabajo a la música, a los concursos y hacía muchos directos relacionados con la vida vasca. Era una radio diferente, muy interesante y muy bonita también que estaba haciendo lo que podía a la espera de que llegara un nuevo tiempo: para la sociedad, para la política, para la vida y para la radio.
¿Cuándo se empezó a gestar la COPE de ahora?
Contestando en una ocasión a una pregunta sobre la actitud de determinados locutores dijo que si la cosa se trataba de dar patadas, usted también sabía darlas.
Llevo cuarenta años en esto y he estado a lo largo de mi vida manejando un oficio de una forma muy cuidadosa, se metían conmigo diciendo que era demasiado suave, muy equidistante, que procuraba no ofender ni agredir. Yo tenía la opinión de que mi trabajo debía estar marcado por la ecuanimidad y por la serenidad. La radio entró en un terreno distinto y muchos de nuestros propios oyentes interpretaron mal aquella actitud mía, pensaban que era un hombre que no tenía criterio, que no tenía valor para expresar mi punto de vista. Yo estaba haciendo lo que creía que tenía que hacer, pero si la radio entraba en el terreno de los puntos de vista y la opinión pues yo también podía entrar y entonces lo hice por petición casi de nuestros oyentes. Un poco a disgusto, porque no me parecía a mí que aquello fuera lo ideal. Fue cuando en un momento determinado, desde la COPE y algunas formaciones políticas llevaron la pelea a un terreno tan extraordinariamente encarnizado y empezó a darse mucha leña, cuando me dije que si el asunto consiste en recibir patadas yo también las se dar. Si no las di hasta entonces fue porque no quise, no porque no supiera darlas. No me gusta que la radio se haya metido en ese sitio, pero me fui empujado hacia el cuadrilátero y ahí circulaban los puñetazos y hubo que recibirlos y darlos.
Creo que no y espero que no se de nunca. La circunstancia tampoco se daba antes en la radio, por ejemplo Luis del Olmo y yo hemos sido durante muchos años rivales y competidores durísimos manteniendo sin ninguna dificultad una buena relación personal y nunca nos hemos estado repartiendo garrotazos en antena. La Guerra Mundial empezó con Antonio Herrero y cuando llegó empezó aquello a entrar en unos terrenos donde nunca había estado la radio. Yo estaba muchos años antes de que llegara él y muchísimos antes de que llegara Federico Jiménez Losantos y tampoco era así. Así se producen las cosas cuando alguien llega y empieza a repartir puñetazos porque llega un día en que otro se aburre de recibirlos y decide contestar. En la televisión no se ha dado el caso hasta el momento, ninguna cadena ha salido agrediendo a sus compañeros o diciendo que son unos vendidos o que todos son unos "pesebristas" y que uno solo es el independiente y los demás son todos unos comprados. Si eso ocurriera, que espero y estoy seguro que no, pasaría lo mismo.
Hay quien dice que desayuna a diario con Polanco.
¿Es el tipo de periodismo agresivo al que se refiere "radiobasura"?
Yo le llamo "radioveneno". Lo que está pasando en la radio en los últimos años, como consecuencia de esta pelea encarnizada está resultando altamente peligroso. Lo que está pasando en los medios de comunicación, básicamente en la radio, a mí me parece muy peligroso: es "guerracivilista", es enfrentador, es provocador, incendia la sociedad. Es digno de ser denunciado con un altísimo reproche social lo que está haciendo la Conferencia Episcopal, porque todo el mundo está hablando de Federico. Nosotros seremos malísimos; muy bien, iremos al infierno; Polanco será un desastre, de acuerdo todos somos muy malos; pero es que la COPE es de la Conferencia Episcopal y la Conferencia Episcopal de la Iglesia española se supone que tiene una responsabilidad social muy superior a la que pueda tener yo para tener cuidado con las cosas que está permitiendo y para contribuir a que España sea un país sereno y de concordia. Es lamentable y altamente denunciable que sea precisamente la radio de la Iglesia la que está participando y contribuyendo más a que haya un ambiente de esta tensión, de esta crispación y haciendo tan difícil la concordia. Si Federico estuviera trabajando en Radio Móstoles sería otra cosa.
A Mariano Rajoy le aprecio y le respeto como hace muchos años. Creo que es un buen político y una excelente persona, sin duda alguna. Tengo la impresión de que está secuestrado por el sector más radical de su partido y que no ha tenido, y ese es el reproche fundamental que yo le hago, el coraje de llevar el timón de su partido. Eso en el mejor de los casos, en el peor de los casos es que yo me equivoco y Mariano Rajoy no es como yo creía que era sino que es de otra manera. Si Mariano Rajoy es como siempre yo he creído que era, no estaría permitiendo que este escándalo que está organizando ahora su partido dando crédito a una sarta de delirios entorno al 11M. Ya no se trata de quién tiene razón o no. Hace muchos años cuando Franco se murió yo tenía 33 años y tres hijos, me pasé muchos años de mi vida esperando que éste fuera un Estado de derecho y cuando llega y lo es, se supone que los jueces, los fiscales y la Policía son los que tienen que substanciar las cosas en esta materia. Resulta que está trabajando el juez Del Olmo que ha perdido la vista en un sumario de 1500 folios, la pobre fiscal Olga Sánchez que se está dejando los intestinos en este sumario, 200.000 policías y demás, y resulta que todos son una banda de sinvergüenzas, de gandules, de inútiles, de tarados, que les han engañado... A mí que alguien ande propalando esa tesis, pues bueno muy bien. No quiero decir con esto, que no me parezca bien que un medio de comunicación se dedique a esclarecer aspectos que puedan estar oscuros en el sumario, cuando ha habido un suceso de éstos siempre ha habido medios tratando de buscar otros elementos para esclarecer el caso. Lo que reprocho es que con los elementos que puedan estar más o menos flotando se esté construyendo la tesis de nada menos que una especie de conspiración en la que unos cuantos policías, que lo eran cuando estaba el PP en el poder, que unos cuantos miembros del servicio secreto estuvieron participando en una cosa que ha provocado 192 muertos. Eso es para llevar al manicomio a los que andan diciendo eso. Que el primer partido de la oposición esté prestando oídos a eso es lamentable. No me escandaliza Federico, me escandaliza la Iglesia. No me escandaliza la COPE en esta cuestión o El Mundo, me escandaliza que el PP se meta. Lo grave es: la Iglesia, la crispación. El PP está permitiendo que España dude de su policía, de sus fiscales, de sus jueces, que están trabajando como leopardos para sacar adelante el sumario. Que eso lo haga un partido conservador es rarísimo, porque estos partidos siempre han sido muy amigos de los guardias y de los jueces y de esas cosas. Estoy preocupado porque es inquietante y peligroso y porque hay mucha gente en España que cree que esto es muy oscuro, que aquí ha habido manos negras.
La línea del PP va a tener que cambiar si quiere ganar las elecciones. Suárez hizo un descubrimiento: la victoria electoral está en el centro. Los partidos de izquierda que quieran gobernar tendrán que desplazarse un poquito y al revés. El PSOE no ganó las elecciones hasta que se quitó de encima el Marxismo y cosas más radicales. El PP tiene ahora una fuerte base, con este discurso conseguirá el entusiasmo de sus fervorosos seguidores, pero no será lo suficiente para ganar. Le pasó a Fraga. La mermelada está a una altura encima del armario y hay que cogerla poniéndose de puntillas y Fraga tuvo un gran suelo electoral, nunca le faltó un gran número de votantes, pero no tuvo lo suficiente para ganar. Aznar hizo una importante operación política que fue de gran mérito y fue darle a ese partido un carácter más centrado para que pudiera ganar las elecciones y las ganó. El PP por su actual camino hará lo que quiera, pero no ganar las elecciones. Necesita hacer un movimiento, que es el que yo creo que Mariano quiere hacer y ojalá lo haga porque aquí todo el mundo se cree que todos somos militantes de partidos políticos y no. Es evidente que tengo más afinidad con uno que con otro, pero a mí no me molesta que gobierne el PP.
Iñaki, háblenos del informativo de autor.
¿Gabilondo se jubilará a los 65?
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Sí, sí, sí, sí. Es más a los 65 no, voy a acabar esta temporada. Yo pienso estar trabajando hasta que me muera, pero pegarme estas maratones ya no.