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Suelen estar casi siempre de acuerdo a la hora de defender al Partido Popular pero eso no parece unirles. Intereconomía y la COPE han sido esta semana los protagonistas de la actualidad televisiva tras el fichaje de Antonio Jiménez, expresentador de 'El gato al agua', que ha pasado a trabajar en 13TV en lugar de en Intereconomía de un día para otro.
"Un cristiano debe aprender a distinguir entre las cuestiones de fe y moral, y aquellas otras de tipo empresarial"Este sábado, Rafael Miner, director de "A fondo" publica en La Gaceta -del Grupo Intereconomía- un duro ataque a la Conferencia Episcopal. En una "carta a los lectores", Miner asegura que "la actitud de la cúpula máxima de la Jerarquía de la Iglesia católica en España con el fin de poner palos en la rueda de Intereconomía y sus medios viene de lejos, y es del todo inexplicable".
"El grupo participado mayoritariamente por la Conferencia Episcopal Española y el Arzobispado de Madrid tiene un problema: su beligerante y agresiva actitud a la hora de intentar adquirir protagonismo y audiencia en el mercado a cualquier precio", prosigue Miner que matiza que "esto, que en otra empresa podría ser un activo, no se entiende por numerosas personas en una cadena cuyo fin principal se supone que es la evangelización, dar luz a las mentes".
La independencia de Intereconomía "parece molestar"
Antonio Jiménez
Una explicación de estos ataques es, a su juicio, "el carácter independiente de Intereconomía, que refleja su ideario". El director de "A fondo" relata una anécdota: "Cuando iba a lanzarse al mercado el semanario familiar ALBA -dirigía yo entonces la revista ÉPOCA-, dos o tres personas visitaron al cardenal de Madrid para explicarle con deferencia la salida de la publicación. El cardenal dijo aproximadamente esta idea: ¿para qué sacar otra cosa si ya tenemos Alfa y Omega? Se trata, ya saben, del semanario religioso que distribuye ABC y que edita una Fundación del Arzobispado de Madrid".
"Rezo a diario por mi obispo, sus auxiliares y sus colaboradores, pero un cristiano debe aprender a distinguir entre las cuestiones de fe y moral, y aquellas otras de tipo empresarial (e incluso político) que pertenecen a la libre discusión de los hombres", concluye Miner.