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Adela Úcar ('21 días'): "Comí peor en la cárcel que en el vertedero"

La presentadora de '21 días' se adentra este jueves (00:30h) en una cárcel de mujeres. Adela dormirá recluida entre rejas y vivirá en primera persona lo que viven las mujeres presas.

Por Aitor Gutiérrez El 28 de Febrero 2013 | 10:00

Cuatro emite este jueves a las 00:30 horas '21 días en la cárcel', una nueva entrega del programa '21 días', en el que la presentadora, Adela Úcar, dormirá recluida entre rejas y vivirá en persona el día a día de las mujeres españolas encarceladas en la prisión Najayo Mujeres, de la República Dominicana.

El programa de este jueves es fruto de un gran trabajo de producción. "Hemos estado cuatro años buscando una cárcel que permitiera que una periodista viviera ahí dentro en las mismas condiciones que una presa", nos confiesa la periodista. "La sensación de miedo era muy impresionante", asegura, y es que a pesar de contar con un equipo de grabación durante el día, por la noche Adela se quedaba sola, bajo llave, en su celda.

Grabar una cárcel desde el interior durante 21 días ha sido además de una "experiencia intensa" un hecho sin precedentes, nos cuenta Adela Úcar en la siguiente entrevista. "Creo que es la primera vez que a un periodista se le permite pasar 21 días sin salir de una cárcel".

La nueva entrega de '21 días' se ha grabado en una cárcel de República Dominicana. ¿Cómo decidisteis ir a esa cárcel? ¿Cómo fue seleccionada esa prisión?

Queríamos encontrar una cárcel en la que hubiera presas españolas y en la que se nos diera el mayor acceso posible. Y esa ha sido la cárcel en la que se me ha permitido pasar 21 días durmiendo allí. Hemos estado cuatro años buscando una cárcel que permitiera que una periodista viviera ahí dentro en las mismas condiciones que una presa y con las mismas rutinas y carencias que el resto de las presas, y sobre todo que se me permitiera tener mi cámara en todo momento. Cuando lo hemos conseguido, ahí hemos ido.

Teníamos dos requisitos imprescindibles a la hora de grabar en una cárcel: que yo pudiera dormir ahí los 21 días y que yo pudiera tener mi cámara las 24 horas del día. Y en el momento en el que lo hemos conseguido, hemos ido a por esta historia porque teníamos muchas ganas de contar cómo es la vida en una cárcel.

Dormiste tú sola en una celda...

Sí, fue una de las condiciones que nos pusieron. Por seguridad. A mí cada noche se me encerraba en una celda en un pabellón. Cada pabellón tenía ocho celdas. En cada celda había entre tres y cinco presas. A mí se me metió en una celda sola y cada noche entre las diez de la noche y las siete de la mañana, esa celda se cerraba con un candado, del que yo no tenía la llave, para darme más protección. Así durante tres semanas.

¿Llegaste a salir de noche a grabar con tu cámara por los pasillos?

Las presas tienen prohibido salir de su celda, salvo para ir al baño. Así que por la noche no ocurría nada. Si hubiera ocurrido algo, lo que hubiera podido hacer es darle la cámara a alguna de las presas, porque efectivamente yo no hubiera podido salir. Pero no ocurrió nada. La razón por la que me encerraban era por seguridad.

¿Y te hubieras fiado de una presa para darle la cámara?

Sí, sí me hubiera fiado.

¿Qué tipo de delitos han cometido las mujeres que están encarceladas en esta prisión que visitáis?

Todo tipo de delitos: desde hurtos hasta muertes. Las presas españolas con las que hemos estado estaban ahí todas por tráfico de drogas. Todas estaban esperando el juicio. Todavía no habían sido condenadas. Pero ellas mismas reconocían los hechos...

¿Cómo conseguisteis entrar en la cárcel y cómo se llevó a cabo la grabación?

Ha sido un trabajo que se ha hecho a lo largo de cuatro años, tratando de conseguir una cárcel en la que se me permitiera dormir y, por fin, después de todo el esfuerzo que se ha hecho el equipo durante todo este tiempo, conseguimos que esta cárcel dominicana nos lo permitiera y nos diera bastante acceso. Yo me quedé allí a dormir durante todos los días, que esa era una de nuestras peticiones imprescindibles para poder hacer el programa.

Al equipo (cámara, redactora y directora), antes de entrar cada día, tenían que hacerle una revisión de todo el material que llevaban: que no llevaran nada punzante, que no entraran con los teléfonos móviles... Y al salir, igual: también se les registraba para comprobar que no sacaran nada de la cárcel que las presas les hubieran podido dar. Por esa parte ha habido bastante control y, durante el tiempo que estaba el equipo, había una agente con nosotros, controlando la situación. Pero el tiempo que estaba yo sola, he estado únicamente con las presas. Por una parte, para mí la sensación de miedo era muy impresionante; pero también me ha permitido tener un "tú a tú" con ellas, sin la interferencia de los agentes de seguridad porque eso lo hubiera cambiado todo. Ha sido una experiencia intensa.

Adela Úcar en Vim Magazine

¿Cuanto tiempo tardáis habitualmente en preparar un reportaje de '21 días'?

Todo depende de la dificultad del programa. En este en concreto, la dificultad venía por parte de las cárceles: no nos daban el acceso. Lo normal es que se trabaje entre uno y tres meses para preparar cada programa: investigación, localización, búsqueda de personajes... Pero en este caso han sido cuatro años. Creo que es la primera vez que a un periodista se le permite pasar 21 días sin salir de una cárcel y eso es algo que ha conseguido el equipo del programa y la ocasión merecía todos nuestros esfuerzos y todas nuestras ganas.

¿Solamente estaban las cámaras durante el día?

Sí, el equipo venía solamente algunas horas del día. La mayor parte del tiempo estaba yo sola. Para que el equipo pudiera entrar en la cárcel, necesitábamos una agente que los pudiera custodiar y no siempre había una disponible. Entonces, la mayor parte del tiempo estaba yo sola en la cárcel con el resto de las presas y por eso en este programa, una gran parte se ha hecho con la cámara pequeña que utilizo yo, la 'handycam', y que siempre está conmigo. Normalmente, el 30% del programa se graba con esta cámara, mientras que en este reportaje más de la mitad del material lo he grabado yo.

¿Qué más te ha permitido conseguir esta cámara?

Con la cámara que yo tenía se ha podido reflejar perfectamente cómo es la vida de una cárcel y con la cámara grande hemos podido grabar secuencias en las que nos acercamos más a las presas, en las que nos cuentan su historia, en las que se ve cómo son los comedores, los trabajos que se tienen que hacer en la cárcel, etcétera. Yo creo que el 'mix' entre la cámara grande y la cámara pequeña ha funcionado muy bien y creo que en este programa la cámara pequeña aporta mucha realidad al programa.

¿Se han dejado grabar sin dificultades las presas o el personal de la cárcel?

No, la mayoría de las presas no querían que les grabáramos porque muchas de ellas están allí incluso sin que sus familias lo sepan. Tenían mucho miedo de que a través del programa sus familiares pudieran reconocerlas. Nosotros, por esa parte, hemos respetado muchísimo la intimidad de las presas y a todas las que manifestaron que no querían salir se les ha borrado la cara o directamente se las ponía en otro sitio durante la grabación. A medida que han ido pasando los días, se han relajado y, es más, se acercaban a nosotros para contarnos sus historias, para preguntarnos por España, para poder hablar con gente que no fuera el resto de las 300 reclusas que están allí.

Descripción de la imagen

¿Has necesitado ayuda psicológica tras tu paso por la cárcel?

No, ayuda psicológica no. Pero el paso por la cárcel te afecta psicológicamente. Yo me he sentido en muchos momentos muy desanimada, con mucha angustia, claustrofobia..., muy agobiada porque es un entorno hostil todo lo te rodea, hay muchísimo ruido, la actitud de las personas es muy fuerte, te impresiona la manera de hablar... y son todo reglas, rejas, puertas cerradas.... y te quita la posibilidad de decidir adónde quieres ir, qué es lo que quieres hacer, poder salir a tomar aire cuando lo necesitas... Y todo eso te va cargando tanto física como psicológicamente. Entré a la cárcel con mucho miedo: yo misma me notaba que estaba bloqueada y, a lo largo de los días, la sensación de ansiedad, de agobio, ha ido creciendo.

¿Qué situación de todas las que has vivido en '21 días' es la que más te ha marcado?

La pérdida de control sobre tu propia vida. En el momento en el que tú entras en una cárcel, tú no puedes decidir lo que quieres hacer, ni lo que tienes en tu poder ni qué comes. Tú tienes que cumplir con lo que marca la institución penitenciaria. Tú pones tu vida en manos de unas personas que no conoces que están aplicando una autoridad muy fuerte sobre ti. Y eso hace que te sientas muy vulnerable. A mí eso me impresionó mucho. Al ir teniendo una relación con las presas, me preocupaba y me sentía impotente porque las veía a ellas muy desorientadas en su proceso judicial, en los plazos... En la República Dominicana todo funciona más lento que aquí y los plazos para los juicios y las sentencias es muy largo.

Una vez que he salido, he hablado con sus familias y con ellas. Todas me han llamado para hablar conmigo desde que salí y hemos procurado ayudarlas en lo posible, sobre todo, en el asesoramiento del proceso que tienen que seguir porque ellas obviamente han cometido un delito, se les va a juzgar, se les impondrá una sentencia que tendrán que cumplir, eso es así porque lo marca la ley y contra eso no se puede hacer nada. Pero por lo menos el tratar de ayudarlas, en asesorarlas, en lo que está en nuestras manos, estamos tratando de hacerlo.

¿Has tenido problemas de salud tras grabar, por ejemplo, '21 días en el vertedero'?

Suelo perder peso durante los rodajes. En el vertedero fueron cinco kilos, en la cárcel ha sido uno, pero el problema de la cárcel ha sido que la alimentación era muy mala. Era la peor alimentación que he visto yo nunca. Comí mejor en el vertedero que lo que he comido en la cárcel porque solamente se comía alubias, arroz, plátano y harina. Y eso era día tras día. No había verdura, fruta, leche... Comimos carne un día: pollo. El pescado que nos ponían era un arenque seco, que se comió dos veces, que a mí me resultaba horroroso, y yo sí que notaba falta de energía. Las presas, aparte de que hay un alto nivel de obesidad por la falta de movimiento, tienen un exceso de hidratos de carbono en su dieta, al no tener minerales, vitaminas, etcétera, la mayoría de ellas tienen anemia. Yo no he llegado a tener anemia porque he estado 21 días, pero sí estuve con la tripa mal. En otros programas he tenido diarreas fuertes, algún problema en la piel... Cuando estás viviendo estas situaciones, es inevitable que te pase una factura física.

¿Y después de todo eso, sigues pensando que la mejor manera de contarle, de mostrarle, una historia al espectador es vivirla en persona?

Vivirlo es una manera de contarlo. Creo que aporta una dimensión que otras maneras de contar historias no tienen. No digo que sea la mejor; es otra manera, con la que tú tienes una cercanía a esas personas y tú puedes transmitir desde tu propia piel qué sientes no solo como presa, sino también como persona de la calle que de pronto se ve en una cárcel durante 21 días. Como periodista, el tener esa vivencia en persona hace que la historia que tú cuentas pueda resultar más cercana y que lo que transmitas sea a más viva piel.

Acceder, por ejemplo, a la información pública en España es muy complicado. ¿Te gustaría pasar 21 días dentro de un partido político para ver en primera persona de quién dependemos los ciudadanos y cómo se toman las decisiones?

Sí, me encantaría... Me encantaría siempre y cuando ese acceso sea posible, porque lo que no tiene sentido en estos casos es que tú trates de reflejar una realidad y que el acceso sea tan sesgado que lo único que estás contando es una historia que es falsa y que solo puedes contar una parte de la verdad, pero no toda la verdad. Y en estos casos, creo que lo interesante es contar toda la verdad; si solamente estás contando una parte de la verdad, al final no reflejas la realidad. Desde luego que me gustaría pasar 21 días en un partido político, en la Zarzuela, en la Moncloa..., en fin, en muchos sitios. Es tremendo que hoy a los periodistas se les esté cortando ese acceso y la posibilidad de decir la verdad.

¿Crees que hacer un '21 días' sobre esto serviría para dar una imagen diferente de los políticos?

Serviría para contar la verdad, y que sea la opinión pública la que se componga su propia imagen. Evidentemente, los partidos políticos siempre procuran dar una imagen perfecta, y uno de los trabajos de los periodistas es que esa imagen sea real; no perfecta.

¿Tienes en mente pasar 21 días con los 'indignados', casi dos años después del 15M?

Sería interesante. El problema que le veo a ese programa es que, teniendo en cuenta cómo funciona '21 días', necesitaríamos una experiencia de 21 días continuados que fuera intensa, y hoy el movimiento de los 'indignados' tiene manifestaciones puntualmente, pero no existe una continuidad diaria a lo largo de 21 días. Lo hemos intentado hacer para '21 días', pero este es el problema que nos plantea, que no tendríamos acciones suficientes para reflejar la inmensidad de ese movimiento, porque lo impactante de ese movimiento es ver hasta dónde llega el número de personas que engloba.

¿Y '21 días parando desahucios'?

En ese caso, están teniendo acciones diarias. Hay 500 desahucios al día en España, así que por esa parte yo creo que sí podríamos reflejarlo. Pero '21 días' ya hizo un programa sobre los desahuciados hace dos años, que hice yo precisamente, cuando el problema de los desahucios no estaba tan en el día a día como lo está hoy y tan en boca de todos, pero hasta ahora en '21 días' no se han repetido temas. Desde luego, los desahucios sería un tema para repetir y más en la situación en la que nos encontramos ahora. Pero hay otros temas también que nos resultan muy interesantes y que también consideramos que eso es importante contar y en '21 días' hay mucha variedad de temas: hay algunos que son muy serios, que tienen una implicación social, cierta parte de denuncia; y hay otros que son más de entretenimiento, como pueden ser el erotismo. Hay que buscar una variedad; no todos los temas son de corte social.

¿Dónde te sientes más cómoda: en esos temas sociales o en aquellos que son más atractivos a primera vista, más morbosos...?

Personal y profesionalmente, me resulta más interesante hacer programas de corte social; pero es verdad que no deja de ser divertido hacer programas como el del erotismo u otros. Creo que es interesante que haya variedad. '21 días' si se caracteriza por algo, es por eso: hacemos todo tipo de reportajes sobre todo tipo de temas y puedes tener un programa muy frío de denuncia en una ocasión y en la siguiente semana tener otro más ligero y más divertido. Creo que en la variedad está el interés del programa.

¿Tienes la misma ilusión que el primer día por seguir formando parte del equipo de '21 días'?

Tengo la misma ilusión y, sobre todo, cada día tengo más ganas de mejorar. En cada programa que hago detecto cosas que debería mejorar y para mí esa es mi gran motivación: el ver que todavía puedo llegar a más, que puedo mejorar, que puedo aprender cosas... Eso es lo que me motiva a mí. Creo que el día que dejas de aprender estás muerto. Mientras pueda seguir aprendiendo en '21 días' estaré motivadísima y encantanda de continuar con este programa.

José Mota te imitó en una parodia de '21 días'. ¿Qué te pareció? ¿Qué tal llevas las imitaciones?

¡Ah, yo encantada! Me reí muchísimo con la imitación de José Mota. A mí me gusta mucho el humor y soy muy payasa también y me encanta imitar. Estoy deseando que me vuelvan a imitar (risas). Que un profesional como Mota haga una imitación de mí, me da cierto orgullo y todo.

¿Crees que es una señal de que el programa ya se ha asentado y que los espectadores lo reconocen?

Pienso que sí. '21 días', desde luego, ya es un programa que es marca de Cuatro, que es uno de los pocos programas que ha permanecido durante tanto tiempo y que hoy en día se identifica completamente con la cadena. Yo llevo ya dos años en emisión, y es un programa que por el formato que tiene llama mucho la atención.

21 días' ha llegado a Francia. ¿Lo has visto?

No. Pero sé que está también en Chile, en Alemania, en Italia... Sí, sé que ha ido a varios países. No he tenido tiempo de ver esos programas, pero estoy deseando verlos.

En el '21 días' de Chile hay dos reporteras. Se van turnando: una entrega la presenta una; y otra, su compañera. ¿Crees que sería interesante trasladar esta idea a España?

Creo que en España funciona bien con una sola reportera. Es verdad que eso obliga a que el programa sea mensual, pero es un programa tan intenso que creo que aguanta esa mensualidad y a mí me parece interesante que sea siempre la misma persona la que se mete en las distintas vivencias porque también eso a la audiencia le permite conocerte mejor. Y uno de los grandes atractivos de '21 días' es que además de conocer ciertas historias, vas conociendo a la presentadora.

Próximamente te veremos durante 21 días buscando oro...

Sí, pero no sé si será el siguiente programa. Ese es un programa que está grabado, pero no sé cuándo se emitirá. Conseguimos reflejar cómo es la búsqueda de oro para las personas que viven en minas artesanales en Perú y ese es un mundo que desde aquí no se conoce y creo que va a ser interesante conocerlo.