ENTREVISTA FORMULATV.COM

Elena Ortega: "'¿Qué hago yo aquí?' se diferencia de otros programas de viajes en que no querrás ir allí de vacaciones"

Cuatro estrena este domingo a las 21:30h este programa "muy cañero" en el que se van a ver "muchas cosas diferentes", asegura la periodista.

Por Aitor Gutiérrez El 7 de Abril 2013 | 09:00

Cuatro estrena este domingo, 7 de abril, a las 21:30 horas '¿Qué hago yo aquí?', un programa de viajes presentado por Elena Ortega, que en su primera entrega se adentra en Siberia, para conocer, entre otras, la historia de "un matrimonio de 32 años con siete niños, el mayor tiene 7 años, se ha ido a vivir a Siberia, sin trabajo y sin nada, a buscarse la vida", avanza Ortega.

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado recientemente en 'Noticias Cuatro' e 'Informativos Telecinco'. Mediaset España y Producciones Mandarina la han elegido a ella para este formato porque "ya nos conocíamos, habíamos trabajado en los últimos años juntos y había confianza por parte de ellos", asegura la periodista a FórmulaTV.com en esta entrevista.

Tras pasar por programas como 'Aquí hay tomate', 'A tu lado', 'Salsa rosa' (Telecinco), 'España directo', 'Esta mañana' (La 1), '3D', 'Tal cual lo contamos' o 'Curso del 63' (Antena 3), "de todo se aprende", ahora ha viajado durante cinco meses por seis de los lugares más inhóspitos del planeta para reflejar el día a día de españoles que viven allí, aunque confiesa que ella no sería capaz de residir en esas zonas. "Lo he pasado tan mal en cada una de ellas... Lo que más me sorprendía era ver la capacidad de adaptación que han tenido los españoles que están ahí. Es de quitarse el sombrero".

Ha vivido situaciones tensas durante las grabaciones, sobre todo en Ciudad Juárez (México): al volver de una grabación, unas personas se acercaron al coche en el que iba el equipo, "cuando se fueron, nos dijo el conductor que debían de ir buscando a alguien con nuestro mismo vehículo, pero que habían tenido la delicadeza de mirar antes de dispararnos".

Pero se muestra agradecida por haber podido presentar '¿Qué hago yo aquí?' ("he estado haciendo lo que me gusta, que es estar en la calle, reporterismo") y por regresar a España: "Como has echado tanto de menos todo, pues lo valoras mucho más. A pesar del paro, de la crisis, de que nos están desahuciando, vivimos bien..., cuando has visto cómo viven en otros sitios".

Habéis recorrido varios enclaves inhóspitos. ¿Cuál ha sido el que más te ha sorprendido?

El que más me ha sorprendido ha sido encontrar españoles viviendo en Siberia, por ejemplo, a 40 ºC bajo cero, por propia iniciativa, no ha sido porque sus empresas les hayan destinado ni nada de eso; y el que más impacto me ha causado ha sido México.

En este país hemos recorrido las ciudades más peligrosas del mundo y ha sido brutal: el ambiente que se respira allí, la tensión, el estar grabando quince horas en la calle, encontrarte cinco o seis muertos cada día, el sentirte vigilado constantemente porque allí además los periodistas están en el punto de mira. Ese ha sido el que más me ha impactado: ver españoles que deciden estar viviendo, por ejemplo, en Ciudad Juárez no por obligación, sino por voluntad propia.

¿Cómo es su vida allí?

Tienen que estar sometidos a unas medidas de seguridad tremendas tremendas. Cambian su rutina cada día, tienen todas las puertas y ventanas enrejadas, sufren secuestros; el secuestro de un hijo, en el caso de José Antonio Elguea, que es uno de los españoles que conocimos allí. Se te pone la piel de gallina.

¿Por qué razones hay españoles viviendo en los lugares que habéis visitado?

Hay casos muy variados. La mayoría de las veces se han ido jovencitos, han establecido ahí sus raíces y se han quedado. En otras ocasiones como, por ejemplo, en Chernóbil, conocemos el caso de un español que está trabajando en el mismísimo reactor que explotó y este chico estaba trabajando en Madrid como ingeniero; no es que se haya ido porque estuviera en paro o estuviera jodido, está ahí por voluntad propia.

Hemos conocido también casos de vocación religiosa: un matrimonio de 32 años con siete niños, el mayor tiene 7 años, se ha ido a vivir a Siberia, sin trabajo y sin nada, a buscarse la vida y a dar ejemplo de familia feliz viviendo a 40 ºC bajo cero. Y no se han ido a una capital, sino a un pueblo perdido, donde llegamos a rozar los 46 ºC bajo cero.

El momento de estos padres vistiendo a esos siete niños, poniéndoles tres o cuatro capas de ropa, llevándoles al colegio en trineo... No puedes estar en la calle más de cinco minutos porque te congelas. Pues es horrible y, además, viviendo en unas condiciones duras. Él ha conseguido un trabajo de conductor, pero tenía en Barcelona un buen puesto: ganaba 3.000 euros al mes y lo dejó todo. Ahora le pagan 500 euros.

Sí, ellos son unos de los protagonistas del primer programa. Hay más. Nosotros en cada programa mostramos una zona diferente del mundo: lugares inhóspitos, complicados, donde la vida es muy difícil. Dentro de cada zona, hacemos una ruta para conocer más o menos toda la zona. Hacemos una ruta a veces en coche, a veces en tren, a veces en barco... y en cada ciudad a la que llegamos conocemos uno o dos españoles; con lo cual, en cada programa, conocemos la historia de seis o siete españoles.

Seis, la primera temporada completa.

¿Podría haber una segunda temporada?

¿Cuáles son las expectativas de la cadena con este programa?

No sé. Imagino que los directivos querrán que hagamos lo que ha hecho 'Palabra de gitano'. Todos queremos hacer mucho, ¿no?

'Salvados' es un programón, es un programón y es difícil, claro, porque gusta mucho. Pero vuelvo a 'Palabra de gitano': este programa ha conseguido funcionar y enganchar a la gente y nosotros vamos a intentarlo también; a nuestra forma, pero vamos a intentarlo.

¿De esas seis zonas que has visitado, tú serías capaz de vivir en alguna de ellas?

No, no, no... , además es que lo he pasado tan mal en cada una de ellas.... son todas tan intensas que te agotan, te agotan. Eso es lo que más me sorprendía: ver la capacidad de adaptación que han tenido los españoles que están ahí. Es de quitarse el sombrero, de verdad, ha sido muy muy intenso. Yo cuando llegaba a España de cada viaje, respiraba y decía 'por favor, cómo estamos aquí de bien'. A pesar de todo: del paro, de la crisis, de que nos están desahuciando.... A pesar de todo eso, vivimos bien... bien, entre comillas, cuando has visto cómo viven en otros sitios.

¿Has llegado a pensar, cuando estabas en esas zonas, 'qué hago yo aquí'?

Pues sí, sí. En México sobre todo. Cada día lo pensaba. En México estuvimos grabando en una discoteca con una chica española que trabaja allí como 'disc jockey', que además mataron a su padre en México porque le extorsionaron, él se negó y... Era catalán, mantuvo un negocio de parking y le mataron. Ella decidió quedarse porque estaba empezando a funcionar en México muy bien como 'disc jockey' y estuvimos grabando con ella en una discoteca. A los dos días entró un grupo armado y acribilló a once chavales de 18 y 19 años. Y cuando lo leí en el periódico.... la piel de gallina.

Luego, esa noche, nada más llegar a Ciudad Juárez, te daban normas: te decían 'no mires a nadie a los ojos; no discutas si tienes un problema con el coche; si echáis gasolina, dejad el motor encendido por si tenéis que salir corriendo....'. Una noche llegábamos de una grabación, nos llevó un conductor, y se nos pararon unos coches al lado. Y nos dijo él: 'Por favor, ahora no miren por la ventanilla. Bajen la mirada'. Y yo me quería morir; decía '¿qué coño hago yo aquí?'. Cuando se fueron, nos dijo el conductor que debían de ir buscando a alguien con nuestro mismo vehículo, pero que habían tenido la delicadeza de mirar antes de dispararnos.... Cuando llegué al hotel, dije 'no sé si volver a España corriendo'.

¿Cuánto tiempo tuviste que pasar en Ciudad Juárez?

En Ciudad Juárez, cinco días. En total, en México, estuvimos trece días. Nos repartimos: vamos haciendo las rutas, con lo cual a lo mejor en cada ciudad estamos dos o tres días. En Ciudad Juárez estuvimos un poquito más porque había muchísimo que contar.

¿Es lo habitual en '¿Qué hago yo aquí?' pasar trece días en cada país que visitáis?

Diez u once días, que condesamos en una hora de programa.

¿Va a ser un programa similar a otros como 'Españoles en el mundo' o 'Callejeros viajeros'?

No, no tiene nada que ver. El programa es muy cañero y al ir haciendo una ruta por la zona, yo hago un poco de hilo conductor; a mí entre personaje y personaje me van sucediendo historias, en los recorridos de ciudad a ciudad. Y vemos muchísimas cosas diferentes; todo lo que a mucha gente le gusta ver pero de lejos. A nadie le gustaría estar en Ciudad Juárez, pero te gusta verlo desde la televisión. Creo que vamos a ver cosas que no hemos visto en ningún otro programa. Los familiares que lo han visto, la sensación que tienen una vez que han terminado de ver cualquiera de los seis programas es 'tengo un nudo en el estómago'.

¿Y qué más hace diferente a este programa con respecto a otros de viajes?

Cuando terminas de ver 'Españoles en el mundo' o 'Callejeros viajeros', dices 'yo quiero ir a ese sitio, quiero ir de vacaciones ahí' y te apuntas direcciones y miras hasta vuelos para ir. Aquí todo lo contrario: termina el programa y dices 'qué bien estoy aquí en mi casita'.

Pero aun así, ¿crees que habrá espectadores que quieran ir a hacer turismo a esas zonas que mostráis en el programa?

Puede ser, sí, siempre hay algún loco que dice que le apetece algo diferente y lo hace. Se está poniendo muy de moda el turismo extremo. De hecho, nosotros, estando en Chernóbil, coincidimos con grupos que estaban haciendo turismo allí. A Ciudad Juárez no creo que fueran; allí ya te juegas la vida en serio. En Siberia también nos encontramos con turistas porque, a pesar de que se pasa muy mal, es bonito. Hay españoles que dicen que van a cambiar su vida y van a probar a ver qué tal y si son capaces de sobrevivir. Y lo consiguen y encima forman allí su hogar, que es lo sorprendente.

Hablabas del peligro que corriste en Ciudad Juárez. ¿Temes que te critiquen por involucrarte demasiado como periodista o que lo hagas para aumentar la audiencia?

No, todo lo hacemos con sensatez. En ningún momento se va a ver que nosotros nos juguemos la vida. Otra cosa son las historias que nos cuentan los personajes; pero nosotros jugarnos la vida, no. De hecho, a lugares en guerra no vamos, guerras oficiales... tan locos no estamos.

Durante todo este tiempo que estabas fuera de casa, ¿cómo compaginabas tu vida laboral con tu vida social y personal? ¿Cómo lo has llevado?

Haciéndote a la idea de que esos once días que estás fuera de casa, estás fuera de casa y estás dedicada exclusivamente al trabajo. Luego cuando llegas, intentas aprovechar al máximo, y la verdad es que lo disfrutas mucho más porque como has echado tanto de menos todo, pues lo valoras mucho más. Pero desde luego que vida social en los viajes, ninguna, cero.

¿Cuánto tiempo habéis tardado en grabar, en total, los seis programas?

Cinco meses: grabación, edición, preproducción... Cuando terminábamos de grabar un programa, descansábamos dos o tres semanas.

¿Antes de ser presentadora de '¿Qué hago yo aquí?', qué estabas haciendo?

Estaba en informativos. Lo último que había hecho era en 'Informativos Telecinco': formaba parte del equipo de "Reporteros", era como el "A fondo" de 'Antena 3 noticias'. En Telecinco teníamos un equipo de reporteros, del que yo formaba parte, pero hubo reducciones, desapareció "Reporteros" y pasé a 'Noticias Cuatro'.

¿Tenías ganas de presentar tu propio programa?

Sí, sí, aunque tampoco me lo tomo como labores de presentación pura y dura porque, al fin y al cabo, he estado haciendo lo que me gusta, que es estar en la calle, reporterismo. Encima, en las zonas en las que he estado, a cualquier periodista le apetece una vez por lo menos en su vida vivir algo así.

¿Por qué crees que Mediaset España te ha elegido a ti para presentar este programa?

Ya nos conocíamos, habíamos trabajado en los últimos años juntos y había confianza por parte de ellos y de Mandarina, la productora.

Anteriormente has estado en otros programas más alejados del reporterismo, como 'Salsa rosa' o 'Aquí hay tomate'. ¿Qué te ha aportado trabajar en estos espacios?

Sobre todo, conocer todos los campos. He hecho redacción de mesa, preproducción pura y dura, guion, edición.... un poco de todo. Así que valoras mucho el trabajo de producción que han hecho los compañeros que están en la redacción. En '¿Qué hago yo aquí?', se han tirado horas, por los cambios horarios, buscando españoles en estas zonas. Y grabo con la idea de qué es lo que necesita el equipo para hacer un buen programa. De todo se aprende.

La crónica social no está, en general, bien vista por una gran parte de los ciudadanos. ¿Crees que un periodista pierde credibilidad en programas como esos?

No, en absoluto. Creo que lo único que diferencia el trabajo es el contenido; la forma es la misma. Hoy haces una noticia de corazón; y mañana, una de deporte. Lo único que cambia es lo que estás contando.

Muchos espectadores critican los cebos, los avances que muestran imágenes de lo que ocurrirá o de lo que se hablará en el programa para aumentar el interés de la audiencia y que no cambie de canal, la frivolidad... ¿Dónde crees que están los límites?

El límite que se quiera poner cada uno. Lo fácil muchas veces es echar la culpa al jefe, pero yo pienso que si tienes un poco de dignidad y hay ciertas cosas que no quieres contar, no tienes por qué contarlas. Es la ética periodística. Es vital aplicarla en todos los ámbitos periodísticos, da igual cuál sea el tema: política, cultura, sociedad....

¿Cómo ves la situación política y social actual de España?

Es desastrosa; no hay más que ver los informativos, hablar con el taxista, con tu peluquera.... para ver que es desesperante. Pero es lo que decía: en peores plazas hemos toreado y... bueno.... al fin y al cabo... de verdad, cuando ves cómo están en otros sitios, dices 'madre mía'. Que eso no quita para que no luchemos por lo que merecemos y por lo que creemos que necesita el país, eso por supuesto. Lo que no podemos es ser unos pasotas, hay que pelearlo y quejarse y salir a la calle y manifestarse, por supuesto. Lo que decía antes era que me he dado cuenta de lo mal que están en otros sitios, pues cuando llego aquí lo valoro. No quiere decir que no estemos mal, que sí que lo estamos.