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En el primer trimestre de 2012 se produjeron en España más de 46.000 desahucios, según cifras del Consejo General del Poder Judicial. Más de 500 desalojos diarios que implican la ruptura del modo de vida de las personas afectadas. De algunas de ellas, de su lucha para seguir manteniendo su casa y de la nueva existencia que se ven obligadas a vivir, tratará "Sólo pido un techo", nuevo título del reportaje de 'Conexión Samanta', que Cuatro ofrecerá este jueves 11 de abril (00:15 horas).
Faltan cuatro días para que María, una mujer de 74 años, participe en una protesta contra el banco que pretende desahuciarla. La anciana lleva toda su vida trabajando para pagar su piso y ahora, lo va a perder por avalar con él a su hijo Pedro, de 45 años, quien hace unos años se compró una casa en el centro de Guadalajara. La letra de la hipoteca fue subiendo, se quedó sin trabajo y, de repente, llegó un momento en el que no pudo afrontar los pagos. Hace dos años le desahuciaron de su piso, dejándole sin otra opción que volver a casa de su madre. Ambos luchan para evitar que el banco ejecute la deuda y mande a subasta el piso de María.Samanta Villar
Mientras tanto, Pedro sigue luchando y se adapta como puede a su nueva vida: "Es volver un poco a lo que era tener 15 años. Mi vida ha sido muy bonita, pero las cosas se han torcido y he tenido que volver a casa de mamá". Pedro no puede reprimir las lágrimas al pensar en su situación: "Aunque no lo parezca, es más triste de lo que uno cree. Sí, estás muy a gusto en casa de tu madre, pero no es lo normal".
Los afectados se organizan en diferentes organizaciones
"Sólo pide un techo" también muestra cómo los afectados por los desahucios se organizan para defender mejor sus intereses. En el caso de Pedro, recibe ayuda de psicólogos y de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que los acogió a él y a María para apoyarles en su lucha. Miles de personas miran esperanzadas la sentencia europea contra la ley española de desahucios, en la que se especifica que no se ajusta a la norma comunitaria. Para muchos afectados, significa ver la luz al final del túnel, pero María no es tan optimista, porque su hijo ya ha sido desahuciado y no está claro que la sentencia vaya a tener efecto retroactivo. Para ellos, es muy probable que llegue tarde. "Es un poquito de esperanza, pero lo vemos muy difícil", afirma.
La periodista también hablará con Rafael Mayoral, el portavoz nacional de la PAH durante el acto de entrega de escritos de nulidad de desahucios que la Plataforma realizó recientemente en los Juzgados de Madrid. Según le explica a María, todo lo que han hecho para poner a subasta su piso es ilegal según la normativa europea. Mayoral afirma que, tras la sentencia de Estrasburgo, "se abre un escenario en el que vamos a luchar por todos, porque la que estamos viviendo es una situación muy seria. Pedir justicia y pedir el cese de la violación de derechos humanos no es un delito, sino una obligación de las personas individuales frente a las entidades privadas y públicas".
Okupas de su propia casa
José Manuel y Lourdes viven en Córdoba, tienen dos hijos y han okupado su propia casa. A ellos les desahuciaron hace unos meses, por lo que decidieron meterse de nuevo en su hogar para no quedarse en la calle.
Villar en un reportaje
La vida en las corralas
En Sevilla, la reportera conocerá a las vecinas de la Corrala de la Utopía, situada en el barrio de La Macarena. Se trata de unas mujeres que, tras haber sido en su mayoría desahuciadas de sus casas, decidieron okupar un bloque de viviendas vacías propiedad de un banco. Ellas han sido pioneras porque, a raíz de su iniciativa, han surgido otras similares en la ciudad. Allí conoceremos a Manuela y veremos cómo es vivir sin agua y sin luz. Según ella, "esto es como se vivía cuando yo era pequeña, es muy duro. El que se crea que okupar es fácil, está muy equivocado". A raíz de esta experiencia su hijo Raúl, que también vive en el edificio, ha cambiado de opinión respecto a las personas que habitan viviendas vacías. "Yo antes pensaba que los okupas eran unos vividores que nunca habían dado un palo al agua, pero ahora te das cuenta de que hay gente que se mete porque realmente vive una situación...", explica sin poder acabar la frase.
Samanta acompañará también a Mario, otro vecino de la Corrala, a cargar su móvil en una tienda de alimentación, este es sólo uno de los muchos inconvenientes de vivir sin electricidad. Las noches son, sobre todo, las más duras en la Corrala de la Utopía: es cuando sus miembros se dan cuenta de lo difícil que es estar sin luz. Al día siguiente, la periodista asistirá a una mesa de negociación en la sede del Defensor del Pueblo, quien intentará mediar en el contencioso entre los miembros de la corrala y el banco con el objetivo de conseguir la principal demanda de los okupas: el alquiler social.