ENTREVISTA LASEXTA

Alejandra Andrade: "Sigo soñando con muchos de los españoles a los que hemos entrevistado en 'Encarcelados'"

Reconoce que "no se puede quitar de la cabeza" las historias de estos presos.

Por Redacción El 25 de Septiembre 2013 | 19:05

De 'Callejeros' a 'Encarcelados'. Alejandra Andrade ha pasado de hacer reportajes en la calle a meterse en las cárceles más peligrosas de Latinoamérica para descubrir cómo sobreviven en ellas los presos españoles. "Me pareció una idea apasionante", asegura Andrade sobre la razón que la llevó a aceptar la propuesta de Atresmedia TV.

"Somos un equipo muy pequeñito que se ha dejado la piel y el corazón en contar un drama". La vida en la cárcel no es fácil y los reportajes lo dejan claro: "Cuando puse un pie en el patio principal de la cárcel de La Victoria y vi a todos esos presos tirados por el suelo, rodeados de basura pegándose por un plato de comida, pensé que no sería capaz de hacer el reportaje".

Tras la experiencia de 'Encarcelados', Andrade ha descubierto que "los presos españoles suelen sufrir bastante el racismo" y pone como ejemplo Perú: "Muchos nos contaban que sus compañeros peruanos les dicen 'primero nos robasteis nuestro oro amarillo y ahora os queréis llevar nuestro oro blanco'".

¿Cómo se os ocurrió a Jalis de la Serna y a ti la idea de hacer 'Encarcelados'?

Nos llamaron de laSexta para ofrecernos el programa y nos encantó. Poder entrar en una cárcel y contar las historias de los presos españoles me pareció una idea apasionante.

Hace 10 años conseguí una entrevista en exclusiva con Javier Villanueva, un español encarcelado injustamente en Palmasola, una de las cárceles más peligrosas de Latinoamérica. Desde entonces me quedé con el gusanillo de volver a hacer un trabajo periodístico en una cárcel.

Cuando nos propusieron hacer una serie entera de 10 capítulos sobre las cárceles de América Latina no me lo podía creer. Era cumplir un sueño.

¿Qué fue lo primero que os dijeron en la cadena?

En un primer momento no nos concretaron exactamente en qué iban a consistir los reportajes. Nos lanzaron titulares: tendríamos que viajar, los reportajes iban a ser en español, el formato nos iba al pelo, era periodismo de verdad, nos iba a encantar.

Me tiré tres días dándole vueltas. Me acuerdo que, de camino a la siguiente reunión, en el coche de Jalis, le dije: "¡Seguro que son cárceles!", y... ¡acerté!

¿Y tú familia que te dijo?

Que si no era capaz de buscarme algo más tranquilito [risas]. Mi marido y yo le dimos muchas vueltas porque tenemos dos niños pequeños y sabíamos que esto iba a ser duro para toda la familia.

Tantos días fuera de casa, empezar un proyecto nuevo, y sobre todo: ¿era peligroso entrar en esas cárceles tan conflictivas? Después de pensarlo muchísimo él me dijo: "Alejandra, no conozco a nadie al que le haga tan feliz su trabajo como a ti y tu felicidad es la nuestra, así que ¡adelante!, tu familia te apoya en todo". Son los mejores del mundo y se lo agradezco en el alma porque, la verdad, no está siendo fácil.

Explícanos, ¿cómo es el desarrollo de 'Encarcelados'?

Y ese viaje se convirtió en una auténtica pesadilla. Durante 10 capítulos los espectadores pueden conocer cómo estos españoles sobreviven en el infierno.

¿Qué tiene el programa para enganchar a la audiencia?

¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de hacer los reportajes?

Esto ha sido posible gracias a Marcela Morales, nuestra productora de contenidos. Nunca en mi vida he visto trabajar a alguien así, día y noche pegada al teléfono, removiendo cielo y tierra para conseguir todo lo que necesitábamos. Con una ética profesional envidiable, Marcela ha sido mi gran apoyo en este proyecto, dentro y fuera de las cárceles.

Creo que sin ella hubiera sido imposible entrar en cárceles tan peligrosas como las de Colombia, El Salvador o la República Dominicana. Ha conseguido que entráramos en prisiones dónde jamás una cámara había entrado.

Jalis de la Serna y Alejandra Andrade

Mi primer día de grabación fue en la República Dominicana. Cuando puse un pie en el patio principal de la cárcel de La Victoria y vi a todos esos presos tirados por el suelo, rodeados de basura pegándose por un plato de comida pensé que no sería capaz de hacer el reportaje.

Uno de los españoles encarcelados nos asignó a un grupo de presos que se encargaron de nuestra seguridad durante todo el recorrido en la prisión.

Comenzamos a conocer las historias de los españoles y de los presos dominicanos, estaban deseando mostrarnos sus condiciones de vida. Poco a poco se me fue pasando el miedo y enseguida empecé a disfrutar de la grabación.

¿Te imaginabas lo que has visto?

Sí, pero no es lo mismo imaginártelo que entrar en la cárcel. Nos hemos documentado mucho antes de entrar dentro: estructura, capacidad, población, etc. Pero en algunas cárceles no existían ni fotos porque nunca había entrado una cámara.

Además cada cárcel es un mundo. En Costa Rica, por ejemplo, pensábamos que las prisiones serían más modernas y que las condiciones iban a ser buenas, pero cuando llegamos, el director de una de ellas nos quería hacer firmar un documento en el que no se responsabilizaba de nuestra seguridad.

¿Cómo fue la selección de las cárceles?

Hicimos la selección en función del número de españoles presos. El objetivo del programa era viajar a los países donde se encontrara el mayor número de españoles encarcelados para conocer a fondo sus historias.

Alejandra Andrade

¿Os han dicho en muchas que no podíais ir?

En un principio sí. Pero a Marcela y a Elena no se les ha resistido casi ninguna.

¿Cuál fue la que menos problemas os puso?

Los problemas nos han rondado en todos los países y en casi todas la cárceles.

¿Repetirías reportaje en alguna?

Me quedé con muchas ganas de entrar en el pabellón de hombres en la cárcel de Ancón II en Perú. Teníamos todos los permisos, pero cuando llegamos allí no nos dejaron ingresar en las celdas.

¿Qué persona o personas recuerdas especialmente?

Sigo soñando con muchos de los españoles a los que hemos entrevistado. No me los puedo quitar de la cabeza. También hemos conocido a gente increíble: religiosos, miembros de instituciones penitenciarias, trabajadores de ONGs...; personas que no voy a olvidar nunca.

¿Sentiste miedo o inseguridad en algún momento?

Si, el momento en que nos querían hacer firmar el documento que he comentado antes. Los directivos de la cárcel no querían hacerse responsables de lo que nos pudiera pasar dentro de un pabellón en el que vivía uno de los españoles.

Nos dijeron que era muy peligroso y que aunque nos pusieran a 40 policías para protegernos, ellos eran 1.000 presos. El día anterior se habían producido altercados entre los internos y la policía y el ambiente estaba tenso. No somos unos inconscientes, así que decidimos no entrar en ese módulo.

¿Lo pasan peor los presos extranjeros que los locales?

Allí nadie lo pasa bien, pero el que tiene dinero logra sobrevivir un poquito mejor. En muchas de las cárceles que hemos visitado, sin dinero no comes. Los españoles tienen que pagar hasta por un pedazo de suelo donde dormir.

Muchos locales no tienen absolutamente nada; sin embargo, los españoles reciben una pequeña asignación que les da todos los meses la embajada española.

Los presos españoles suelen sufrir bastante el racismo, por ejemplo, en Perú muchos nos contaban que sus compañeros peruanos les dicen: "Primero nos robasteis nuestro oro amarillo y ahora os queréis llevar nuestro oro blanco".