Este 14 de enero comienza la lucha de 18 aspirantes a convertirse en el mejor repostero amateur de España. Es ahora cuando arranca la verdadera competición en 'Deja sitio para el postre', donde el ganador obtendrá un premio de 30.000 euros y un curso intensivo impartido por Paco Torreblanca valorado en 15.000 euros.
Para llegar hasta aquí han sido seleccionados entre más de 3.000 personas. En la primera fase del casting, se eligieron a 500 candidatos, número que se vio reducido a 30 en la siguiente ronda, la "Academia del gusto", de la que salieron los 18 finalistas.
Equipo Rojo: Amanda Laporte
Geraldine Daniel, 32 años. Bretaña (Francia).
"Crecí en la Bretaña francesa. Trabajaba en marketing, tenía la vida muy organizada, pero le di un giro radical para cumplir mis sueños y conocer mundo. Casualidades de la vida, llegué a España por amor y vivo en Alicante desde hace tres años. Desde muy pequeña, mi querida abuela me transmitió todo su amor por la repostería. Para mí, un postre es como un sentimiento dulce, es la magia de crear momentos que recuerdas para siempre".
Halima Mourid, 30 años. Safi (Marruecos).
"Nací en la ciudad costera de Safi y me vine a España hace 10 años para estar junto a mi marido. Soy madre de dos niñas, Sundus y Asil. Desde muy pequeña me han apasionado la repostería y las manualidades. A los 15 años empecé a experimentar a la hora de elaborar pastas y dulces. Mi primer experimento fueron unos cuernos de gacela, típico postre de mi tierra, que elaboré con la ayuda de mi abuelo. Ya en España, pasé por varios trabajos y al final decidí dedicarme a lo que más disfruto haciendo: elaborar tartas y dulces árabes por encargo. Sigo aprendiendo, formándome todos los días de forma autodidacta y endulzando la sobremesa de mi gente".
Ángel Segura, 19 años. Alicante.
"Me considero una persona trabajadora, luchadora, humilde, creativa, perfeccionista y exigente. Vengo de una familia panadera y pastelera, así que se puede decir que he crecido con la repostería, siempre fijándome en mi hermano mayor, todo un profesional de la pastelería. Desde pequeño he tenido un gran obstáculo, que es la alergia a la harina. Sin embargo, dedicarme a esto es un sueño que llevo persiguiendo desde pequeño. Éste es el motivo por el cual estoy aquí, porque creo que ésta es la mejor oportunidad que la vida me ha brindado para cumplirlo".
Antonio Abad 'Tonino', 41 años. Barcelona.
"He tenido innumerables empleos, pero nunca me identifiqué con ninguno. Cuanto más buscaba, menos encontraba. Pero nunca es tarde y, cosas del azar, las personas que más me quieren pusieron en mi camino lo que me apasiona: ¡Crear! Hacer feliz a alguien, dibujar una sonrisa, hacer de una reunión una fiesta... Son cosas que puedo hacer a través de la repostería, mi pasión, a la que me quiero dedicar en cuerpo y alma. Me levanto por las mañanas y pienso: ¿Qué dulce me pongo hoy?"
David Molina, 32 años. Lleida.
"Soy padre de Enzo, la persona que verdaderamente me ha enseñado a ver la vida de otra manera. He crecido entre fogones, ya que mi padre se ha dedicado toda la vida a la hostelería. Fue él quien me enseñó la pasión, el esfuerzo, la perfección... Después de años haciendo cocina clásica me di cuenta de que el recuerdo con el que se quedaba la gente era el postre, así que comencé a copiar recetas, reinventarlas y trabajar en nuevas ideas. Aquí he encontrado el lugar perfecto para demostrar mi pasión, constancia, esfuerzo y perfección y para aprender a endulzar la vida a los que me quieren".
Ana María Gómex, 61 años. Cantabria.
"Vengo de Torrelaguna, en Cantabria, pero me crié en el puerto de Santa María, por lo que tengo el corazón dividido. Desde muy joven he sido una enamorada de la pastelería casera, que es la que hago habitualmente para mis fans: mi familia. Tengo tantos años como ilusiones, ganas de aprender y de vivir. Esta aventura no va a cambiar mi forma de vida, pero de alguna manera va a ser un soplo de aire fresco. Es una oportunidad que nunca pensé encontrarme en el camino, pero mi familia me empujó a aprovechar, por lo que afronto el reto con muchísima ilusión".
Equipo Verde: David Pallàs
Marta Dalmau, 25 años. Valencia.
"Creativa, exigente, curiosa, con poca vergüenza y mucho sentido del humor. Hablo por los codos y siempre veo el vaso medio lleno o lleno entero. Antepongo el corazón a la razón, soy puro sentimiento. Me apasiona la moda sin obsesionarme, la fotografía y, por supuesto, la pastelería. Detallista sin remedio, no concibo la repostería sin cuidar la decoración al mínimo detalle. Mi color es el verde esperanza y si fuese un postre sería el pan con chocolate, que, como yo, no es el postre perfecto pero simboliza la felicidad".
Miriam Pérez, 27 años. Vizcaya.
"Enamorada de los dulces gracias a mi abuela Juli, mi espíritu inquieto y mi enorme curiosidad me llevaron a ser paleontóloga, aunque nunca olvidé mi pasión por la repostería. Hornear, crear y decorar postres me aporta serenidad, ilusión y una alegría tal que sería capaz de iluminar el mundo. Me maravillan los ojos y las sonrisas de quienes prueban un postre, esa satisfacción nacida del placer de disfrutar de los olores, sabores y texturas. Quiero poder regalar eso cada día".
Antonio Valero, 54 años. Palma de Mallorca.
"Soy muy positivo, muy alegre y hablador. Siempre estuve ligado al mundo de la hostelería, de hecho fui maître, aunque nunca me había adentrado de lleno en el mundo de la pastelería. Mi afición viene de forma accidental, nunca mejor dicho, porque hace unos años un infarto me dijo que me tenía que tomar la vida con más calma. Cuando estuve de baja, la repostería se convirtió en un refugio donde podía relajarme y desde entonces no he parado. El cuidado y los tiempos que necesita la repostería los he aplicado también a mi vida. Se puede decir que me ha ayudado a cambiar. Mi público es mi familia, mi mujer y mis hijos, que me han animado muchísimo a lanzarme y cumplir el sueño de estar en 'Deja sitio para el postre".
Bernabé Gómez, 19 años. Jaén.
"Soy muy extrovertido. No podría imaginar mi vida sin el sentido del humor y trato de llevar esa alegría a la repostería. Desde pequeño, mi afición ha sido la cocina, pero mi verdadera pasión es la repostería. Todavía recuerdo el día en que mi tía trajo un brownie a una reunión familiar y me contó que ese postre nació a partir de un error: el olvido de la levadura por parte de su creador. Esa historia tan divertida y curiosa hizo que me picara el gusanillo. Desde entonces, he estudiado un grado medio para aprender y mejorar con un objetivo claro: convertir esta pasión en mi profesión".
Rocío Arroyo, 34 años. Ciudad Real.
"Apasionada de los postres, para mí la pastelería es mágica, creativa y una manera de expresar mis sentimientos. No hay nada más dulce que dedicarse a lo que a uno le gusta y yo lo he conseguido gracias a la repostería. Me encanta mostrar mis elaboraciones, enseñar la técnica para hacerlas y siempre he tenido mucho cuidado con los ingredientes que utilizo: deben ser de primera calidad. No dejo nada al azar. En mi vida, moda y pastelería es una fusión imprescindible: un postre bien vestido es irresistible a la vista, además de una perfecta combinación con un gran sabor".
Daniel Diéguez, 33 años. Pontevedra.
"Siempre insistía a mi madre para que me enseñase las recetas de la familia. De ella y mis abuelas aprendí mientras ayudaba a preparar la comida. Toda clase de mezclas y al horno, de niño siempre me entusiasmaba mirar mientras la masa se transformaba en un bizcocho. Practicaba la alquimia en la cocina poniendo en práctica lo aprendido en las vacaciones en casa de los abuelos. Estudié Escultura y Bellas Artes y vivo mi vida sobre patines. Hace unos años, en Londres, quedé prendado con los dulces de los escaparates y pensé que podría fusionar mi vena artística con la repostería. Desde entonces intento hacer obras de arte comestibles".
Equipo Azul: Sergi Vela
Pablo Margos, 23 años. Valencia.
"Me considero una persona que sabe lo que quiere y que trabaja duro para conseguir aquello que se propone. Una parte vital de mi vida es la familia. Me he criado en una muy numerosa y todos hemos trabajado juntos, por lo que siempre hemos estado muy unidos, tanto en los buenos momentos como en los malos. Trabajo como cocinero de platos salados, la especialidad de la casa son las paellas, pero me apasiona la repostería. Quiero transmitir lo mismo que yo siento cuando elaboro un buen postre. Esa sensación de felicidad y del trabajo bien hecho es inmejorable, por eso intento ser el mejor y darlo todo en cada cosa que hago".
Ingrid González, 37 años. Madrid.
"En mi vida he emprendido muchas aventuras, sueños e ilusiones, de hecho creo que he dedicado gran parte de mi vida a soñar, a lograr objetivos, a caer, a ilusionarme, a desilusionarme. Hace años un sueño comenzó a inquietarme, pero era un sueño que al despertar veía a años luz de mis posibilidades: vivir de la repostería. No tenía medios, ni experiencia, ni tiempo, así que lo dejé marchar. Pero un día llegó mi hijo Miguel. Mi vida se llenó de colores, muñecos, dibujos animados, sonrisas... Y sin saber cómo, de repente, la casa estaba llena de harina, azúcar, chocolate, moldes, libros de cocina, recetas... Poco tiempo después dejé mi trabajo como militar en su submarino torpedero y empecé a dedicarme en cuerpo y alma a mi dulce sueño".
Maripili Martínez, 35 años. Cuenca.
"Vengo de Motilla del Palancar, aunque mi corazón familiar es madrileño. Soy risueña, trabajadora, familiar, luchadora, muy expresiva y una madraza. Desde 2011 cuido de mi tarta más dulce: mi pequeña Inés, mi masa más perfecta, con la cantidad exacta de dulzura. La repostería es, desde hace muy poco tiempo, mi nuevo estilo de vida. No hay nada tan bonito como ver las reacciones que producen mis postres amateurs en mi familia. Disfruto muchísimo, me encanta y ya no concibo mi vida sin la repostería. ¡Y eso que yo era de salado!".
Alicia Piguillem, 32 años. Barcelona.
"Apasionada, sincera, espontánea y con afán de superación. La pastelería se ha convertido para mí en un proyecto de vida. Tal es así, que hace poco decidí dedicarme a la repostería profesionalmente, e incluso aplacé mi boda para vivir el sueño de estar en el obrador de 'Deja sitio para el postre'. Como la repostería, soy una persona en constante evolución. En la mezcla de ingredientes, en las texturas y sabores y en la exactitud de la alquimia que es la pastelería es donde encuentro el lugar perfecto para plasmar mis sentimientos y sueños".
Valentín Ruiz, 39 años. Ciudad Real.
"Extrovertido, apasionado, cariñoso, generoso con los demás, soy todo corazón, sensible, pero a la vez muy fuerte y de los que siempre se queda con el lado bueno de las cosas. Vengo de estirpe pastelera. Mi vida dio un giro de 180 grados al fallecer mi padre, cuando tomé una de las decisiones más importantes de mi vida: hacerme cargo del negocio familiar, la pastelería "Valentín", como se llamaban mi padre y mi abuelo. Compartir esto junto a mi madre ha sido uno de los mejores regalos que la vida me ha podido dar, además de mis dos hermanos, Ángel y Jaime, dos pilares básicos en mi vida".
'Leo' Ariocha Socarras, 40 años. La Habana (Cuba).
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"Nací y me crié en La Habana. Desde muy pequeño, recuerdo a mi abuela y a mi madre deleitándonos con suculentos dulces. Mi vida nunca estuvo ligada a la cocina y menos a la repostería. Sin embargo, en cada ciudad que visitaba sentía la necesidad de conocer y disfrutar de sus dulces y sabores. Hoy hace ya 15 años que vivo en España. Aparte de la danza, mi profesión, no hay nada que me haga más feliz que crear un postre para mis familiares y amigos".