SIN ACUERDO

Los trabajadores de TV3 bloquean durante 12 horas a los directivos de la cadena

Alrededor de 200 personas intentaron forzar las negociaciones para prorrogar el convenio colectivo.

Por Santiago Aparicio El 5 de Febrero 2014 | 11:36

Brauli Duart, presidente de la CCMA

El pasado lunes 27 de enero, TV3 convocó una huelga de 12 horas para protestar contra las últimas medidas adoptadas por la dirección de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA). Esta jornada de protesta fue seguida por una de 24 horas el pasado jueves, y desde el sábado los trabajadores mantienen los paros a la espera de acuerdo con la dirección de la CCMA.

Alrededor de 200 personas presionaron a la dirección de la CCMA, encabezada por su presidente Brauli Duart, impidiendo su salida de la sede desde el mediodía hasta la medianoche. Un total de 25 personas, entre las que estaban Eugeni Sallent, director de TV3; jefes de área y de departamento, además del propio Duart, se encontraban bloqueados por la plantilla. Todos ellos se habían reunido para conocer el nuevo rumbo de la empresa tras aplicar el convenio del sector audiovisual, una vez vencido el anterior convenio colectivo.

La situación obligó a negociar entre los altos cargos y los empleados, pero el acuerdo no llegó en ningún momento. El personal de seguridad desaconsejó un primer intento de huída, mientras los Mossos d'Esquadra permanecían en el exterior a la espera de nuevos acontecimientos. Por su parte, los retenidos prefirieron evitar la intervención de las fuerzas policiales por la imagen negativa y transcendental que esto supondría.

A partir de las ocho de la tarde, los trabajadores permitieron salir a todo el mundo excepto a Brauli Duart y Eugeni Sallent, con los que pretendían zanjar las negociaciones en aquel momento. Sin ánimo de ceder, el resto del consejo de dirección decidió permanecer allí en apoyo a Duart y Sallent. Finalmente, a las 12 de la noche, los altos cargos de la empresa consiguieron abandonar sin obstáculos la sala en la que permanecían recluidos ante los gritos y las quejas del resto de trabajadores. Mientras tanto, la programación de televisión continuó como estaba prevista sin ningún tipo de alteración.