CRÓNICA DESDE COPENHAGUE

Israel, la gran sorpresa quedándose fuera de la final de Eurovisión 2014

Conchita Wurst puso el momento estelar a un espectáculo muy reñido y sin favoritos claros.

Por Alberto Gallardo El 9 de Mayo 2014 | 15:50

Turno de analizar la segunda semifinal del Festival de Eurovisión 2014 que tuvo lugar la noche del pasado jueves cuando algunos eurofans aún estaba recuperándose de las emociones fuertes de la primera, donde seguimos llorando la pérdida de la alegre Portugal y la marchosa Estonia en detrimento de los temibles Pollapönk (Islandia) y Valenina Monetta (San Marino). Todo apuntaba en esta segunda cita oficial a que asistiríamos a una semifinal bastante completa y potente, sin claros favoritos además, salvo el momento estelar con Austria y la ya célebre Conchita Wurst, pero me estoy adelantando así que volvamos al punto de salida, donde tuvimos buenos y malos momentos.

La segunda semifinal no se emitió en televisión en España ya que TVE no tiene la obligación de retransmitir -pues España no votaba en ella- y el canal alega motivos de ahorro para no ofrecerla a los televidentes, algo que seguimos sin entender muy bien, dado el más que digno 3,5% de la primera semifinal en La 2 el pasado martes en prime time. Comentarios aparte sobre este eterno debate, la gala de anoche arrancó con buen ritmo y una escenografía resultona, aunque seguimos dudando de a dónde quiere llevarnos Dinamarca con tanto interludio de baile durante el show... ¿dónde quedan esas actuaciones de música tradicional o de artistas populares del país organizador?

En esta nueva ronda clasificatoria, teníamos estilos musicales para todos los paladares. Empezamos con buen sabor de boca con Malta y el grupo Firelight cuyo potente country sonó fuerte en el B&W Hallerne (una de las gratas sorpresas de la final), el baladón de Carl Espen por Noruega (que despierta admiración y rechazo a partes iguales) con su enigmática melodía tristona y más adelante el primer punto álgido del show, que llegaría con Donatan & Cleo (Polonia) que nos presentaron un show provocativo y exhuberante con su "My Slowianie", un tema estridente y originalísimo que combina hip-hop con folk eslavo, una mezcla que ha sido un éxito en Europa incluso antes del festival, quizá por la canción o más bien por su explícito videoclip.

Todos estábamos pendientes del momento de Conchita Wurst, la gran diva de la gala de ayer (busquen aquí las razones de que Israel esté fuera de la final, absolutamente eclipsada por la representante austriaca que acaparó todos los focos). Polémicas aparte el gusto musical de la canción austriaca queda fuera de duda y su interpretación fue sencillamente impecable, con un público absolutamente entregado que la consolida ya como aspirante a todo, pues no recordábamos tal ovación en directo desde la actuación de la gran artista francesa Patricia Kass en la final de 2009.

Conchita Wurst con su "Rise Like A Phoenix"

Tras los minutos de gloria de la Wurst sobre el escenario, llegaba Grecia con su pegadizo "Rise up" que convirtió el Hallerne en una auténtica discoteca, ante una audiencia entregada que perdonó unas voces bastante lejos de la afinación (como está previsto, estarán en la final) y terminamos con los ya conocidos Paula & Ovi que vuelven a Eurovisión con la atractiva "Miracle" y una puesta en escena que hizo honor al título de la canción, así como con esa célebre nota aguda absolutamente inalcanzable para los mortales pero no para la impecable Paula Selling.

Unas votaciones con problemas técnicos y un exceso de tensión

Antes de revelar el resultado de las votaciones (con problema técnico incluido, por cierto), el Festival quiso homenajear a un país que emite con gran seguimiento el certamen desde otro continente, Australia, que logró formar parte de este gran show, con la actuación, fuera de concurso, de Jessica Mauboy con el tema "Down Under", que sirvió además para mostrar a Europa algunas tradiciones australianas.

Llegan los resultados y las sorpresas, pues pocos situaban a Eslovenia con Tinkara Kovac en la final, a pesar de que "Round and round" es una canción notable que sin embargo había pasado muy desapercibida. Los votos han alargado su recorrido hasta el próximo sábado, sin contar además con sospechas de ayuda geográfica. También acceden a la final tanto Malta como Suiza, confirmando que es el año del country en Eurovisión (ojito a Holanda que se ha disparado en todas las apuestas desde su excelente actuación del pasado martes).

Lo más lamentado a pie de escenario en el Hallerne fue el nuevo fracaso de Israel, un país con gran tradición eurovisiva que sin embargo no accede a la final desde el 2010 con Harel Skaat. Este año Mein Feingold parecía una apuesta fija para la final, pero los votos la apartan del show del sábado para estupor de los numerosos eurofans israelíes que se lamentaban después del show, pues no tienen muy claro qué hacer para pasar a la final (¿pedirle a su gobierno que deje de bombardear Palestina?).

Finlandia y Bielorrusia también accedieron a la final, aprovechando a buen seguro lo distintivo de sus respectivas propuestas musicales. Conchita Wurst vivió su particular drama, pues el destino (o la organización en busca de morbo) quiso dejar a Austria para el final como la décima candidata que accedía a la final del sábado, la mejor parte de este gran show musical y que será sin duda el colofón final a una intensa semana en Copenhague. Todos estaremos con Ruth Lorenzo -que saldrá en un muy buen 19º lugar- este sábado en una final que dará comienzo a las 21:00 de la noche en una gala que incluirá en su menú "salchicha austriaca", "cheesecake bielorruso" y esperemos que mucha, mucha lluvia. ¡Suerte Ruth!