El Ministro del Interior y varios periódicos afines al Gobierno descubrieron hace dos días el "odio" que se gesta en las redes sociales a raíz del asesinato de Isabel Carrasco por una supuesta venganza personal. Carrasco, presidenta de la diputación de León que ocupaba 13 cargos en administraciones y estaba investigada por malversación, fue supuestamente asesinada a manos de una compañera de partido.
Desde entonces, dos personas han sido detenidas por defender este crimen. Uno de ellos, de 19 años, pidió además la muerte de otros miembros del Partido Popular.Portada ABC sobre Carrasco
"Deberían degollarte las tropas moras de Franco" o "Solicito permiso para meterte en un campo de concentración en el ala de violadores inmigrantes" fueron algunos de los mensajes que recibió la presentadora y por los que, aconsejada, fue a presentar denuncia.
"Debe ser que no todos somos iguales"
Si las amenazas de muerte a políticos del Partido Popular se han saldado con dos detenciones en 48 horas, el caso de Ana Pastor fue ligeramente distinto, según desvela la presentadora de 'El objetivo'. "Meses después te llega a casa una carta certificada donde te comunican que la justicia ha decidido que «puta» no es un insulto y que pedir que te corten el cuello no es una amenaza. Y no te queda otra que aceptar", asegura.
"Si se aceptara cada denuncia como esta colapsaríamos aún más los tribunales. Al fin y al cabo, es Twitter. Por la calle nadie te ha dicho nunca semejante cosa. Así que sigues a lo tuyo".
"Debe ser que el ministro se acaba de abrir una cuenta en la red. Y por eso no ha podido leer cosas anteriores contra Pilar Manjón, Irene Villa y mucha otra gente. Es posible. O debe ser que no todos somos iguales", sentencia.
Xavier Sardá: "Soy un mierda por unanimidad y goleada. Gracias"
El presentador Xavier Sardá también reflexiona sobre los insultos en redes sociales: "A servidor en las redes le llaman «catalán de mierda» y «español de mierda». No son en realidad mensajes tan contradictorios, porque lo que en definitiva subsiste es el «de mierda». En eso coinciden los patriotas a ambos lados del Ebro y por lo menos sabe uno a qué atenerse. Soy mal catalán y mal español, pero soy un gran «mierda». Soy un mierda por unanimidad y goleada. Gracias."