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La noticia de la muerte de Robin Williams sigue conmocionando al mundo, a medida que se van conociendo nuevos detalles y se va sabiendo un poco más sobre el estado anímico y físico del actor en sus últimas semanas de vida.
Esta vez, han sido sus propios compañeros de equipo y reparto de la serie de CBS 'The Crazy Ones' los que han hablado de cómo fueron las últimas jornadas de rodaje en las que coincidieron con el actor, al que vieron cambiado y con problemas para ser el que era. "Sabíamos que estaba teniendo problemas", asegura una fuente del del equipo a la revista People. "Estábamos haciendo una escena y estaba completamente ausente. Le miraba, y un momento su expresión cambiaba por completo. Pasaba de estar profundamente triste y deprimido a, en un minuto, clavar la escena. Pero tenía una pena muy profunda, de ahí le venía toda esa oscuridad, había demasiado ahí dentro".Escena de 'The Crazy Ones', con Robin Williams
"Era muy amable con todo el mundo", dice otra fuente del equipo de la serie, cancelada tras la primera temporada. "Si estaba deprimido, no lo mostraba en el rodaje". Sin embargo, es la única que lo ve así, ya que el resto de compañeros coinciden con la primera opinión. "Era un gran profesional, pero podías notar que estaba atravesando algo duro en su interior", declaran oros compañeros. Pam Dawber, por su parte, sólo podía comentar: "estoy profundamente devastada, ¿qué más puedo decir?"
Confesó que pensaba en suicidarse
Al parecer, según ha publicado la web TMZ, no era la primera vez que el actor barajaba suicidarse. En este documento recogido en un podcast de Marc Maron, el cómico trataba el tema de la muerte a la par que narraba su lucha contra las adicciones a la droga y el alcohol. Además, contaba que en alguna ocasión se le había pasado por la cabeza acabar con su vida, con una pequeña referencia sobre la asfixia, aunque le habían convencido para no hacerlo.
Durante los últimos días de su vida, Robin Williams se enfrentaba a una severa depresión propiciada, en gran parte, por su complicada situación económica, la ausencia de propuestas de trabajo y el diagnóstico de un párkinson que comenzaba a dejar huella en su vida cotidiana. Tal y como ha desvelado posteriormente su mujer Susan Schenider, "La sobriedad de Robin estaba intacta y era valiente mientras luchaba con sus propias batallas de la depresión, la ansiedad, así como las primeras etapas de la enfermedad de Parkinson, que él aún no estaba dispuesto a compartir públicamente".
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