El actor Enrique San Francisco, que esta temporada se ha incorporado a lo nuevo de la serie 'Águila Roja', ha hecho unas declaraciones sobre, entre otras cosas, su complicada relación con las drogas y sobre cómo éstas afectaron afectaron a su carrera. Ha sido en una entrevista concedida a Esquire, de Harper's Bazaar, en la que habla abiertamente de este tema y se moja a la hora de dar nombres, detalles y casos similares al suyo.
Durante la entrevista, San Francisco reconoce que estuvo cuatro años enganchado a la heroína. Tiempo durante el cual siguió trabajando, convirtiéndose en uno de los rostros más populares del denominado cine "quinqui" de finales de los 80. "Me enganché al caballo fumando chinos y metiéndomelo por la nariz, pero no sabía dónde me estaba metiendo. Digamos que tuve un castigo por mi falta de humildad estando cuatro años enganchado con esa mierda. Mi trabajo fue en deterioro porque hacía lo que me salía de la polla, llegaba tarde a los rodajes e iba con unos colocones del copón."
El actor Enrique San Francisco
El actor confiesa, además, que "para vivir así, mejor no vivir". "Decidí que lo mejor era que me muriera o que lo dejara". Finalmente, el actor consiguió dejar la heroína. "Estuve como siete años haciendo deporte todos los días como una bestia y nunca más volví a tocar el caballo, por supuesto. He seguido fumando porros y ha caído algún tiro de vez en cuando, pero ya está."
La droga en el cine "quinqui"
Durante su época de cine "quinqui", Enrique participó en películas como "El pico" o "Navajeros", en las que se plasmaban los estragos que causaba esa droga en los jóvenes de la época. "Lo único que plasmaba esa película era el hachazo que tuvo el caballo en este país. Arrasó. A mí me tocó toda esa época y lo viví, pero me libré. Los demás están todos muertos por culpa de la heroína. Se hicieron películas sobre esto y todos, absolutamente todos, fallecieron: Eloy de la Iglesia, Gonzalo Goicoechea, Antonio Flores... Todos. Incluso la hija del de producción. No queda ni Dios."
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La presencia de la heroína entre su círculo de amistades y de actores del cine de ese género llegó a tal punto que "en "Deprisa, deprisa", de Carlos Saura, se les pagaba a los actores con heroína", reconoce el actor. "No podía faltar el caballo durante el rodaje porque si faltaba heroína se piraban y no había película. Eran heroinómanos de verdad los que salían en ella." De hecho, Enrique relata cómo en la película "Navajeros," los primeros planos de los "chutes" eran reales. "Había un plano corto en el que se pinchaban de verdad, se veía el brazo pero no la cara del chaval [...] Era el brazo de un yonqui."