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Si 'The Mysteries of Laura' sigue a este ritmo, pronto va a haber que alargar la duración de los episodios para introducir más sospechosos. Al menos, eso puede parecer tras ver este "The Mystery of the Biker Bar" ("El misterio del bar de moteros"), en el que se da a conocer otro pedacito del pasado de Laura.
Una amistad un tanto muerta
Por fin un caso que algo tiene que ver a nivel personal con nuestra detective. El desafortunado en morir en "The Mystery of the Biker Bar" es el dueño de un bar de moteros que Laura y Jake frecuentaban de jóvenes. Jeremy Patch, o 'San Jerry', como algunos llamaban a la víctima, ha sido disparado por la espalda mientras pescaba en el muelle. En el momento del disparo, el barman se encontraba con los brazos extendidos, sutil referencia a su apodo.Se menciona de pasada, pero ¿por qué tiene Jerry la tarjeta de visita de Laura en el bolsillo? Resulta curioso que no se haga más referencia a ella en todo el episodio ni sea mínimamente relevante. Además, parece ser que Laura y la víctima hacía tiempo que no se veían. O eso se da a entender, pues no se dice absolutamente nada que haga pensar lo contrario. En tal caso, o Jerry lleva años con la tarjeta en el bolsillo o se ha pasado el tema por alto.
Sea como fuere, Laura y Jake se personan en el bar. Un antro un tanto oscuro decorado con ropa interior colgada del techo. Original, cuanto menos. La mujer de la víctima, Ruby, apunta hacia un vagabundo al que Jerry dejaba dormir en el almacén de vez en cuando.
El primer día de la niñera
Laura no se fía de Sammy, la nueva niñera. Ha investigado inclusive si tiene antecedentes y ha conocido a gran parte de su familia. Pero aún así no es suficiente. Sería más lógico preocuparse por la integridad física de la niñera que por la de los niños una vez vistas todas las que estos dos han liado en sólo dos episodios. ¿A qué niño le echan del colegio en primaria por liarla parda? Según el episodio piloto van a la guardería, aunque están ya un poco creciditos. Pero eso ya es otra historia.
Laura manda a Max a espiar a Sammy para ver qué está haciendo con los críos. Max, que no sabe mentir, se presenta en casa de Laura haciendo el canelo desde el primer momento, con una excusa terrible y nada discreta. Comprueba sutilmente que los niños no tengan fiebre, que los cuchillos estén en su sitio y que las galletas que Sammy les está dando no tengan droga u otras sustancias peligrosas. Todo bajo la atenta mirada de Sammy, quien no da crédito a la poca confianza que se está depositando en ella.
Como se pudo apreciar en el segundo capítulo, "The Mystery of the Dead Date", Sammy tiene mano para los niños y ellos parecen respetarla. Ella trata de educarlos y concienciarlos sobre el medio ambiente, la igualdad de género, etcétera, según sus ideales, a base de galletas y Halcones Milenarios de Lego.
En otra de éstas, la niñera pilla a Max espiando desde la ventana y le echa de casa. La paciencia de la joven ha terminado, como era de esperar. Le pone las cosas claras a Laura, quien a pesar de la desconfianza, no quiere que se vaya. Finalmente, al pagarle Laura por adelantado los próximos seis meses de cuidado de los niños, se reconcilian. Otra muestra de que tras darle a la chica más protagonismo que a casi todos los compañeros de Laura, el personaje viene para quedarse durante muchos episodios.
De sospechoso en sospechoso y tiro porque me toca
Uno de los problemas de 'The Mysteries of Laura' es que cuando se apunta a un sospechoso se deja de investigar por completo al sospechoso anterior. Queda totalmente olvidado y sólo sirve para llegar al sospechoso siguiente. Por tanto, el asesino nunca es ni el primero, ni el segundo, ni el tercer sospechoso.
El novio echa a correr sólo con establecer contacto visual con Laura. Excusatio non petita, accusatio manifesta. Sin embargo, protagoniza la persecución más corta de la historia. Es lo que tiene no respetar las señales de tráfico al huir de la policía: que te atropella un autobús y no sólo te cogen igual, sino que encima vas al hospital. Aún con todo, resulta ser culpable de robos y malos tratos, pero no de asesinato. Esto lleva la investigación a un callejón sin salida.
La investigación se estanca pero no por mucho tiempo, porque Crazy Eddie se presenta en el velatorio de Jerry con un traje un poco grande que éste le había dado. Resulta que el traje tiene en la solapa de la americana una servilleta de un bar con el nombre de un peligroso prestamista. Vaya, qué casualidad. Definitivamente, este hombre no solía vaciarse los bolsillos de vez en cuando.
El prestamista pandillero no es más que otra excusa para introducir una vez más un diálogo en castellano, como ya pasó con el interrogatorio a las camareras de piso del episodio piloto. Se nota la influencia de los guionistas españoles. Aún alternando la conversación entre castellano e inglés, se aprecia el perfecto español de Laz Alonso, actor que da vida a Billy Soto. Se aprecia y se agradece, porque no son pocos los actores no-hispanos que interpretan a personajes que hablan el idioma, como es el caso de Giancarlo Esposito haciendo del chileno Gus Fring en 'Breaking Bad'.
En la parte final del caso se desvela que Jerry pidió dinero a Flaco Navarro, el mencionado prestamista. La cantidad fue elevada, pero ya saldó su deuda, lo que quiere decir que la víctima recibió una importante suma de dinero por parte de algún misterioso socio. Este socio se presentó en el velatorio con traje y corbata, desentonando con respecto a los moteros también presentes.
El millonario empresario quería construir un rascacielos en la manzana del bar que la víctima poseía y debía comprar el derecho a los demás propietarios de la zona. Sin embargo, aún con tanto dinero en juego, Jerry y Ruby tenían intenciones distintas al respecto. Movida por ello, Ruby terminó matando a Jerry.
Primero madre, luego policía
Como es común durante los primeros minutos de episodio en 'The Mysteries of Laura', se muestra una situación con los hijos de la protagonista en que hacen alguna de las suyas y Laura pone orden actuando como agente de la ley. En "The Mystery of the Biker Bar", esto da pie a una frase que Laura usa para resolver el caso: "No puedes tener tres mitades".
Pero son más las cosas de su vida personal que la detective ha aplicado en la resolución de sus casos. En cierta manera, actúa como madre. Cuando interroga al vagabundo construye un fuerte de sábanas al que llama "zona segura", tal y como sus hijos hicieron esa misma mañana. Establece un cierto vínculo con el sospechoso y cree que eso le ayudará a sentirse acogido y prestar declaración. Otros casos de ello son la compresa que más tarde aplica a la cara de su compañero para detener una leve hemorragia o el gesto que tiene al limpiar las salpicaduras de sangre de la cara del rehén de los primeros minutos del episodio piloto, como si de un niño de cuatro años se tratara.
Todo y que no son pocos los fans que no encuentran en Debra Messing a una Laura tan de su agrado como la que encarna María Pujalte, la Laura americana va manteniéndose a la altura de las expectativas de una serie americana de este tipo. Un personaje creíble en líneas generales aún con acciones peliculeras como pagar seis meses por adelantado a la niñera.