'The Mysteries of Laura' tiene nuevas ideas y no deja de sorprender con el desarrollo de los casos. Si bien los primeros capítulos resultaban algo lineales, el nivel del guión sube considerablemente con 'The Mystery of the Terminal Tenant'. Se hace hincapié de nuevo en la relación entre Jake y Laura, que sube y baja como una montaña rusa y confunde a ambos.
Un asesinato un tanto ácido
Una mujer mayor entra en el apartamento de su vecino por razones desconocidas y se encuentra un agradable cadáver disuelto en ácido sulfúrico flotando en la bañera. La pobre señora, al ver el percal, se desmaya. Con lo poco que queda del muerto es difícil identificarlo, así que los policías se ponen manos a la obra. Aunque más tarde aparece por la puerta de su casa, en un principio se cree que la víctima es el propietario del apartamento, Mark Harris.
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Al tomar declaración a la señora Greenberg, que así se llama la mujer, ésta explica que Mark Harris no era muy sociable hasta que un día conoció a una tal Corrine. Desde entonces, "traía a mucha gente a casa". Ojo al dato, no olvidarse de ese nombre.
Este muerto está muy vivo
Se encuentran huellas de un hombre llamado Carlo Corelli en un cuchillo carnicero del apartamento. Demasiado obvio. Como siempre digo, en 'The Mysteries of Laura' el asesino nunca es el primer sospechoso. Jamás. Es de primero de serie policíaca, y 'The Mystery of the Terminal Tenant' no va a cambiar eso. De todas formas, el tío se esfuerza por parecerlo. La mañana siguiente tuitea "En el lugar, trae dinero, sin cámaras". ¿En serio? ¿Quién tuitea eso?
Tras su rastro, Laura y Soto aparecen en una fiesta en plena mañana en la que abundan los gordos sin camiseta y en la que Carlo es el anfitrión. Cuando ve a la pareja de detectives se da a la fuga con la mala suerte de terminar bsurdamente atascado entre el mueble y una columna del típico loft americano tras correr dos o tres metros. Una crítica del preocupante índice de sobrepeso de la población americana por parte de 'The Mysteries of Laura'.
Carlo arroja un poco de luz sobre el caso y queda desechado como sospechoso. Así es como va la serie. Existen páginas web de alquiler de pisos a extraños y efectivamente, Mark Harris solía ofrecer el suyo. Carlo dio una fiesta en su apartamento, con lo que las muestras de ADN del cuchillo de carnicero son confirmadas.
Más tarde, los detectives están inspeccionando el apartamento y ¡sorpresa!, Mark Harris entra por la puerta de su casa. Entonces, ¿de quién es el cadáver? De Cody Roberts, probablemente, quien había alquilado el piso durante el fin de semana en que se produjo tal atrocidad.
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Capitán de policía, fracaso de padre
Jake es mal padre y en 'The Mystery of the Terminal Tenant' se demuestra. Los hijos aparecen sin bañarse, sin dormir y con sólo una ceja tras pasar la noche en casa de éste. Lo peor es que parece importarle poco. "Los chicos han llegado a casa cansados, sin bañar, y sin cejas", le recrimina su Laura, a lo que el capitán objeta únicamente "Ceja. Sólo era una". Así no vas a volver con Laura en la vida, campeón.
Laura decide tomar cartas en el asunto y cambiar la situación: Jake y Laura tienen custodia compartida y se alternan cada semana. Así que cuando le toque al capitán quedarse con los hijos, se quedará en casa de Laura mientras ella se va a un hotel.
De nuevo la frugalidad de Laura y su afán por conseguir el mayor descuento salen a relucir. Dice que la habitación de hotel sólo le ha costado 75.000 puntos Duane Reade, igual que en el capítulo anterior, 'The Mystery of the Sex Scandal', afirmaba con dolor que "cada vez que un cupón de Groupon caduca, muere un gatito". Se vio también en el piloto cómo compraba un caro traje de baño y se remojaba con la etiqueta puesta para más tarde devolverlo a la tienda.
El enemigo de mi enemigo es mi amigo
Como ya enseñaba 'Weeds' allá en 2005, las "indefensas madres estresadas", como Laura las llama, pueden resultar ser una fiable clientela para los camellos. Y efectivamente, Cody Roberts lo era. Camello, no madre indefensa y estresada. A medias con otro camello del que no se llega a saber el nombre, regentaba un negocio tapadera de alquiler de patines en el paseo marítimo de Nueva York en el que también se vendía metanfetamina.
Tras una nueva persecución por parte de Soto y Laura, el socio de Cody confiesa tener miedo del narcotraficante más poderoso de la zona: un misterioso hombre que hace llamarse "Jimmy" y no parece ser muy majo. Así que los detectives deciden rastrearle pues creen que el asesinato en cuestión puede haber sido un ajuste de cuentas.
Tratando de detener a un par de narcotraficantes, Laura recibe un buen puñetazo en toda la mejilla. El golpeador queda arrestado y llevado a comisaría. Allí, le pide perdón encarecidamente. ¡Sorpresa! El hombre, Alejandro Padilla, no es más que un agente encubierto de la DEA que lleva más de seis meses tras Jimmy.
El monstruo de color rosa
Ya de noche, Jake está en casa de Laura para tomar responsabilidad de sus hijos por una vez. La madre de un amigo de la escuela, Nora, los trae a casa. "Vaya, da gusto ver a un hombre que cuida de la casa y de sus hijos, no como mi ex", flirtea. Todo le sale redondo al capitán.
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La siguiente noche reaparece Nora con las intenciones bien claras. Entra en la casa, se abalanza sobre Jake y le besa. El capitán se niega y la aparta. Está en casa de Laura y con sus hijos durmiendo, no es el momento ni el lugar, pero la "invitada" no piensa lo mismo. Es más, tiene las bragas en la mano "para mejor acceso", cito textualmente.
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Finalmente, tras resolver el caso, el capitán recibe una llamada de Nora en la oficina, quien le dice que se ha olvidado las bragas en la casa. Jake va a casa para sorpresa de Laura, trayendo comida china y con la excusa de cenar todos juntos. Consigue las bragas (los niños están jugando al "monstruo de color rosa" con ellas) y cenan en familia, como si todo hubiese vuelto a la normalidad y estuviesen felices y casados.
Laura pone en marcha su cabeza pensante y ata cabos. Pone su cara de "¡Lo tengo! Pero si lo digo ya se termina el episodio, así que voy a asegurarme". Por lo tanto, ya está todo el pescado vendido. La protagonista somete a Mark a preguntas personales sobre sí mismo, tratando de descubrir si éste es realmente Mark. Responde detalladamente a cada una de ellas y pronto se escaquea para "coger un vuelo". A Laura le parece extraño que éste recuerde con tanta claridad el nombre de su profesor del instituto. ¿En serio? ¿Quién no se acuerda?
Un tanto más tarde, la señora Greenberg aparece en comisaría para denunciar que le han robado la cartera. Mark Harris tenía la llave de su vecina y ha habido muchas sustracciones bancarias en las últimas horas. Siguiendo el historial de transacciones, se llega al culpable de tal robo.
El caso es que Mark Harris no es Mark Harris, sino Cody Roberts. La víctima. La exvíctima, más bien, porque la víctima ha sido Mark todo este tiempo, como se pensaba en un principio. Cody mató a Mark para hacerse pasar por él y simular su propia muerte. ¿Qué sacaba de todo esto? Una nueva identidad. Un asesinato madurado durante años en el que hasta el dentista estaba involucrado.
Conclusiones
En este capítulo se ha vuelto a las tramas personales principales, es decir, Jake y Laura. Sammy sigue desaparecida en combate, aunque se menciona de pasada. Meredith, que tanto protagonismo había tenido en el capítulo anterior, aparece unos segundos y gracias. Soto sigue en un segundo plano, igual que Maximillian, del que tampoco se sabe nada.
Durante todo lo que va de serie, Jake quiere volver con Laura. Laura ya ha puesto punto y final a la relación y él parece empezar a asumirlo. Justo cuando eso ocurre y el capitán hace ademán de ir a cambiar un poco, aparece el posible nuevo candidato para Laura: el agente de la DEA Alejandro Padilla. Jake trata de cortar de raíz el asunto antes de que éste se convierta en un competidor por el amor de la detective.
En la escena final, después de todo, en que los cuatro cenan como una familia normal, da la sensación por un momento de que las cosas siguen bien, de que todos son felices. La visita inesperada de Jake (por temas poco morales como ir a buscar las bragas de la mujer que le tiró los tejos en casa de su exmujer) sorprende gratamente a Laura, sembrando la duda en la protagonista. ¿Habrá cambiado Jake de una vez por todas? ¿Podrían volver las cosas a la normalidad? ¿Se entregará más a su familia?
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Si algo nos han enseñado las series americanas es que cuando el personaje protagonista empieza la serie casado con otro personaje, el matrimonio entre éstos se va al garete tarde o temprano, unas temporadas más allá. Es ley universal. ¿Querrá Laura desandar lo andado y tomar ese camino del revés, partiendo de un matrimonio ya roto y perdido en un principio para terminar juntándolo de nuevo?