Desde el año 2007, la televisión pública española acumula un total de 9.000 millones de euros en pérdidas, según informa el diario Expansión. De esa cantidad, hasta 700 millones corresponden a las pérdidas que arrastra RTVE sólo en el último lustro, un quebradero de cabeza al que va a tener que hacer frente el nuevo presidente de la corporación, José Antonio Sánchez.
Esta cantidad corresponde al periodo comprendido desde el año 2009, en el que se reformó el sistema de financiación del ente público, con la eliminación de la publicidad y la imposición del cobro de tasas a las cadenas privadas y a las operadoras de telecomunicaciones. Un nuevo modelo de financiación que el entonces presidente, Luis Fernánez, se negó a aceptar, dimitiendo de su cargo y propiciando la llegada de Alberto Oliart primero y Leopoldo González-Echenique después.
Desde entonces, todos los presidentes han ido renunciando a su cargo antes de finalizar su mandato, alegando todos "razones personales" con los problemas de financiación y de gestión de su proyecto sin presupuesto como verdadero telón de fondo. Y es que si algo han podido comprobar todos a su llegada al cargo es que en RTVE los ingresos no cubren los gastos.
Sede de RTVE
Sólo en el año 2013, la corporación acumuló unas pérdidas de 113 millones de euros. Una posible solución pasaría por reducir la plantilla de 6.400 empleados (Atresmedia y Mediaset juntos suman la mitad de la plantilla); un gasto de personal que supone el 40% del presupuesto total de RTVE y cuya reducción supondría llevar a cabo un ERE que no se sabe si llevará a cabo el nuevo presidente, que durante su gestión como presidente de Telemadrid si que despidió al 75% de la plantilla.
Los gastos de las televisiones de la FORTA
Las cadenas autonómicas, unas más que otras, han permitido desarrollar un tejido empresarial audiovisual inexistente antes de su aparición, generando empleos y riqueza. Está claro que las televisiones autonómicas han dado visibilidad a problemas, realidades sociales y culturales que nunca antes habían existido para las cadenas de ámbito nacional, sin embargo, algunas de ellas han contribuido a engordar esa cifra de 9.000 millones en pérdidas.
Por ello, en abril de 2012, el Gobierno aprobó una modificación legal para autorizar a las comunidades autónomas a "liquidar o vender, total o parcialmente, las cadenas de titularidad pública". La normativa buscaba "mayor eficiencia" y respondía "a peticiones de muchas comunidades autónomas", según explicó entonces la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Sin embargo, desde entonces sólo Telemadrid y Canal Nou acometieron drásticos recortes de empleo, convirtiéndose en irrelevantes en términos de audiencia en el caso de la madrileña o desapareciendo en el caso de la valenciana. De todas las autonómicas, sólo TV3, Aragón TV y Canal Sur superan claramente el 10%.
Fuera del grupo de las históricas (ETB, TV3, TGV, Canal 9, RTVA y Telemadrid), nos encontramos con la televisión aragonesa que lleva desde 2011 por encima del 10% de audiencia. La audiencia media de Aragón TV en 2013 fue del 11,5%, mientras que durante todo 2014 se mantiene por encima de los dos dígitos. Septiembre, por ejemplo, cerró con un 11,1% y su media anual, a dos meses para despedir 2014, es de un 11,4%. Estos datos convierten a ATV en la segunda cadena autonómica en cuota de pantalla.
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La Televisió de Catalunya, con seis canales, tiene un presupuesto de 295,9 millones de euros y la subvención pública asignada por la Generalitat es de 225 millones. La Radio Televisión de Andalucía posee dos canales de televisión (Canal Sur y Canal Sur 2). El presupuesto de RTVA para este año es de 165 millones de euros, de los que la Junta de Andalucía aporta 138 millones. La vasca ETB y la gallega TVG son las únicas autonómicas históricas que han logrado cerrar sin déficit sus cuentas. Aragón TV también lleva desde 2011 cerrando sus cuentas con superávit presupuestario.