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Con el episodio de esta semana 'Gracepoint' alcanza el ecuador de su primera (y previsiblemente última) temporada pero la investigación del asesinato del pequeño Danny parece estar todavía en pañales. Demasiados sospechosos sin descartar y demasiadas pistas sin explorar porque, una semana más, la serie se ha centrado principalmente en profundizar en la terrorífica idea de que cualquiera, incluso tu vecino de toda la vida, puede ser un asesino.
La comunidad presiona
La semana pasada comentamos que 'Gracepoint' al fin había dejado las vaguedades de lado para centrarse en pistas concretas como la de Lars Pierson, más conocido como el mochilero, pero la alegría ha durado poco ya que esta semana la serie parece haber dado un paso atrás para recuperar un tema importante que había quedado de lado: la presión de la comunidad.Hay que recordar que uno de los elementos diferenciadores de 'Gracepoint' (y de 'Broadchurch' en su momento) que la aproximaban a otras series como por ejemplo 'Twin peaks' era que transcurría en una pequeña comunidad cuyos habitantes se veían afectados directa o indirectamente por un crimen. Eso, hasta ahora, simplemente se había aprovechado para remarcar el 'leitmotiv' de la serie, ese "todos son sospechosos" que lo sobrevuela todo, o como mucho para expresar cómo el dolor de Beth se agudizaba al saberse observada y compadecida, y estaban pasando por alto los efectos indirectos sobre el resto de la comunidad.
La reunión pública organizada por Carver resuelve el problema al permitir que esos vecinos preocupados por las posibles repercusiones del crimen sobre el turismo puedan expresar su malestar con el trabajo de la policía. Es verdad que no es la primera vez que oímos este tipo de quejas, hace un par de episodios Gemma (que recordemos que fue la primera en quejarse de la bajada de reservas de su motel) tuvo que pararle los pies a un cliente que reclamaba que se enterrase el tema lo antes posible para no perjudicar la imagen del pueblo, pero en esta ocasión han servido para aumentar, aún más si cabe, la presión sobre Carver y Ellie.
Golpe de efecto de la prensa
Pero no sólo la comunidad exige resultados. Los Solano hace tiempo que perdieron la paciencia, y descubrir que Danny no era tan inocente como pensaban no ha ayudado precisamente a calmar los ánimos porque, en cierto modo, en un momento dado podría ser utilizado como justificación del asesinato.
A Beth se le estaban acabando las opciones. Ni Ellie por ineficiente, ni Paul por incapaz, ni Raymond por poco creíble la han ayudado a superar su duelo, así que la visita de Renee le abre una nueva e inesperada vía de esperanza a la que se aferra sin siquiera pensar en las consecuencias. Convertir en noticia nacional un caso local puede tener cosas buenas, no lo niego, pero por lo pronto lo único que han conseguido es aumentar la presión mediática sobre la familia y dar al traste con la investigación de perfil bajo de la policía (algo que tampoco tiene que ser malo necesariamente).
Veremos si se traduce en algún beneficio esta exposición mediática pero al menos los guionistas han conseguido justificar la presencia de los periodistas, cuya trama era hasta ahora totalmente prescindible pero que en este episodio pasa a ser clave.
Jack Reinhold, sospechoso de la semana
Otro ejemplo de ello es que gracias a las pesquisas de Owen, Carver y Ellie descubren que Jack Reinhold, el propietario de la tienda de kayaks y principal testigo de cargo contra Pierson, tiene antecedentes que no sólo podrían dar al traste con la línea de investigación actual sino que le convierten en uno de los principales sospechosos. ¿Cómo es que a nadie se le ocurrió investigar en el pasado de Jack si después resulta que era tan sencillo encontrar sus puntos oscuros? ¿Es porque se trataba de una persona muy conocida en el pueblo? Como hemos dicho en otras ocasiones, todos parecían tan interesados en que el culpable fuese un forastero que ni se preocuparon en seguir los pasos básicos de cualquier investigación.
Seguramente lo de Jack será otra pista sin salida, aunque tiene toda la pinta de acabar fatal, pero esperemos que sirva para que la policía no vuelva a caer en los mismos errores con el próximo sospechoso ya sea el mochilero, Susan Wright (o Ruth Erlick) o incluso Paul, cuyo comportamiento empieza a despertar suspicacias, sobre todo después de su discurso ante los feligreses señalando como culpables a los que vienen de fuera supuestamente a sembrar la sospecha y provocar el odio entre vecinos.
De cara a la próxima semana, tendremos que estar atentos a la reacción de Kathy tras las amenazas de violación por parte de Susan/Ruth. Esperemos que ponga un poco de sentido común al asunto (el que no tuvieron ni Susan al dar sus datos personales sin pensar en que se descubriría su nombre falso, ni Gemma al acudir a Kathy) y la denuncie a la policía y que estos sepan responder en consecuencia, porque esta mujer parece llevar en la frente un cartel luminoso que anuncia su culpabilidad ¿pero culpable de qué? Ya veremos. Por otro lado, también habrá que estar pendiente de las pistas que puedan surgir de la barca quemada y de si Pierson finalmente da señales de vida. Por el bien de su salud, esperemos que no le den muchos más disgustos a Carver pero todo parece indicar que lo peor aún está por llegar.