El quinto capítulo de la octava temporada de 'La que se avecina' mantiene su liderazgo en la noche de los lunes en Telecinco, mejorando los datos de las anteriores semanas. El episodio "Unas placas solares, una chacha y un montón de mierda" fue visto por 3.837.000 y logró un magnífico 22,3%. La ficción de Contubernio ha logrado frenar su tendencia descendente de audiencia, consiguiendo ganar 259.000 telespectadores.
No es extraña la subida, ya que coincide con una subida en la calidad del capítulo. Después de cuatro semanas con episodios demasiado flojos y dramáticos, por fin han comenzando a encauzar las tramas. Se ve un poco de luz al final del túnel. ¿Se avecinan buenos capítulos?
Mirador de Montepinar, una comunidad 'fecal'
Una nueva junta de vecinos genera problemas a la comunidad. Por primera vez en la historia, no se encuentran en números rojos y Enrique propone instalar paneles solares. Como era de esperar, la iniciativa no podía salir bien y pronto descubren que están cometiendo una delito. La anciana del edificio, Fina Palomares, les denuncia al Ministerio de Industria por instalación ilegal. Pero en vez de pagar y olvidarse del problema, prefieren engañar a la compañía eléctrica con un escatológico plan.
El presidente de la comunidad tendrá que innovar buscando nuevas fuentes energéticas para el edificio. Su propuesta para vivir al margen de la red eléctrica será recoger las heces de los vecinos y depositarlas en un generador eléctrico alternativo.
Reunión comunitaria en Mirador de Montepinar
Mientras, Antonio Recio plantea una moción de censura por la mala gestión del concejal con las placas solares, pero su plan sale mal y pierde su puesto de vicepresidente.
Cabe destacar al personaje de Fermín, la gran revelación de la temporada, que ha logrado convertirse en vicepresidente de la comunidad. El espetero no tenía pensado meterse en esto de la política pero nunca es tarde. "Me tengo que abrir una cuenta en Suiza", comenta tras ofrecerle el puesto.
Finalmente, los vecinos consiguen las dos toneladas de heces necesarias para que el generador eléctrico funcione y se puedan autoabastecer, pero tanta cantidad de excrementos hace que la máquina no lo resista. El generador acaba explotando y parece ser que Fina se lleva la peor parte, aunque no llegamos a verlo, sí escuchamos los comentarios de los vecinos.
El final del episodio nos recuerda a los cierres de la mítica 'Aquí no hay quien viva', donde escuchábamos a los personajes hablar fuera de cámara mientras visualmente veíamos como la cámara se iba alejando del edificio. En el caso de 'La que se avecina', escuchamos los comentarios de los vecinos mientras vemos un plano general de la comunidad. "Si es que hay algo ahí fuera que llámalo Dios, llámalo energía...", comenta Fermín.
A pesar de tratarse de una trama algo desagradable y escatológica, nos ofrece algunos momentos divertidos donde vemos unidos a todos los vecinos. Las tramas corales suelen brindarnos momentos realmente desternillantes en los que podemos ver cómo interactúan todos los personajes.
Un cena familiar y una futura mamá
Por otro lado, Coque quiere que Nines le presente a sus padres. Aunque ella se niega en un primer momento, posteriormente acaba cediendo y organizan una cena para reunir a las familias de ambos.
Mientras tanto, Chusa (Paz Padilla) vuelve a Montepinar con la firme intención de ser madre y no dudará en reconquistar a Coque para que sea el padre de la criatura. La toxicómana acabará siendo la asistenta y niñera de Judith con la intención de pagar la sesiones de terapia que realiza con la psicóloga.
Chusa vuelve a la comunidad y los padres de Nines visitan a su hija
Guerra de baile en el Max&Henry
Simultáneamente, las chicas comienzan a reunirse en el bar Max&Henry entrando en conflicto con los 'leones', que se sienten intimidados con la llegada de la 'chupipandi'.
Los chicos intentan echarlas de su guarida pero el plan les sale mal y ellas acaban haciéndose con el local a base de bailes sugerentes sobre la barra, consumiciones a buen precio y chupitos de regalo. Pero no están dispuestos a perder su santuario, así que Amador, Leo, Javi y Vicente deciden hacerles la competencia. Los 'leones' se convierten en los Tony Maneros de Montepinar y comienzan a mover sus caderas sobre la barra.
La guerra de sexos ha comenzado y ningún bando está dispuesto a ceder. Para ver quién se queda con el bar se enfrentan en una batalla musical donde ganará el que mejor baile.
Lola y Javi, la cansina repetición
Tras una noche loca como chica Coyote, Lola se cuela en la cama de Javi con ganas de sexo, pero su marido no consigue concentrarse y tiene su primer gatillazo. El matrimonio atraviesa una complicada crisis y ella todavía no se había dado cuenta. Fermín intenta ayudarle como buen padre y suegro que es.
Crisis matrimonial de los Maroto-Trujillo
Conclusión
El quinto capítulo ha conseguido frenar la curva descendente de los anteriores episodios, tanto en audiencia como en calidad. Aunque todavía está lejos de los desternillantes capítulos de la tercera o cuarta temporada, han vuelto a hacernos disfrutar gracias a las tramas corales y el soplo de aire fresco que ofrecen los nuevos personajes, como Chusa o la consagración de Fermín como personaje estrella de la temporada.
Lástima que doña Fina se esté encasillando y no evolucione conforme avanza la temporada. El personaje tenía potencial, pero no acaba de aportar demasiado a las tramas y sus apariciones se reducen a insultar al personal con su conocimiento profundo de la vida privada de cada uno de los vecinos.
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