Pasada la fiebre de Halloween y tras una semana de descanso, 'Modern Family' ha vuelto a su cauce natural con un episodio con un título muy revelador (al menos para los que hemos visto la maravillosa 'Friday night lights', claro). Ese 'Queer Eyes, Full Hearts', referencia directa al mítico grito de guerra de los Panthers de Dillon "clear eyes, full hearts, can't lose", sólo podía indicar que el episodio se iba a centrar en Cam y su equipo, y aunque el episodio es muy 'El show de Cam y Mitchell', Haley casi consigue quitarles el protagonismo.
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Derribando estereotipos, intercambiado papeles
Como decíamos, esta semana 'Modern Family' ha puesto el foco de atención en Cam y su fulgurante carrera como entrenador. No es la primera vez que se toca el tema esta temporada, de hecho ya tuvimos un episodio centrado en el equipo desde el punto de vista de Manny para hablarnos de las expectativas que los padres sobre sus hijos, pero en esta ocasión lo utilizan para mostrarnos el cambio radical que ha sufrido la pareja formada por Cam y Mitchell a lo largo de los años.
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Si echamos la vista atrás, al inicio de la serie Mitchell era un abogado de éxito y Cam se ocupaba principalmente de cuidar a Lily, pero con el paso del tiempo los Tucker-Pritchett se han acabado intercambiando los papeles. Ahora es Cam el que tiene una carrera de éxito y Mitchell, como vimos en el episodio pasado, todavía está intentando cogerle el tranquillo a su nuevo trabajo. Como no podría ser de otra manera, Cam está encantado con esta nueva situación de rompedor de estereotipos y modelo a seguir (como para no estarlo con lo que le gustan los focos) pero a Mitchell le está costando acostumbrarse a ser "el marido de" o la Connie Britton de Cam. Debe ser duro pasar de tener la voz cantante a hacer tortitas para el equipo del instituto (algo que a Tami también le tocaba hacer pero que tampoco le hacía demasiada gracia, por cierto), por lo que el reportaje para la televisión local acaba siendo la puntilla de su autoestima.
Finalmente todo se arregla con Cam reconociendo su error y valorando el gran trabajo de su marido, pero lo más interesante de todo es que esta trama, de alguna manera, es una especie de autocrítica encubierta que sirve para defender el trabajo de los personajes poco llamativos que a menudo se ven arrollados por otros con personalidades mucho más marcadas y/o chispeantes (caso de Phil o Cam).
Armas de persuasión masiva
Un ejemplo de ello es la manera en que Haley consigue destacar esta semana con muy pocas intervenciones pero perfectamente dosificadas. Hacía bastante tiempo que Haley no tenía trama propia y básicamente se ha dedicado todo el episodio a hacer lo que cualquier adolescente (o post adolescente) haría: llevarle la contraria a su madre, que anda preocupada por la actitud pasota de su hija que no parece aspirar a nada más en la vida que pasarse el día sentada en el sofá de sus padres hojeando revistas mientras escucha música (ya suponíamos que ha dejado de lado su sueño de convertirse en una celebrity gracias a su blog tras el fiasco del video streaming).
Lo más sencillo (y lo más lógico) hubiese sido que Haley le explicase a sus padres cuáles eran sus planes de futuro pero no sólo prefiere mantenerlos en secreto sino que prefiere engañar/trollear a su madre para que crea que se acuesta con Andy, el niñero (¿o "bro pair"?) de los Pritchett-Delgado para liberar tensiones. Si es que no puede ser más perversa ¿o es que temía fracasar? En el caso de Andy está claro que era una cuestión de miedo pero en el suyo probablemente sea una mezcla de las dos cosas.
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Sea como fuere, sus trabajadas estrategias acaban dando sus frutos y ambos consiguen sus objetivos: Andy aprenderá a vender con Phil y Haley será ayudante de ese tal Gavin Sinclair (Michael Urie de 'Ugly Betty'), el estilista de las estrellas, por lo que suponemos que a lo largo de las próximas semanas veremos cómo se desenvuelven en sus respectivas nuevas ocupaciones. Eso sí, a pesar de que la relación de Andy y Haley por ahora sigue siendo platónica y que estarán bastante atareados, yo sigo esperando que en cualquier momento salte la chispa entre ellos, aunque esperemos que Haley no necesite ponerse un atrapasueños en la oreja como su padre.
Celos a la latina
Mientras tanto, Gloria quiere que su queridísimo Manuel Alberto Javier Alejandro Delgado, alias Manny, mejore su español. En más de una oportunidad hemos podido comprobar que los conocimientos que el muchacho tiene de la legua de su madre son prácticamente nulos, por lo que es natural que Gloria lo quiera enmendar contratando a un profesor particular, ya no sólo para que apruebe la asignatura sino para fortalecer los vínculos con su hijo. También es normal que a Manny le moleste la situación, porque no se le da bien y, sobre todo, porque siente el español como una imposición. Pero lo que ya tiene justificación es que Jay, por una cuestión de celos, anteponga sus intereses a los deseos de su mujer.
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Y no, que el profesor sea un latino macizo no justifica absolutamente nada aunque aceptaremos como eximente las maliciosas metáforas marítimas de Manny. Pero insisto, ¿no hubiese sido más sensato contratar a otro profesor? Probablemente, pero está visto que los Pritchett siempre optan por la vía más complicada. Al menos todo esto ha servido para que Manny y Jay entiendan la soledad y la impotencia que siente cada día Gloria con esos problemas de comunicación que tanta gracia nos hacen porque intuyo que ni uno ni el otro van a ponerles remedio.
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Tras este "Queer Eyes, Full Hearts", 'Modern Family' emitirá la próxima semana el tradicional episodio de Acción de Gracias. ¿Qué sorpresa nos tendrán reservada? Al menos esperemos que la pobre Alex haya superado su fase de Roomba humana.