La octava temporada de 'La que se avecina' continúa imparable. El sexto capítulo registró una subida significativa logrando un magnífico 24,4% con 4.108.000 espectadores pendientes de las aventuras de los vecinos. El episodio "Un amor de instituto, un burro sin zanahoria y una profanación de capilla" consigue la segunda mejor marca de la temporada, enganchando a 271.000 nuevos telespectadores.
Al capítulo de ayer le costó arrancar, con tramas demasiado dramáticas y situaciones ya vividas, pero poco a poco fue cogiendo ritmo y nos ofreció uno de los episodios más divertidos de la temporada.
Amador y Fermín, amor gay en Montepinar
El drama de los Cuquis sigue poniéndoles en una complicada situación, sus hijos podrían ser adoptados por la familia de acogida. Amador y Maite deciden luchar por separado para recuperar a sus hijos. Ella intentará pegar un "braguetazo" con Enrique convirtiéndose en su criada, mientras se insinúa sacando todas sus armas de mujer.
Fermín y Amador fingen ser gays
Por otro lado, el Cuqui tendrá un plan diferente para recuperar a sus hijos. Amador y Fermín, protagonizarán la trama más "loca" del capítulo, donde fingen ser una pareja homosexual para ofrecer un hogar estable a los cuquitos. Lo que en principio parecía un montaje tomó un rumbo extraño y no sabíamos si el espetero estaba enamorándose realmente de "león" o no. Gracias al insuperable Fermín Trujillo pudimos disfrutar con secuencias surrealistas y divertidas.
Sin embargo, resulta demasiado parecida a la vivida con Amador y Parrales temporadas atrás. La vuelta de tuerca superó a aquella secuencia, pero pareció más bien un remake. De hecho, si no recuerdo mal, el propio Amador se ha reconvertido en gay hasta en tres ocasiones y todas ellas ha ocurrido en el bajo A.
La trama gay de este capítulo ha recibido algunas críticas en las redes sociales por los estereotipos y tópicos del colectivo homosexual. No hay semana donde algún colectivo no se sienta ofendido por cómo se le representa. Señores, esto es una comedia, la realidad no es que sea la alegría de la huerta, evidentemente los personajes son estereotipos llevados al extremo. Si para hacer una serie de ficción se tuviera en cuenta la opinión de todos los colectivos no habría ninguna que pudiera llevarse a cabo y mereciera la pena.
La esperada reconciliación de los Maroto-Trujillo
Javi y Lola continúan metidos de lleno en una complicada crisis matrimonial. El comienzo del capítulo sigue mostrándonos los restos de esa relación, como vienen haciendo durante toda la temporada. Pero, de repente, hay un giro en los acontecimientos y volvemos a ver a la pareja divertida y alocada que nos enganchó hace ya 99 capítulos. Nuestras plegarias por fin han sido escuchadas.
Javi y Lola se reconcilian
Para arreglar sus problemas de pareja, Javi y Lola deciden mezclar alcohol y ansiolíticos. Este cóctel explosivo les hace desfasar y acaban en la cama. Esta vez sin gatillazo. La mañana siguiente descubren que no han tomado precauciones y van en busca de la píldora del día después. Por fin les vemos juntos luchando con un objetivo común (no darle un hermanito a Úrsula) y no entre ellos. Hasta llegan a atracar una farmacia por conseguir la pastillita.
Espero que la reconciliación sea definitiva y volvamos a disfrutar de este matrimonio tal y como se merecen.
Judith y Rebeca vuelven al instituto
Las vecinas del ático A vuelven a la adolescencia (¿alguna vez la abandonaron?) y organizan una fiesta junto a sus compañeros del instituto. Judith y Rebeca están deseando reencontrarse con Juanfran (Pepón Nieto), un antiguo amor de ambas, que volverá a sus vidas con una apariencia bastante diferente a la que tenían en sus recuerdos. La psicóloga y la abogada se muestran muy interesadas en el hijo de Juanfran, Michel (Joel Bosqued), por el que volverán a enfrentarse como hicieran por su padre.
El personaje de Rebeca pedía agritos una trama y por fin se ha cumplido. La guerra de "gatas" no ha defraudado, sus inmaduras actitudes y su relación con el yogurín nos ha mostrado a unas mujeres cada vez más perdidas en la vida, pero muy divertidas para el telespectador.
Berta dispuesta a todo por volver a casarse
Sin duda, ha sido una de las tramas más divertidas del capítulo, gracias a las ocurrencias de Berta para encandilar a Antonio y a las divertidísimas reacciones del mayorista, que no puede soportar más la situación y acaba cediendo. Las tramas sexuales de los Rancio nunca defraudan.
Nos encontramos ante una octava temporada que podríamos calificar como continuista, y que recoge las tramas de la séptima para dar un paso más. Llevando un escalón más arriba a unos personajes que ya estaban al límite, con el riesgo y la complicación que eso supone. Aún así, los actores recogen este reto de forma intachable demostrando que conocen perfectamente el género de la comedia.
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Ansiosos estamos por saber qué nos reservan los vecinos de Mirador de Montepinar, la semana que viene, y con qué nos sorprenden para celebrar su capítulo número 100. Yo, desde luego, no me lo pienso perder.