La ganadora de la segunda edición de 'Operación triunfo', Ainhoa Cantalapiedra, acudió este fin de semana al programa 'Perdona?' de Bom TV, presentado por Sonia Arenas y Jordi Anjauma, para sentarse en "La silla de la verdad". La cantante visitó este espacio para promocionar "ADN", su próximo lanzamiento discográfico, y aprovechó la ocasión para hacer un repaso por su trayectoria televisiva y algunos aspectos desconocidos de su vida personal.
A pesar de que su participación en 'Operación Triunfo' trajo algunas polémicas con profesores y concursantes de su edición, Ainhoa ha afirmado que volvería a entrar sin ninguna duda en el programa. "Yo me quedo con lo bueno, es una gran plataforma. No me sentí apoyada porque los profesores no estaban en consonancia conmigo, pero fue una plataforma maravillosa", explica la cantante vasca.
Ainhoa Cantalapiedra con Jordi Anjauma
Ainhoa ha reconocido que no le molesta la etiqueta de "triunfita" y que se siente muy orgullosa de haber ganado su edición, en la que existió una gran rivalidad. "Nunca pensé que iba a poder entrar en 'Operación Triunfo'. Luché por ello y gané el programa. Te meten en una competición pura y dura tras ver después de OT1 lo que podías llegar a conseguir. Sentí que había una gran competitividad con mucho estrés, nervios, pulladas...".
Aunque Ainhoa no fue juzgada por Risto Mejide, la cantante ha mostrado su opinión con respecto a las valoraciones que realizó el publicista durante su participación en el talent show. "Yo admiro lo que hace. Decía verdades como puños pero no de la forma correcta y desgraciadamente hoy en día lo que importan son las formas y no lo que dices", afirma Ainhoa Catalapiedra.
Ainhoa dice no a 'Supervivientes' y 'Gran Hermano VIP' y sí a 'La Voz'
Durante la entrevista, Ainhoa ha afirmado que le ofrecieron participar en la última edición de 'Supervivientes: Perdidos en Honduras'. "La experiencia me parece realmente original y constructiva pero no me apetece volver a luchar contra polémicas, dimes y diretes cuando yo me dedico a cantar y es algo que me toca defender diariamente", explica la ganadora de OT2.
Jordi Anjauma también ha querido saber si la cantante aceptaría participar en 'Gran Hermano VIP', algo que la cantante de Vizcaya ha negado en rotundo. "Considero que tengo que compartir, vender o enseñar un arte que yo tenga. Para estar en casa pasando pruebas me quedo en la mía donde paso muchas".
Ainhoa Cantalapiedra se sienta en "La silla de la verdad"
El presentador ha puntualizado que en la edición VIP suelen participar celebridades con una profesión reconocida. Ainhoa, que desconocía esta versión del formato, ha asegurado que tampoco entraría porque cree que no encaja y no se sentiría cómoda.
Sin embargo, a Ainhoa Cantalapiedra si le gustaría ser coach de La Voz' en Telecinco. La cantante ha afirmado que lo haría sin problemas, ya que tras 12 años de carrera musical tiene la experiencia suficiente como para aconsejar a los nuevos talentos que aterricen en el panorama musical.
La propia cantante ha afirmado que su inexperiencia en el mundo musical tras salir de 'Operación Triunfo' le hizo rechazar un programa "muy importante" en el que tenía que valorar y juzgar a compañeros suyos de 'Operación Triunfo', ya que por aquél entonces no se sentía cualificada para hacerlo.
La ganadora de OT2 se sincera en el programa 'Perdona?'
Ainhoa sufrió bullying en el colegio
La entrevista en la "Silla de la verdad" ha hecho un repaso por la vida de Ainhoa Cantalapiedra desde su infancia hasta su posición actual en el mercado musical. A pesar de que la cantante no es partidaria de hablar de su vida personal, en el programa 'Perdona?' ha reconocido que sufrió bullying en el colegio.
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"En mi época no se contemplaba el bullying como tal, pero te pegaban, te robaban o te insultaban y tus profesores y tus familiares no te creían. Todo esto me hizo ser muy sensible y me convirtió en una persona muy fuerte y aguerrida, ya que lo que no te mata de hace más fuerte", ha relatado Cantalapiedra. No obstante, Ainhoa ha agradecido la educación que recibió durante su infancia por parte de sus padres y del colegio de monjas al que asistió, a pesar de considerarse una persona no creyente.