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Un mes lleva 'The Mysteries of Laura' sin aparecer en los televisores americanos. Después del parón navideño, se emite el primero capítulo de 2015. Parece que cambiar el patrón de los episodios no se encuentra entre los propósitos de año nuevo de la NBC, pues "The Mystery of the Frozen Foodie" no sorprende en ningún aspecto: sigue en la misma línea que los diez capítulos anteriores. Sus peculiares situaciones policiales y el poco avance en las relaciones entre personajes definen a 'The Mysteries of Laura' como una serie lenta con pocas ganas de cambio en los episodios venideros.
El basurero lince
El caso de homicidio de "The Mystery of the Frozen Foodie" comienza con el señor muerto cayendo entre bolsas cuando el camión de basura descarga su contenido. El basurero encargado de dicha tarea, por su parte, no sólo se sorprende más bien poco al encontrar el cadáver en tan hermoso lugar, sino que además le llama la atención el hecho de que está congelado. Al parecer, lo raro es encontrarse a un tío congelado, pero es completamente normal que esté muerto. Todo ello queda sintetizado en una sola frase muy bien elaborada: "¡La Vírgen, está congelado!".El muerto es Peter Hill. Nuevamente sin identidad en un principio, otro John Doe. Ha sido congelado post-mortem, con lo que no puede haber sido la causa de la muerte. No llevaba nada de nada encima, ni cartera, ni identificación, pero eh, sí llevaba un mechero con una huella de una tal Selena Barnes, una modernilla en libertad condicional algo ligerita de cascos y con las manos un poco largas.
Sexoadictos anónimos
Como la fórmula secreta de 'The Mysteries of Laura' nunca falla, el décimoprimer episodio sigue el mismo patrón que los otros anteriores. Otro primer lugar extraño visitado por Soto y Laura en pleno día en Nueva York: una reunión de terapia de adictos al sexo celebrada en una Iglesia, al más puro estilo Alcóholicos Anónimos. Genial momento para hacer el chascarrillo de que Laura lleva un año sin mojar.
El muerto era un sexoadicto que solía participar en dichas reuniones y que mantenía cierta relación con la ya mencionada Selena Barnes. Trabajaba el Peter en un restaurante.
La cámara (frigorífica) de los secretos
El jefe del restaurante, J.T. Thompson, es un encargado bastante capullo, exigente y desconsiderado con sus trabajadores. Sirve comida pasada y le tira el trabajo a sus cocineros. Tampoco parece afectarle que uno de sus subordinados haya muerto la noche anterior. Además de que su frigorífico está roto desde, precisamente, anoche.
Para conservar fríos los alimentos, Thompson se hizo con 90 kilos de hielo seco. El hielo seco se compone básicamente de dióxido de carbono congelado. La víctima, por su parte, falleció por envenenamiento de dióxido de carbono y después congelada, como ya se ha dicho. ¡Oh! Mucha, mucha, mucha casualidad, porque además, la cámara frigorífica tiene marcas de forcejeo por la parte interior.
Otro cocinero, Tony Abbott, no ha ido a currar y encima no responde al teléfono. Triangulando su posición GPS, Soto y Laura dan con él en plena carretera. Conduce un gran camión rotulado como "Tacos y Tapas" y mantienen una breve pero intensa persecución en coche, como cualquier agente del NYPD haría. Aunque el camión no es de congelados, más de uno verá un guiño en "The Mystery of the Frozen Foodie" a la primera temporada de 'Dexter', cuando el protagonista homónimo perseguía al 'asesino del camión de hielo' que mataba prostitutas.
Tras un fácil intercambio de frases lapidarias del calibre "Llamaré a la poli", "Yo soy la poli" y una evidente tensión sexual no resuelta (que, efectivamente, se resuelve más adelante), Tony sale airoso del encuentro y vuelve a la comisaría para tirar la caña a la detective. Es curioso que tampoco le pase nada por ir conduciendo con auriculares puestos, cuando también está terminantemente prohibido por el código de circulación.
La proscrita bolsa de lavandería
Esta vez, el objetivo de la persecución oficial es una bolsa de ropa sucia sobre un carrito de lavandería. Si alguien pensaba que 'The Mysteries of Laura' no podía sorprendernos más en este aspecto, se equivoca. Soto y Meredith hacen gala de innecesarios pero ágiles movimientos acrobáticos para sortear absurdamente los diferentes obstáculos del camino, tales como carros de ropa sucia o los propios empleados del lugar.
La fugitiva bolsa de lavandería contenía un mantel con ADN de la víctima, del que Thompson se estaba intentando deshacer. Éste afirma haber metido al muerto en la basura, pero asegura no haberlo matado. Cuando llegó al restaurante por la mañana ya estaba tieso en el congelador. El "estaba así cuando llegué" no sirve demasiado en algunos casos.
Tras el interrogatorio y una temprana y delatadora conversación con la mujer del chef del palo "mi marido no lo hizo, él nunca mataría a nadie, ejem, ejem", ya no hace falta seguir con la investigación...
Cita romántica con el sospechoso
¿No está estrictamente prohibido mantener una relación personal / tener una cita con un sospechoso del caso de asesinato que se está investigando? Prohibido o no, el caso es que en "The Mysteries of Laura", sucede. La pelirroja tiene una cita con Tony Abbott, quien le hace la cena y añade un ingrediente secreto afrodisíaco. Si no fuese importante, no se habría mencionado, como todo lo que suele pasar.
Después de que Tony mencione que él solo es un tío con un camión de comida, se besan. Nuevamente, me gustaría destacar la referencia con 'Dexter' y recalcar que Debra Morgan, hermana de Dexter y una de las principales investigadoras del caso del 'asesino del camión de hielo', mantuvo sin saberlo, una relación amorosa con el sociópata al que intentaba capturar.
Jake está aprovechando que ha perdido una apuesta para tratar bien a Laura y que ésta vuelva con él, como bien lleva tratando once episodios. Laura está conforme con los agasajos y el capitán se viene arriba, pero entra en casa de su exmujer y la encuentra pegándose el lote con Abbott en el sofá. Mal asunto, puede verse el momento exacto en el que se le rompe el corazón. Nuevamente. Tony aprovecha la bronca de los policías para largarse del lugar y la detective deja claro a Jake que agasajada o no, el pasado es el pasado y no van a volver.
Restaurante propio
No sé cuán bueno es mencionar todo el rato que quieres dejar tu trabajo y abrir tu propio restaurante cuando estás trabajando como cocinero bajo las férreas órdenes de un jefe tan quisquilloso como J.T. Thompson. No creo que mucho. Si no, díganselo a Peter Hill. Ah no, que está muerto.
Para abrir su nuevo restaurante, Peter buscó ayuda económica de Hawthorne, un traficante de la zona con una tienda de marihuana. Meredith y Soto le siguen la pista. Y cuando Meredith y Soto siguen la pista a alguien, sabe Dios que alguien va a salir por patas. Los detectives entran a punta de pistola en una nave industrial, como ya es habitual. Pero ya han corrido bastante en este capítulo con el numerito de la lavandería, digno del Circo del Sol.
Trent Hawthorne regenta ahora un negocio de productos orgánicos junto con una cerda que reposa a sus pies. Se ha dado cuenta de que la marihuana ilegal no es viable. Ahora, en cambio, vende cáñamo, mucho más rentables debido a su precio desorbitado.
Peter y él estaban empezando a hacer negocios: la víctima cocinaba los productos de Hawthorne para servirlos más tarde en el nuevo restaurante. Todo ello, idea de Peter. Dos semanas antes de la muerte, dejaron de ser socios y Peter devolvió toda la parte del dinero al ex-traficante. Por toda la parte del dinero, se entiende 100.000 dólares. Sin embargo, en la cuenta bancaria del cocinero nunca ha habido más de 3.000. Eso lleva a un nuevo dilema: ¿se lo cargó alguien a quien debía dinero?
Insabora crítica gastronómica
Judith Hansen, una muy reputada crítica gastronómica, pagaba en negro a Peter para que probara los platos de los locales que ella iba a visitar. ¿Habrá perdido el sentido del gusto? ¿Será que ya no puede saborear lo que come? Esa es la conclusión a la que llegan Laura y su cada vez más afeminado asistente Max. Tras el testimonio de Hansen, las sospechas quedan confirmadas.
Embarazoso desenlace
Un dato revelador dado por Tony Abbott mientras Laura y él se pegan el lote en el camión de la comida activa la mente pensante de la pelirroja, quien, de nuevo, ata cabos muy pero que muy sueltos. Se da cuenta de que la mujer de Thompson, quien prácticamente dijo a gritos que habia sido ella la asesina poco antes de la mitad del capítulo, resulta, cuidado, ser la asesina.
El caso es que estaba embarazada de Peter y éste le hacia chantaje con contárselo todo a su marido. La mujer vio la oportunidad de terminar con sus problemas encerrando en el congelador al cocinero. De lo que no pareció darse cuenta es el hecho de que ella sigue embarazada.
Laura la arresta y cierra el caso de homicidio. Abbott resulta ser inocente y por tanto, una nueva relación "estable" para la detective, y más teniendo en cuenta que Jake acepta que fue un capullo y por su culpa se divorciaron. Recapacita y la deja ser feliz con su nueva pareja.
El capitán devuelve la llave de repuesto de la casa de Laura a la pelirroja. Dice que así no invadirá su privacidad y que lo siente mucho. "¿Y si hay alguna emergencia, cómo vas a entrar?", pregunta Laura. "Somos policías, ya nos inventaremos algo". Venga ya, ¿en serio? Porque es más sencillo decir a tu ex que le devuelves la llave porque la valoras y la quieres y que ya si se tercia vas a echar la puerta abajo con un ariete o con una patada policial de asaltar casas de criminales en vez de dejar de aparecer sin avisar.
Por su parte, Meredith sigue mandando indirectas a Soto, quien parece no enterarse de qué va el asunto.