'Modern Family' 6x12: "The Big Guns"

Las aguas vuelven a su cauce. Si la semana pasada destacábamos que en "The Day We Almost Died" los guionistas de 'Modern Family' se habían soltado el corsé jugando con la estructura clásica de las sitcoms (algo que la serie sólo se permite hacer una o dos veces por temporada), esta semana todo vuelve a la normalidad. "The Big Guns" vuelve a ser un episodio formulaico como los de siempre, y eso, en sí mismo, no es ni bueno ni malo principalmente porque esa es la esencia misma de 'Modern Family', pero creo que estaríamos de acuerdo en que no se trata de un episodio memorable a pesar de que sí tiene algún momento memorable.

Vuelven los LaFontaine

Tras la prometedora introducción de los LaFontaine allá por el quinto episodio de esta misma temporada, ya casi se me habían olvidado los nuevos vecinos de los Dunphy. Desde Halloween les habíamos perdido la pista y hasta había llegado a pensar que no los volveríamos a ver, pero parece que aún tenían temas pendientes. O lo que es lo mismo, aún les quedaban maneras de sacar de quicio a Claire, razón esencial de la existencia de Amber y Ronnie.

Claire es de mecha corta, ya lo sabemos, y no necesita demasiado para explotar, pero la manera en la que maximiza que los vecinos tengan un barco aparcado en la entrada de su casa es para hacérselo mirar. Entiendo que debe ser algo incómodo (aunque tampoco creo que haya tan poco espacio para abrir la puerta, se nota que nunca han tenido que aparcar en determinados parkings de España) y que va contra la normativa, pero parece que lo que más le preocupa es que es antiestético (por no decir hortera) y su proximidad perjudica la imagen idílica de su casa. De hecho, este enfrentamiento entre vecinos, en esencia, tiene mucho de enfrentamiento de clases porque para los Dunphy, y especialmente para Claire, los LaFontaine son como ese barco: vistosos, horteras y con mal gusto por mucho dinero que tengan.

Lo más sorprendente del asunto es que tanto Claire como Phil pensasen que Frank, el despistado padre de Dunphy, y sus colegas de travesía iban a conseguir ahuyentar a Amber y Ronnie cuando era evidente que se sumarían a la fiesta. Por cierto, ¿sólo a mi me parece que zanjan la trama y el episodio de manera atropellada? Era de esperar que apareciesen las autoridades en un momento u otro pero utilizar el momento como cierre es un poco brusco.

No sabemos si volvemos a ver a los LaFontaine, en principio sí aunque tampoco serían los primeros vecinos en desaparecer repentinamente por cuestiones de guión, pero habrá que esperar para ver si esa supuesta y sobrevenida tensión sexual entre Luke y Tammy va a algún lado o se trata de un mero macguffin del episodio. ¿Habrá cita en San Valentín? Veremos.

La herencia de Fizbo

Hacía tiempo que Cam no sacaba a pasear a Fizbo, su terrible alter ego payaso, y visto lo visto puede que tardemos bastante en volverlo a ver. Antes que todo, y sin ánimo de ofender a nadie, tengo que reconocer que no soy demasiado fan de los payasos. En ese sentido me acerco bastante a Mitchell, no me atrae demasiado ese "mumbo jumbo", pero entiendo perfectamente que Cam quiera compartir con Lily su pasión. Para él, se trata casi de una religión, y como tal es comprensible que quiera criar a su hija en su dogma, pero por eso mismo es grave que quisiese ocultárselo a su marido a sabiendas de que no le gusta, pero aún lo es más que no se planteara siquiera que su hija no lo quería hacer.

En defensa de Cam hay que decir que, con el carácter tan fuerte de Lily, es realmente raro que aceptase ir a la escuela de payasos por no herir los sentimientos de su padre. Será que está madurando. O avanza con pie firme en su camino de convertirse en una pequeña dictadora porque, si bien le cuesta un tiempo, su idea de utilizar la comedia física en estrategia de evasión, además de graciosísima, obtiene buenísimos resultados. No sé si Lily será en el futuro abogada pero está claro que lo de mentir y manipular se le da de fábula.

Pequeñas victorias cotidianas

Por último, una vez más los Pritchett-Delgado quedan desplazados y con un papel casi testimonial con una trama de muy poco peso que parece un sketch alargado. ¿Cuántas veces hemos visto cómo Gloria y Jay aplauden un avance de aprendizaje de Joe frente a una gran gesta de Manny? Al menos casi tantas como episodios tiene la serie (y eso que no hace tanto que nació Joe). Y salvo porque ahora sabemos que Manny no era tan precoz como su madre le había hecho pensar, la trama ni tiene gracia ni aporta nada especial.

A pesar de su gran desequilibrio estructural en favor de los Dunphy, algo que, por otro lado es cada vez más habitual, no creo que sea de los peores episodio de la serie ni mucho menos pero, como decía al principio, tendría poco de memorable si no fuese por las perrerías de Lizbo a.k.a. Lily a Cam.

A pesar de que acabamos de superar el parón navideño, al menos hasta febrero no tendremos nuevo episodio de 'Modern Family' así que tocará tener un poquito de paciencia.