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Por una vez, 'The Mysteries of Laura' ha sorprendido gratamente. Los últimos episodios pueden haber resultado un tanto monótonos, pero con la introducción de un nuevo personaje provisional, "The Mystery of the Fateful Fire" ha dado más de sí. Y es que uno no se da cuenta de lo acostumbrado que está a los personajes hasta que no viene uno nuevo que intenta adaptarse.
En cuanto al caso, el homicido ha quedado relegado a segundo plano. Decir "segundo plano" es una mera formalidad, por no decir tercero, cuarto o quinto plano. Pero al fin y al cabo, es el objetivo de este capítulo: un breve descanso de los anteriores homicidios.Amagos pseudo-policiales
'The Mysteries of Laura' vuelve a hacer una finta de en sus primeros minutos de capítulo. "The Mystery of the Fateful Fire" comienza con una escena aparentemente policial e in media res (a mitad de un caso). Pero tal y como se descubre unas frases más tarde, no es así: Laura está hablando con el dependiente de una tienda y discutiendo por el cambio que éste le debe.
Aunque los guionistas gustan de poner este tipo de escenas, la magia de ellas reside en que no se repitan demasiado. En caso contrario, se ve venir el giro y la escena pierde fuerza. De todas formas, vamos a dejarlo pasar esta vez, porque ya hace bastantes episodios que esto no ocurre. En su gran mayoría, hasta ahora todas han sido escenas de Laura hablando autoritariamente a vecinos o a sus propios hijos, quienes, por cierto, llevan tiempo sin salir. La detective les ha buscado una buena niñera para justificar su ausencia en la serie. Al fin y al cabo, son niños y no pueden estar tantas horas rodando como un adulto.
Asesinato sin pena ni gloria
El caso policial de la semana se presenta con un edificio en llamas en medio de Nueva York. Hay mucha gente mirando y una madre gritando, desesperada, pidiendo socorro para que alguien salve a su hijo, que está dentro del edificio. Uno de los vecinos se mete en el edificio y saca al crío en brazos.
Un vez apagado el fuego por los bomberos, se descubre un cadáver (con ningún tipo de quemadura, por cierto) de un joven coreano por el momento no identificado, muerto por inhalación de humos durante el incendio.
Gil, que así se llama el vecino salvador, declara que el fallecido no era de por ahí porque, ojo, "él lleva muchos años viviendo en el bloque de enfrente y no lo ha visto nunca". Hablamos de bloques de toda una manzana de grandes. Cuán cotilla tiene que ser el señor para conocer a todos los de su bloque de enfrente...
Organizadora del festival de invierno
Jake ha metido a Laura en un fregado muy gordo sin consultarla: la ha apuntado para preparar la fiesta de invierno que el colegio está organizando para los niños. Bueno, en verdad también se ha apuntado a si mismo, pero se ha desentendido más rápido que pronto, no sin antes recibir un sermón de la pelirroja sobre la presión social de las madres y el desentendimiento de los padres en los colegios y en la educación de los hijos.
"Pues di que no puedes", le responde Jake. Es la opción más obvia, pero Laura es una orgullosa y se toma unos días libres para prepararlo todo. En verdad no tan libres, porque sigue el caso desde casa secretamente. Max le va informando e incluso llega a poner de incógnito un teléfono debajo de la mesa durante un interrogatorio para que la detective pueda escucharlo.
La poca autoridad del NYPD
Algo que brilla por su ausencia en las series americanas es la poca autoridad y el poco respeto que imponen los detectives del Departamento de Policía de Nueva York en los ciudadanos. Resulta algo bastante inconcebible que no uno, sino tres policías vengan a hacer preguntas cuando estás jugando un partido de baloncesto y hacerles caso omiso. Es más, ya no caso omiso, sino responder que "lo siento mucho, agente, necesitarás algo más que eso para parar el partido". Anda ya.
Lo que puede pensarse de buenas a primeras es que Soto va a hacer un mate de lo más gratuito, pero no es Meredith y no el cubano quien encesta de triple con una balón aparecido de la nada. Hecha la fantasmada de turno, los jugadores explican que el muerto es un chaval de 16 años que suele jugar a basket.
Y fin de la historia para el muerto, no hay más datos de él. El chaval estaba de okupa en el sótano, nada más. Quien quiera que haya provocado el incendio, es el asesino.
"Ángela, Ángela", esa Ángela
Como es un caso de incendio aparentemente provocado, una agente del Departamento de Incendios de la Policía de Nueva York (FDNY) se une a la investigación del caso. Esa agente es ni más ni menos que Ángela Ryan, la ex-novia de Jake, con la que estuvo hace 9 años y que finalmente dejó por Laura. Ángela es interpretada por Anastasia Griffith, y a muchos os sonará por la Princesa Abigail de 'Once Upon a Time'.
Obviamente, hay tensiones entre ambas. Ángela no deja de tirarle los trastos al capitán, poniendo a Laura se pone de mala uva. Éste, por su parte, responde cariñosamente y de forma entusiasmada. No le hace ascos a Ángela, pero también quiere volver con la pelirroja. En el último capítulo se dejó claro que la relación entre ellos había madurado y Jake finalmente le había dejado espacio a Laura, en vez de atosigarla contínuamente para que volviera con ella.
Sin embargo, a Laura tampoco debería de importarle que tontee con Jake. Al fin y al cabo, su relación ha pasado a mejor vida y ella ahora está con Tony Abbott, también del capítulo anterior. Pero lo que a la detective le repatea no es sólo eso, sino la forma en que Ángela la trata y cómo se camela a toda la comisaría, mientras ella se muere del asco preparando el festival de invierno en el que Jake le ha metido.
Cabe destacar que Ángela Ryan protagoniza, no sin cierto honor, la persecución del capítulo, saltando entre tejados y placando al fugitivo, sin despeinarse y con taconazos.
La resolución del caso
En el edificio en llamas sólo vivían dos personas: la mujer que gritaba y su hijo. Gloria Leighton y Shawn. El terrateniente quería echarlos para poder vender el terreno. Los demás vecinos ya se habían ido, pero ellos no tenían dinero para permitirse otra vivienda, así que el casero estaba tomando medidas. Sin embargo, resulta absurdo que el terrateniente sea el que ocasione el incendio, pues es a él a quien afectan directamente los desperfectos.
Como Laura siempre aplica las frases y conocimientos de su vida personal en la resolución de los casos y ahora está mosqueada por Ángela, llega a la conclusión de que tal vez un ex de Gloria se haya querido vengar. Lo cierto es que sí existe un ex, pero ha salido de prisión y está rehabilitado.
Tras unas conversaciones con distintos pirómanos y ex-convictos, Laura ve en las noticias una entrevista a Gil, salvador del niño. Al parecer ya tuvo otro momento de gloria hace unos años cuando salvó a alguien de las vías del metro. La detective entonces se decanta por pensar que el incendio lo ha provocado el propio Gil para después salvar al crío, pues tiene una vida muy triste y posiblemente se haya hecho adicto a la fama.
Laura recrea los hechos con Lego, pero no le acaban de salir las cuentas. Es imposible que Gil hubiera tardado tanto en entrar a rescatar al niño si el plan fuera suyo. No es hasta que Gil es prácticamente detenido que la detective no hace su detención milagrosa, echando por tierra todas las especulaciones del episodio, como nos tiene acostumbrados.
Nuevamente, el detonante es una pista del principio del capítulo que finalmente no cuadra: Gloria dijo que estaba haciendo la colada, pero la lavadora del edificio no funciona. Con lo cuál, Gloria mintió y no estaba en el edificio cuando se produjo el incendio.
Laura se dirige al dinner en el que Gloria trabaja y le transmite que el incendio lo ha provocado su hijo Shawn. Se despertó congelado a media noche y al encontrarse solo (su madre estaba haciendo horas extra en el trabajo) y no tener calefacción porque el terrateniente se la quitó, intentó hacer una hoguera que se le fue de las manos.
¿Amigas?
Tras finalizar el caso, Ángela y Laura hacen las paces. Ángela confiesa estar de los nervios por querer impresionar a la pelirroja. No le tiene asco, sino respeto. Sólo la han dejado una vez y ha sido por Laura, con lo que no se siente a su altura.
Tras aclarar las cosas, la recién llegada pide permiso a Laura para ir tras de Jake. Laura la invita a hacerlo, pues ya no tienen ningún tipo de relación sentimental, se han divorciado. Ángela, encantada, se va al despacho del capitán. El episodio termina con un primer plano de Laura demostrando que en el fondo sí está molesta, porque pese a todo, no ha superado lo de Jake. Al fin y al cabo, fue una decisión dolorosa y él es el padre de sus hijos.