El dulce mundo de las tartas tiene un lado amable y delicioso, el del azúcar, los huevos y la crema, el del chocolate... Pero también un lado muy amargo. Y ese será el que descubra 'El jefe infiltrado' de Tartalia, este miércoles en laSexta. Tartalia es una de las empresas de tartas artesanales con mayor proyección de nuestro país, que en el momento de mayor crisis de su historia decide infiltrarse en su empresa para ver dónde están los verdaderos fallos. El jefe se verá completamente desbordado por la situación al vivir jornadas de continuas incidencias y confirmar las consecuencias del reajuste salarial que la empresa ha tenido que hacer en los últimos meses.
El mundo de las tartas llega a 'El jefe infiltrado'
Máquinas obsoletas que ralentizan el trabajo de los empleados del horno, frenéticos tiempos de entrega en los que se incumplen numerosísimas normas, falta de material y malas condiciones higiénicas ... hasta empleados cansados de su dura situación laboral que explotan en mitad de la jornada y destruyen las propias tartas de la empresa.
Recuperar el dulce sabor de las tartas artesanales
Tartalia es una de las grandes empresas de tartas artesanales de nuestro país. Sin embargo, actualmente se encuentra en el momento de mayor crisis de su historia: ha tenido que ejecutar un ERE y hacer una reducción salarial. Para comprobar cuáles han sido las consecuencias de estas medidas, detectar dónde están los fallos que hay que solucionar y descubrir a los héroes anónimos de su compañía, Ángel Lorenzo Antón, Director financiero y de distribución de Tartalia se infiltra en su propia empresa, y se convierte durante unos días en repostero de bizcochos, mezclador, pastelero, distribuidor de tartas, dependiente en tienda.
El jefe infiltrado pasará de la comodidad del despacho al calor de los hornos de bizcocho, de la calculadora y los números a las ingentes cantidades de harina y azúcar, de las comidas de trabajo a la entrega de tartas con el tiempo justo...
Durante su trabajo en los hornos de la base de su negocio, los bizcochos, comprobará que la falta de inversión en maquinaria en los últimos años afecta a la capacidad de producción y complica mucho el trabajo de los empleados, que dependen de que el horno no se estropee para llegar al número exigido de bizcochos. Como acompañante de un repartidor de tartas, será testigo de primera mano del estrés que suponen los casi imposibles tiempos de entrega y la temeridad con la que muchos repartidores incumplen las normas de circulación y ponen en peligro tanto la mercancía como a sí mismos. El jefe infiltrado también descubrirá la falta de material y la absoluta falta de limpieza en la zona de mezclas, y terminará no pocas jornadas con una importante sensación de fracaso.
El jefe de Tartalia se convertirá en un trabajador más
Pero la situación más desbordante la vivirá en el gremio que ha sido más castigado por los recortes, el de los pasteleros. El empleado bajo el mando del que tendrá que trabajar el jefe infiltrado será más que exigente, no le dejará pasar ni un fallo y terminará explotando en mitad de la jornada. El pastelero destruirá todas las tartas hechas por el jefe tirándolas al suelo y echando a perder bizcochos, crema, decoración... Una situación incómoda e insostenible ante que el jefe no puede soportar.
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Sólo unos días después, los empleados descubrirán que su compañero aprendiz no era otro que su jefe. Algunos respirarán reconfortados al saber que el jefe ha visto de primera mano las complicaciones de su trabajo y los cambios que habría que hacer para que sus tareas sean más sencillas y eficaces. Otros, sin embargo, temerán una dura reprimenda e incluso algo mucho más difícil de aceptar.