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Sergio Martín saltó a la palestra mediática tras su entrevista a Pablo Iglesias el pasado viernes 5 de diciembre. En ella, le dio la enhorabuena al secretario general de Podemos por la excarcelación de presos vinculados a la banda terrorista ETA, lo cuál provocó la indignación de muchos de los telespectadores.
Tras esta controvertida entrevista, muchos esperaban que el presentador de 'La noche en 24 horas' se mantuviera igual de agresivo con las preguntas en su siguientes cuestionarios. La expectación se multiplicó al saber que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, iba a ser invitada al programa.Con la expectación por las nubes, muchos se llevaron una ingrata sorpresa al ver las preguntas que el periodista le realizaba a la política. Comentarios como "tranquila, no voy a insistir en este asunto", enervaron a los internautas, quiénes rápidamente pusieron el grito en el cielo, comparando la entrevista con un masaje.
Soraya Sáenz de Santamaría en el plató de 'La noche en 24 horas'
La vicepresidenta no descarta la vuelta de la publicidad a RTVE
Además de la controversia de los comentarios y preguntas de Sergio Martín, hubo otro detalle que escandalizó a los espectadores. Durante la entrevista, el programa fue enseñando algunos de los tweets que estaban llegando a la cuenta del programa y, sorprendentemente, todos eran positivos. Este tono relajado, amigable y hasta pelota destacó ante la intensidad y agresividad que el periodista mostró ante Pablo Iglesias.
Al menos, la vicepresidenta dejo un titular sobre un tema que lleva rondando los despachos del ente público en los últimos meses: la posible vuelta de la publicidad a RTVE para compensar su déficit. Sáenz de Santamaría no descartaba esta medida para aumentar las maltrechas arcas de la Corporación.
Además de la mala crítica, el programa tuvo que hacer frente a una audiencia bastante menor de lo esperado, ya que se quedó en un 1,6% de share y 291.000 espectadores. Aunque esta cifra es superior a la que normalmente suele marcar el programa, es la mitad de la lograda con la visita del líder de Podemos, que conquistó a 498.000 espectadores, lo que se tradujo en un 3,1% de cuota.