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Se conoce que cuando un hispanoamericano hace acto de aparición en una serie americana es para ejercer de mala influencia, de delincuente, traficante o similar. Los guionistas de 'The Mysteries of Laura' (y de 'Los Misterios de Laura') han tratado de hacerle un lavado de cara a los hispanohablantes en la televisión yanqui desde el capítulo uno, y es que "The Mystery of the Deemed Dealer" lleva esa crítica a un nuevo nivel. 'El misterio del presunto traficante', que así se llama en castellano, habla por sí solo.
Por otro lado, los chicos se le acumulan a Laura. Jake no deja pasar una y casi, CASI, consigue algo con su exmujer. Casi, pero no.Flojito atropello mortal
El capítulo abre con el atropello de un chaval que pasa por un paso de cebra de noche y con varias bolsas de marihuana encima. Un coche viene y se lo lleva por delante con bastante poca fuerza. Pero, de todas formas, el zagal muere.
Miguel Santos, que ese era su nombre, era un buen chaval. No tenía antecedentes ni había estado metido nunca en líos. Eso afirma su padre cuando Soto le toma declaración. Se produce una nueva y cómica escena (no es la primera vez que pasa en 'The Mysteries of Laura') de las cambiar de repente a español y decir cuatro frases, para después, sin previo aviso, volver a hablar en inglés. Eso no lo hace nadie en la vida real, da la risa. Y menos si estás consolando a un padre por la muerte de su hijo.
Colegio pijo y hockey sobre hielo
Tras la persecución policial, que no puede faltar, y alguna que otra investigación, se destapa que Miguel era un cerebrito y un as del hockey hielo. No sólo eso, sino que además estaba yendo a un prestigioso y carísimo colegio de bachillerato con una beca de deportista de élite. Sin embargo, no acaba aquí la cosa. ¡Lo mejor es que su padre no sabía nada!
Los estudiantes del colegio llevan uniforme y una carga lectiva bastante gorda. ¿Qué estaría pensando el padre para no darse cuenta? ¿Dónde se pensaba que iba su hijo al colegio? ¿Sabía siquiera que iba al colegio? Por lo menos, se ve que el hombre está afectado.
Pero no todo el monte es orégano. Ya hubo polémica con Miguel dentro de la escuela por supuesto acoso a una compañera vía mensajes de texto. Y el principal camello del instuto, por otro lado, también niega que jamás haya vendido Miguel droga alguna.
El quarterback y la cheerleader
Rascando un poco sobre la superfície del caso de acoso de Miguel, Meredith habla con la afectada. Pero, irónicamente, no parece muy afectada. Al contrario, ella sabía que no fue Miguel. Incluso mantuvo una relación amorosa con él. Cosa que lleva a investigar quién puede haber sido. ¿Cui prodest?
El principal beneficiado de todo el asunto es el suplente del equipo de hockey, Spencer Schofield, quien consigue jugar en la plantilla inicial. Así que Soto le intimida en la sala de interrogatorios. El número de teléfono con el que se realizó el acoso es procedente de un teléfono desechable que el mismo Spencer compró.
Pero no ha sido él quien lo ha usado, jura. Y es cierto: era para su novia, la que mejores notas tiene y más popular del lugar, con "plaza asegurada en Princeton". Asegurándose de que nadie se interponía en su camino académico, trató de quitarse de en medio a Miguel. Como no fue suficiente con el acoso, le increpó de traficante y se lo llevó por delante con el coche. Sutil y eficaz.
Cola de espera para Laura
Si hay algo que despierta Laura es furor entre los policías El detective de la DEA ha vuelto a la comisaría para lanzar la caña a la pelirroja, pero llega tarde: Tony "Camión de comida" Abbott se le ha adelantado. Laura no se corta: "¿Por qué has tardado tanto en pedírmelo?". Alejandro le cuenta la verdad: Jake le amenazó para que se alejase de ella. Otro punto negativo para Jake, que es el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. De todas formas, Alejandro no se da por vencido y se mantiene a la espera.
Por otro lado, hace varios capítulos que no sale el novio cocinero y se está haciendo mucho hincapié en la vida amorosa de Laura, por lo que no inspira muchas expectativas de futuro en la relación de ambos. Tony es más una transición hacia una nueva etapa para la detective que un amor de verdad y se nota.
El padre de Laura, en cambio, está obsesionado con Jake. Cree que es una buen partido para su hija y no se corta en expresarlo. Y Jake tampoco. ¿La llave que le dio de vuelta a la detective porque había madurado y asimilado que lo suyo había terminado? Mentira cochina todo. Obviamente, el capitán hizo una copia de la llave antes, pero ya quedó como un señor.
Si cuela, cuela, y si no...
Durante el desarrollo del caso de 'The Mystery of the Deemed Dealer', el exmatrimonio debe hacerse pasar por una familia feliz. Y Jake, como es costumbre, las pilla al vuelo. Vuelve a su táctica de acosar a Laura. Estando borrachos como estaban para infiltrarse en el colegio de la víctima, se enrollan 'de mentira' y Jake termina durmiendo en el sofá de Laura.
Al salir de la casa a la mañana siguiente, el capitán encuentra a Soto y no tiene más remedio que contarle la verdad. Y Soto va y se lo cuenta a toda la oficina. ¿Y qué más da dónde duerma Jake? Qué poco trabajo que tienen éstos de la policía de Nueva York... Al final, Laura tiene que desmentirlo a grito pelado en medio de la comisaría, porque la gente no deja de mirarlos. Vaya chorrada.