Por cuarta vez en seis temporadas, Modern Family ambienta un episodio en San Valentín, lo que se traduce en que Julianna y Clive Bixby, los alter egos picantones y aventureros de Claire y Phil, vuelven a salir a escena. Este recurso, que surgió allá por la primera temporada de la serie como revulsivo matrimonial tras años de celebraciones rutinarias, curiosamente se ha acabado convirtiendo en una especie de tradición para la pareja (y para nosotros) a pesar de que casi nunca les acaban saliendo las cosas como esperaban. Aunque claro ¿no es precisamente ese el objetivo de crear un alter ego más atrevido?
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La vuelta de Julianna y Clive
En esta ocasión, en lugar de centrarse en el cúmulo de desastres provocados por el intento de actuar de una manera diferente a la natural propia, han ido al grano para centrarse en el "post-partido". Además, introducen una variante muy interesante ya que, por una vez, es Claire la que más se mete en el papel, tanto que hasta Phil acaba creyéndoselo y acaba quitándose la careta de Clive, el vendedor de altavoces de día y espía de noche, arrastrado por la vida real (aka el trabajo) pero, sobre todo, por el atrevimiento y la pasión arrolladora de Julianna. Por cierto, qué bien le sientan a Julie Bowen estas "salidas de personaje".
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Este juego inocente acaba provocando que seamos testigos de una situación que nunca me habría imaginado poder ver: a Phil (que no Clive) engañando a Claire con otra mujer. Vale, es Claire, pero no lo es. Y es un juego, pero que por un momento deja de serlo para Phil. Ella, sin querer, hace realidad una fantasía secreta de su marido, y él, encantado, claro. Quizás esté muy cogido por los pelos y está claro que los guionistas no buscan que le demos demasiadas vueltas al asunto más que para nos riamos de que Claire sienta celos de sí misma, pero después de tantos años viendo a Phil perder el oremus frente a su exuberante suegra, creo que es la única manera posible, por inocua, de que veamos al buenazo de Phil siéndole infiel a su queridísima mujer.
Cosas de hermanas
Los Pritchett Delgado también celebran a San Valentín, aunque la presencia de Sonia, la hermana de Gloria, desmonta los planes románticos de la pareja. Como cada vez que aparece un familiar de Gloria, la casa se vuelve patas abajo, incluso cuando quien aparece es Sonia, probablemente el miembro de los Delgado más triste y pusilánime (nada que ver con el papel que Stephanie Beatriz nos tiene acostumbrados a interpretar en 'Brooklyn Nine Nine').
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La trama en sí se ve venir desde el momento en que vemos aparecer a "las hermanas sangría", tan diferentes entre sí tanto estéticamente como en su manera de reír, pero es que Gloria nos lo acaba de confirmar explicándonos, en su habitual tono despreocupado y como si de una chiquillada se tratase, cómo ella le robó a su hermana la única posibilidad de salir del pueblo dejándola al cuidado de su madre (y para vestir santos). Cosas de hermanas, dice.
Al final pasa lo que tenía que pasar: pelea de gatas sobre un Jay encantado de la vida al ver a dos mujeres tirándose de los pelos por él. Mejor regalo de San Valentín "ever". Pero desengañémonos, por mucho que el collar de Stella (¡de nuevo Stella!) le sirva de espoleo, como la caricia a un animal que siempre ha recibido palos, lo raro no es que intente seducir a Jay sino que espere al último momento para hacerlo, a horas de volver a su deprimente vida y a vender flores artificiales cerca del pozo del pueblo.
Los buenos regalos, para los que se los merecen
Los Pritchett-Tucker, curiosamente, son los únicos personajes que aparecen en el episodio que no tienen una trama relacionada con San Valentín a pesar de ser la pareja que menos tiempo lleva casada. De hecho, el plan en el que acaban inmersos vendría a ser algo así como lo completamente opuesto a una celebración de San Valentín, con un amigo, Anders (Roger Bart, 'Mujeres Desesperadas'), recién abandonado por su marido, Cooper (una pareja con ese nombre era demasiado perfecta) sin siquiera llegar al aniversario de boda (por cierto, por este tipo de cosas es mejor evitar casarse en fechas tan señaladas como el 14 de febrero). Y Cam y Mitchell, con el perfecto regalo de aniversario en la mano. Zas.
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No se si os pasa a vosotros pero yo también soy de las que se gasta más dinero en regalos a los demás que en los propios y he sentido el mismo dolor que sienten Cam y Mitchell al desprenderse del cuadro. Eso si aprecias a la persona regalada, porque si es un estirado y un criticón como Anders, por muy mal momento que esté pasando, la cosa cambia. Los regalos son para quedar bien pero los buenos regalos son para los que se los merecen. Es más, el regalo era para Anders y Cooper y recordaba una etapa feliz de la pareja, por lo que en el fondo evitaron a Anders otro sofocón (aunque entre uno y otro no dejasen descansar a su madre convaleciente). Y me diréis ¿no tendrían que haber rechazado el bol de cristal? Pues no, primero porque el gasto ya estaba hecho y segundo porque los regalos no se rechazan, ni siquiera los envenenados como éste, que acaba convirtiéndose en un dolor de cabeza para Cam. Maldito karma.
Sorprendentemente, "Valentine's Day 4: Twisted Sister", para ser un episodio de San Valentín, es divertido, vodevilesco y no cae en ningún momento en el azúcar, algo que se agradece teniendo en cuenta la manera en que a veces 'Modern Family' trata algunos temas. De la misma manera, también es de agradecer que no hayan tirado por el camino fácil con Julianna y Clive y que con un pequeño giro hayan esquivado contarnos las mismas (des)venturas de casi cada año.
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Seis temporadas son muchas temporadas y es muy fácil caer en las mismas historias, pero hay que reconocer que los guionistas de 'Modern Family' se esfuerzan para encontrar la manera de que Claire nos parezca Julianna, de que lo mismo nos parezca diferente.