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Acaba la primera temporada de 'How to Get Away with Murder' y lo hace con dos capítulos separados, pero emitidos la misma noche. En el primero, que pasaremos a relatar ahora, entre tantísima intriga a la señora Keating aún le ha dado tiempo a defender a un último cliente. Veámoslo.
Con la iglesia hemos topado
A pesar de que podríamos pensar que nos iban a intentar colar un caso de relleno, lo cierto es que ha sido bastante interesante. La abogada estrella tiene que defender a un cura acusado de matar a otro, que se ha declarado culpable. Sin embargo, ya en el juzgado el cliente ve entrar a Agnes, una mujer que trabaja en la iglesia, e inmediatamente el Padre Andrew cambia de opinión y se declara "inocente", con todo el embrollo que ello le comportará a su abogada.No parece un caso fácil, y menos cuando suenan las alarmas de que el cura podría ser un posible pederasta, ya que pasaba mucho tiempo con un chaval que acabó por suicidarse. Aunque le cuesta, el Padre acaba confesando que el cura al que asesinó había estado abusando sexualmente de ese chico, tal y como éste le contó en secreto de confesión.
Desesperados por intentar que Andrew quede en libertad (ya que por motivos religiosos el Padre no puede contar lo que le fue confesado), Keating prepara una pantomima junto a Agnes, para que ésta declare que la noche del asesinato ambos estaban juntos, manteniendo relaciones sexuales. Sin embargo, el cura no soporta lo que está escuchando, por lo que vuelve a cambiar su declaración a "culpable", y aunque Agnes lo ama, él a ella no, y se marcha detenido.
Tres son multitud
En esta primera sesión del "Season Finale" hemos retrocedido cinco meses atrás para ir resolviendo unos cuantos misterios. Comprobamos cómo el pobre de Rudy no podía estudiar debido a una inmensa bronca entre Lila y Rebecca, que acaba con ambas enfadadas y deseando no verse ni en pintura.
Rebecca organiza una buena en una fiesta, pues se lía con Griffin y le manda a Lila un mensaje desde el teléfono de él pidiéndole que acuda al lugar en el que está. Y así lo hace, sorprendiéndoles en plena faena, y Rebecca le demuestra que su novio no es de fiar, ante la cólera de su ya enemiga.
Además de todo esto, Wes y Laurel descubren que un jugador de basket se cruzó a Rebecca la noche del asesinato, y la vio entrar en la fraternidad en la que encontraron el cadáver de Lila. Así pues, cansados de las mentiras de la chica, a Wes y Laurel se les unen sus compañeros y esperan a Rebecca en su piso para que les cuente toda la verdad.
Los aspirantes a abogado se ponen serios, pero la novia de Wes les amenaza con llamar al guardia de seguridad despedido que les sorprendió durante la noche del asesinato de Sam. Desesperados, cuando la profesora Keating llega al piso ya tienen a Rebecca retenida y amordazada en el baño.
Durante el episodio, también podemos ver cómo Annalise y su equipo de profesionales organiza una paliza a Nate en la cárcel, con la única misión de que le suelten, pero la juez dictamina que el presunto asesino se vaya a aislamiento. Tras esto, deben pasar a otra táctica, que será la de que Frank haga fotos "comprometedoras" mientras Asher charla con la juez del caso, pues ella conoce a su padre. Cómo no, Nate no tarda en ser puesto en libertad, y Keating acude a decirle que ha sido todo obra suya, y le vuelve a insistir en que llame al número que le facilitó.
Conclusiones
El capítulo que acabamos de analizar ha preparado el camino para el esperado desenlace del próximo. Si bien no hemos tenido demasiada información, nos han dado la suficiente para que hayamos podido vivir la última entrega del "Season Finale" con mucha emoción. Por no hablar de que el caso de la semana, con asesinatos y suicidios de por medio, ha resultado muy entretenido.