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La "first season" de la serie protagonizada por Viola Davis llega a su fin después de 15 episodios. Todo el mundo tenía claro que en el último capítulo pasarían muchas cosas, y así ha sido. Así pues, repasamos la segunda parte de este "Season Finale" que tanto ansiaban los fans de 'How to Get Away with Murder'.
Y el asesino es...
Ahora más que nunca, los flashbacks van a resultar de una importancia vital, porque nos ayudarán a saber lo que ocurrió durante la noche en la que Lila acabó en el tanque de agua. A simple vista, y al ir viendo por dónde van los tiros, muchos hubieran apostado por que Sam fue el asesino, pero la historia no es tan sencilla.
La noche en la que Lila murió, la joven se muestra muy nerviosa, y llama a Sam para advertirle de que va a acabar contándoselo todo a Annalise. Y no es ningún farol, pues Lila se presenta en la casa de la abogada, pero Bonnie la acaba echando de allí sin miramientos.
La chica sigue histérica, y la cosa no parece ir a mejor cuando Sam aparece en la azotea de la fraternidad. Ella no piensa abortar, y no le sienta nada bien que su amado no tenga sentimientos más profundos por ella. Sin embargo, él le confiesa que ya no ama a Annalise, y que a quien quiere es a Lila.
La joven parece satisfecha, pero el señor Keating, nada más irse, llama a alguien para que se encargue de la situación. El responsable de perpetrar el asesinato es, nada más y nada menos, que Frank. Él, ataviado con sus guantes, ni se despeina a la hora de estrangular a Lila y, posteriormente, arrojarla al tanque de agua.
La no tan inocente vecina
Sí, Rebecca estuvo en la azotea y vio con horror cómo el cuerpo de su antigua amiga flotaba inerte en el tanque de agua. Efectivamente, ya hemos comprobado que ella no tiene nada que ver con el asesinato de Lila. Sin embargo, también es cierto que ha sido la instigadora de acciones no demasiado loables para salvar el pellejo.
A la chica le hacen una especie de juicio casero en el que no se consigue ninguna prueba sólida contra ella. No obstante, Rebecca se sincerará con Wes. Le cuenta que volvió mojada aquella noche por haber estado en el tanque de agua, y que drogó a Rudy con un producto extra fuerte para evitar que éste contara la bronca que había tenido con Lila. El pobre chaval acabó alucinando y con las uñas ensangrentadas después de haber rascado la pared como un loco.
Pero aún tendremos una buena sorpresa, porque cuando Annalise se dirige a hablar con Rebecca la chica ha desaparecido. Pero no se ha esfumado, sino que está muerta, y según dicen ni Keating ni el matón de Frank han tenido nada que ver con el asesinato de la joven.
En otro orden de cosas, hemos podido ver cómo Annalise mentía al declarar sobre Nate, y su antiguo amante acaba llamando al número de teléfono que le había facilitado la profesora. También hemos visto cómo todo el grupo se ha enterado de la extraña relación que mantienen Bonnie y Asher.
Las pruebas médicas que se habían hecho Connor y su novio para comprobar si podían tener sida no acaban del todo bien, pues el aspirante a abogado está sano, pero Oliver da positivo. Por último, Michaela da carpetazo al tema de su prometido, después de cenar con la madre de Aiden y comprobar que ésta lo único que desea es que al chico dejen de gustarle los hombres.
Conclusiones
El capítulo ha sido casi todo lo que nos podíamos esperar de un final de temporada de una serie tan misteriosa. Muchos enigmas nos aguardan para otoño, cuando dé comienzo la segunda temporada del show. Esperamos saber a quién ha llamado Nate, por qué Frank estaba bajo las órdenes de Sam aquella noche y también quién es el que ha tenido la sangre fría de asesinar a Rebecca teniendo tanta gente cerca. Lamentablemente, habrá que esperar un buen rato para saciar nuestra curiosidad.
