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Los líderes demócratas están nerviosos
El presidente de Estados Unidos se reúne con los líderes del partido demócrata. En principio aquella iba a ser una reunión sobre el plan de empleo, por el que Frank Underwood tanto está peleando, pero termina siendo una encerrona en la que se le pide al presidente dé un paso atrás, cosa que en política significa no postularse como candidato en las próximas elecciones que se celebren, en este caso las de 2016.
El ejército de los EEUU es irrelevante
Todo parece irle bien a Claire, tiene la lección aprendida y se sabe incluso las respuestas a las preguntas que le hacen sobre la situación en la República Democrática del Congo, hasta que llega el turno del senador Mendoza (Benito Martinez), el más que probable candidato republicano en las elecciones de 2016, y le pregunta sobre el uso del ejercito de los EEUU ante una hipotética solicitud de la ONU.
La pregunta no parece muy rebuscada pero la primera dama se lía y termina diciendo que "El ejército de los EEUU es irrelevante". Mendoza aprovecha el enredo para sacar de contexto la frase dándole un énfasis que, claramente, Claire Underwood no quiso darle. Ante el revuelo ésta se pone al nivel del senador y le dice que le escuche en lugar de "pavonearse".
Así, el talante de la candidata queda en entredicho y la victoria que antes parecía segura pasa por una aclaración personal, vía telefónica, de Claire a cada senador. Ésta llama a Mendoza para intentar que suavice la polémica pero éste le dice que eso es algo que no puede hacer. Cuando Claire cuelga el teléfono le dedica un "Hijo de puta" bastante diplomático.
El dinero empata al poder
Frank sospecha que el complot de los líderes demócratas es cosa de Bob Birch. Sería una especie de venganza por las rencillas existentes entre ambos a raíz de su disputa por la reforma educativa que el actual presidente coordinaba. Así se lo plantea a otro de los que han encabezado la revuelta, Terry Womack (Curtiss Cook). Éste le informa que en realidad aquello fue idea suya, no de Birch.
La situación es peor de lo que el presidente esperaba y ni siquiera Jackie Sharp(Molly Parker) le ha apoyado. Decide ponerse un paso por delante de sus rivales y empezar a hacer llamadas para recaudar dinero para una futura campaña. "No necesito el liderazgo si puedo tener el dinero".
Frank aprovecha para matizar las palabras que dedicó en su día a la relación entre dinero y poder: "Sé que dije que el poder era más importante que el dinero pero cuando llegan las elecciones el dinero empata al poder y entonces; vamos por su dinero".
Al cabo de unas horas es más que palpable que las llamadas que el matrimonio Underwood está haciendo a potenciales donantes y senadores no están dando el resultado esperado. Claire decide salir a correr y cuando regresa encuentra al presidente de los Estados Unidos hundido.
Está llorando y sentado en el suelo con la espalda apoyada en su escritorio. Ella se quita la careta de primera dama, y las mallas que ha utilizado para correr, para consolarle de la forma más efectiva que el ser humano conoce.
Huevo de pascua negro
Claire Underwood está seleccionando huevos de pascua, labores de primera dama, mientras se celebra la votación que decidirá si es la nueva embajadora de EEUU en la ONU.
Cuando le comunican el resultado, 52-48 en contra, tiene un huevo negro en la mano. Abandona unos minutos su labor de primera dama para dar la rueda de prensa en la que admite su derrota y decepción. Antes de hacerlo se cruza con su marido que la apoya y le toma el huevo negro que, por despiste, aún tenía en una de sus manos.
No se pueden cambiar las leyes de la física, ¿verdad?
Frank se reúne con Seth Grayson (Derek Cecil) y Remy Danton (Mahershala Ali) para planear la reacción para hacer frente al sabotaje de los líderes demócratas. Están en una situación desesperada y la solución pasa por hacer algo diferente e inesperado.
El presidente tiene en su mano el huevo negro de pascua que Claire llevaba consigo cuando se disponía a dar la rueda de prensa. No deja de tocarlo, de jugar con él y su forma parece hacerle pensar en lo imposible, en física.
"No se pueden cambiar las leyes de la física, ¿verdad?... Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar. Cuando el viento es un temporal, no tiene sentido navegar contra él". Son las frases lanzadas al aire y recogidas por Seth y Remy. El primero escribirá un discurso, que sentará las bases de esa estrategia que pasa por pensar de forma distinta, mientras que el segundo seguirá tanteando el terreno, empezando por el que pisa su ex amante Jackie Sharp.
A este gabinete de crisis se le suma Doug Stamper de forma remota. Frank ha encargado a Seth que siga de cerca a su anterior mano derecha, que sigue con su particular terapia de jeringas de Bourbon. Doug envía a Seth un listado de congresistas que podrían ser presionados, políticos con cosas que esconder, para apoyar la reforma laboral de Frank.
Jackie Sharp
Remy Danton se encuentra con Jackie en un restaurante para averiguar, o al menos intentarlo, cómo se ha cocinado el sabotaje a Frank. De paso también busca apoyo, un cambio de posición, pero ésta solicita ser la vicepresidenta antes de hacer cualquier movimiento.
Parece que trata de cobrarse una deuda que ella considera impagada. Una que nació cuando ayudó a Underwood en el "impeachment" durante la temporada pasada.
Cuando Remy se marcha Jackie se cita con una periodista, llamada Alia Syard (Mozhan Marnò), para sembrar sospechas y hacer que ésta pregunte al entorno del presidente. Esto dejaría entrever que existe una filtración dentro del grupo de líderes demócratas y precipitaría los acontecimientos.
¿Sí?
Frank ya tiene el discurso de Grayson en sus manos. Lo tantea ante Claire, que aún sigue tocada por su fracaso, y le pide que lo lea para que le dé su opinión.
No sabemos lo que hay escrito pero intuimos que no dejará indiferente a nadie. También intuimos que hay un mensaje oculto que la primera dama entiende en una primera lectura. Ésta lo confirma respondiendo "Sí" a una inquietante pregunta de Frank; "¿Sí?".
Antes del discurso, el presidente de EEUU se reúne de nuevo con los líderes demócratas para anunciarles que no se presentará a las primarias. "Míralos, creen que es demasiado bueno como para ser verdad, y es así".
Esa posible candidatura no le dejaría tiempo para lo que él realmente desea, al menos eso es lo que dice, sacar adelante 'America Works'. Ese es el truco aparente del trato que propone Underwood; retirada por apoyo a su proyecto estrella. Un señuelo perfecto para ocultar segundas intenciones.
No tienen derecho a nada
Frank Underwood comienza su esperado discurso de forma arriesgada; "Desde hace mucho tiempo, aquí en Washington os hemos estado mintiendo" es la primera frase que precede a otras que desmitifican, aún más, al gobierno americano y al estado del bienestar.
Se podría decir que el discurso es un compendio de verdades incómodas, para aquél que las considere como "verdades", con las que trata de impulsar el proyecto 'America Works'. De paso complica la vida al sucesor que, en teoría, le sucederá en las elecciones de 2016.
"Dejadme ser claro. No tenéis derecho a nada". Sigue diciendo Underwood mientras se agarra como un poseso al estrado, a su presidencia, aunque precisamente esté anunciando todo lo contrario; su renuncia a otro mandato.
El discurso termina poniendo un precio a su proyecto. Uno económico, 500 billones de dólares que deben salir del presupuesto que actualmente se destina a prestaciones sociales, y otro político; "Cualquier asesor, consultor o miembro del equipo le pediría a un candidato presidencial que no las dijera. Pero yo las puedo decir porque no voy a aspirar a la nominación demócrata en 2016".
En fin, "que Dios bendiga los Estados Unidos de América". Todo esto dicho por un político normal, en un mundo menos real y crudo que el que 'House of cards' nos suele dibujar, sería parte de un suicidio televisado. Al tratarse de Frank Underwood tomaré prestada la frase que dice Doug tras escuchar el discurso; "No hay ninguna posibilidad de que él no se presente".
Lógica emocional
Al día siguiente del discurso, el presidente Underwood se cita con la procuradora judicial para abordar la estrategia que el gobierno debe seguir para mitigar las consecuencias de haber mutilado a un norteamericano durante un ataque drone.
Al encontrarse Frank en ese extraño momento, ése en el que a uno le da por ir de sincero por la vida, decide no apelar a eso de la "información clasificada" y contar la verdad de todo ocurrido. Con ello intentará hacer entender a la gente que, a pesar de ese daño colateral, se salvaron centenares de vidas. Pura "lógica emocional" y supongo que parte importante del plan trazado por Underwood.
¿Pero y si esto es lo más lejos que llegamos?
Este 'Capítulo 28' termina con un nuevo diálogo entre Claire y Frank. La primera dama pide apoyo a su marido para ser nombrada "en receso" como embajadora de la ONU. Frank le da el OK sin darle demasiada importancia, como si aquello no fuera con él.
El presidente se marcha silbando mientras que Claire se queda con ganas de vomitar ante las perspectivas de regresar a la casilla de salida o quizás para borrar ese momento de duda, esa pregunta que nunca debió hacer. "¿Pero y si esto es lo más lejos que llegamos?"
Knock, knock
Titulo este apartado de opinión así porque me ha chocado que a lo largo de "Chapter 28" Claire Underwood ha hecho, en dos ocasiones, algo parecido a ese "knock, knock" que Frank hizo en el épico final de la segunda temporada.
Tengo la sensación de que el mundo de los Underwood se ha reducido en esta tercera temporada. Es cierto que todo lo que sucede, y todo lo que decide el matrimonio, tiene más relevancia que nunca, porque podría decirse que afecta a todo el mundo, pero parece que todo ocurre desde La Casa Blanca, desde un despacho o desde un estrado. Es decir, todo parece rodado desde un decorado. Esto no es algo negativo porque creo que la serie no ha perdido ni un ápice de acción (política al menos).
Resulta curioso ver que un ser que parece perfecto, como Claire Underwood, puede también tropezar, cometer errores, ser humana. Puede que esa metedura de pata le haya permitido tomarse ciertas licencias, como la de correr a deshoras o como la de hacer el amor con su marido sin que la situación pareciese propicia. Esto contrasta con la perfección con la que el personaje aguanta la tensión cuando está seleccionando los huevos de pascua mientras está pendiente de lo que ocurre con su nominación a embajadora. En fin, brillante Robin Wright en este tipo de matices. Tengo la certeza de que terminará desplazando a su marido ficticio y será ella la que nos hable a través de las cámaras.
También tengo la certeza de que será divertido ver a Frank Underwood actuando a la desesperada, a tumba abierta y sin nada que perder.
Teléfono rojo
Por si Frank no tuviera bastante con sus luchas internas llegan los rusos con actitud de remake de guerra fría. Lo veremos, y analizaremos, en el próximo episodio de 'House of Cards': "Chapter 29".