A pesar de su título rimbombante, la palabra clave de "Laws of Robotics & Party Rights" es manipulación. Como no podía ser de otra manera, el episodio se centra en Jeff y Britta, sin duda los dos personajes más manipuladores de 'Community', que por una vez sienten en sus carnes el efecto de sus artimañas y caen víctimas de sus propias trampas (traducción libre de "being hoist with his own petard", esa frase hecha que Britta entiende de manera locamente literal). Esto, que antes habría sido utilizado para hacer sangre, en esta nueva etapa de la serie se acaba convirtiendo en una especie de canto a la amistad que, sorprendentemente, no desentona.
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Jeff Winger, 'wingeado'
No sé si sólo me pasa a mí pero desde que empezó la temporada tengo que hacer verdaderos esfuerzos para recordar que Jeff ya no es un simple alumno. Su comportamiento prácticamente no ha variado desde el inicio de la serie, y si no fuese porque últimamente le vemos colaborando más activamente en la gestión del centro ayudando a Pelton (por motivos meramente egoístas, claro) diría que sigue esperando a que el profesor Duncan (¡John Oliver, por favor, vuelve!) le ayude a aprobar las asignaturas que le faltan para obtener el título. Pero todo tiene una explicación. Evidentemente no es que se hayan olvidado de cambiar a Jeff, simplemente Jeff no ha cambiado, y si era un alumno pasota ahora es un profesor pasota que pone a sus alumnos episodios de 'Planet Earth' mientras consulta su móvil de batería inagotable (mejor propaganda para Apple imposible).
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La vida que lleva Winger es el sueño de todo perezoso y lo sabe, así que le toca la moral que la pueda poner en riesgo un asesino convicto con su mismo encanto y labia (Brian Van Holt) que ni siquiera está de cuerpo presente y que, a la postre, le ha quitado el puesto de persona más 'cool' de la universidad (que Garrett se ría de ti es señal inequívoca de que no puedes caer más bajo). Van Holt, por cierto, repite aparición telemática tras el final de 'Cougar Town'. ¿se ha roto una pierna o es que se está encasillando en este tipo de papeles?).
Más allá de lo absurdo de la situación, lo mejor de esta trama son las referencias al cine de género carcelario y a películas tan diversas como 'El cabo del miedo' (con ese encontronazo en el párking que da pie al intento de asesinato más patético de la historia de la televisión) u 'Oficial y caballero' (que pone la guinda a la pelea de iPads).
Como si no hubiese mañana
Britta, por su parte, intenta manipular a Abed para montar una fiesta a lo grande, momento que los responsables de 'Community' aprovechan para sacar partido al poco contacto directo que han mantenido ambos personajes a lo largo de estos años. Es verdad que el egoísmo y egocentrismo de Britta juegan un papel clave en la trama pero sin esa relación distante a lo Phoebe y Chandler sería difícilmente justificable una metida de pata tan profunda. A diferencia del resto de personajes (sobre todo la pobre Annie), Britta nunca antes había sufrido tan directamente los efectos de las excentricidades de Abed sin estar acompañada del grupo, por lo que no era consciente de la situación incontrolable que estaba generando con su subterfugio. Muy probablemente volverá a tropezar con la misma piedra en el futuro pero al menos la próxima vez seguro que irá con bastante más cuidado ni que sea por el mal recuerdo de la fiesta sin fin.
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Más emoción, menos cerebro
Si para algo está sirviendo la sexta temporada de 'Community' es para demostrar el amor que sus responsables (Dan Harmon y compañía) tienen a sus personajes. Todos y cada uno de los episodios emitidos hasta la fecha tienen un fuerte componente emocional más o menos disfrazado que excede el cinismo típico con el que la serie suele tratar este tipo de temas (la relación de Britta con sus padres, el dilema de Pelton ante la simplificación de su sexualidad de Pelton, el desencanto de Annie por culpa de Ruffles) y "Laws of Robotics & Party Rights" no es una excepción.
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'Community' cuando ha querido se ha puesto sensible (que no sensiblera). La manera en la que Abed se enfrentó a la partida Troy mediante el juego de 'Hot Lava' o cuando Abed organizó una comida/charada para expresarle a Jeff que le echaba de menos son dos ejemplos claros de ello, pero casi siempre el componente cerebral acababa ganando al emocional. Eso ahora no pasa. Todavía es pronto para saber si será la tónica general pero, como decía al principio, esta nueva actitud, sorprendentemente, no desentona ni rechina. Es curioso cuanto menos.