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Tras el fallido intento de conquista de la ciudad de París en el 3x08 los vikingos cogen fuerzas para un nuevo ataque con la esperanza de que la siguiente incursión pueda resultar la definitiva.
La calidad de 'Vikings'
Es cierto que en los dos últimos capítulos la calidad de la serie ha mejorado en algo los fallidos 3x06 y 3x07, pero el nivel sigue sin ser plenamente satisfactorio sobre todo si lo comparamos con el gran arranque de esta tercera season. Es habitual que los altos y los bajos sean comunes en productos episódicos como son las series de televisión, pero la inminente finale debe subir mucho la nota para que la despedida de esta tercera temporada de cara a los fieles seguidores de la serie de Michael Hirst sea la más satisfactoria posible.
París, a pesar de todo, objetivo capital
Una vez confirmado el desastre de la intentona de invadir y controlar la ciudad de París, los vikingos se retiran para reponer fuerzas y recapacitar sobre lo sucedido, pero llama la atención que el grueso de los protagonistas esté más o menos unido mientras que Ragnar va por libre completamente, aislado de todo y de todos. El rey Lothbrok, "el rey de los hombres del norte", se encuentra mucho peor de lo esperado a causa de la heridas en el campo de batalla y a lo largo de todo el episodio nos lo muestran descansando y hablando en sueños entre otros con Athelstan, su nuevo guía espiritual: parece ser que Ragnar va a abandonar definitivamente a sus dioses nórdicos y está entregado a la causa del cristianismo como veremos al final de la recap.
La consecuencias de la batalla
El 3x08 nos regaló una buena sinfonía de lucha entre los cristianos de París y los paganos del norte de Europa, pero el capítulo no tuvo ningún elemento extra aparte de acción, violencia y graves consecuencias en el grupo invasor. Ahora recuperamos en parte un tratamiento y un tono más introspectivo hacia los personajes, aunque la máxima preocupación siga siendo encontrar el punto de ruptura, ese "Breaking point" del título que les permita acceder al control de esa fortaleza por ahora inexpugnable como es la capital de Francia. La moral entre el grupo es muy baja, y todavía no entienden como los dioses han sido tan crueles al abandonarles y dejarles a una muerte sin remisión.
Esa supuesta espera y análisis de la situación resultante es descartada por un grupo comandado por Lagertha, que prácticamente sin dejar tiempo para recapacitar -y de manera sorprendente- inicia un nuevo ataque, nocturno y a través del río, con la intención de encontrar una brecha en la defensa de París. El intento vuelve a ser repelido con éxito por los franceses -gracias a sus modernas técnicas de defensa-, aunque los vikingos han aprendido algo más de cara a futuras incursiones tras la sucedido en el interior de la ciudad.
Lo que han aprendido, entre otras cosas, es que París comienza a tener problemas de abastecimiento de alimentos -la ciudad aprovecha su privilegiada posición geográfica que le otorga una defensa casi inexpugnable, pero a su vez necesita del acceso a tierra mediante el puente principal, bloqueado en este caso por los vikingos-.
El intento de acuerdo
La situación del bando francés comienza a ser delicada. Además de la falta de alimentos las enfermedades aparecen entre la población, así que el rey Charles encomienda a su hombre de confianza, el conde Odo, la solución más rápida y diplomática posible. En mitad de toda esta tensión dos enviados de los vikingos son hechos presos: Siegfried y Sinric. El primero, un vikingo de enorme presencia física, es ajusticiado no si antes provocar una escena con cierto contenido humorístico a pesar de la gravedad del momento, mientras que Sinric es dejado con vida para negociar posteriormente con los paganos.
Ragnar, el rey depuesto a si mismo
Mientras los vikingos siguen luchando por controlar París, Ragnar se encuentra en el límite entre la vida y la muerte, y en ese estado de trance entre el delirio y la obsesión se plantea dudas... y acaba hablando de forma simbólica con Athelstan. A lo largo de esta secuencia vemos a un Ragnar que se debate en un duelo muy particular entre las religiones, donde parece estar decidiéndose de forma definitiva o bien por el cristianismo o seguir manteniendo su devoción y creencia hacia Odin. Finalmente vencerá el cristianismo, y tras negociar con Odo de manera vehemente parte de la solución a esta situación de excepción, Lothbrok es bautizado en la fe cristiana. La negociación de Ragnar con Odo tiene una fuerte carga simbólica: representa el último favor a su pueblo.
Llama poderosamente la atención de que Ragnar traicione a Odín y compañía, pero se siente decepcionado con las divinidades nórdicas por su abandono, así que deja atrás a su pueblo y decide convertirse en un cristiano más. Rollo, Björ, Floki y Lagertha asisten atónitos a ese momento, que marcará un antes y un después en esas ya de por sí tirantes relaciones humanas.
El rey Ecbert continua confabulando
Por otro lado tenemos al rey Ecbert, que no contento con ofrecer protección a su nuera Judith -especialmente a su nieto Aldred, el posible sucesor-, la convierte además en su amante. Aethelwulf no entiende muy bien la situación existente (el no enfado de su padre con Judith por su evidente traición), pero Ecbert vuelve a intentar manipularle y le vende la idea de estar luchando y conspirando para dejarle un legado mucho mayor que tan solo el reino de Wessex: el rey Ecbert pretende crear la unificación del Reino de Inglaterra, un ambicioso proyecto de muy difícil consecución y que ha sido su objetivo real durante estas dos últimas temporadas.
La opinión final
Como últimas líneas comentar que "Breaking point" nos ofrece una situación límite -y desconocida-, del personaje de Lothbrok. Los compañeros a partir de ahora no se fiarán de él, y el final se presenta de una manera muy abierta: la conquista de París, la posible muerte de Ragnar, Kattegat, los planes de Ecbert... Veremos que sucede finalmente en el 3x10.
