El canal holandés BNN junto a la productora Endemol lo prepararon todo y todo salió tal y como lo habían planeado. Fue en el último momento cuando el país se enteró de la farsa. Ahora Holanda ha pasado de la indignación a la reflexión. El reality 'El show del donante' no era más que una farse de reality que lo único que pretendía era concienciar a la población de la necesidad de las donaciones para salvar vidas.
"Ló único cierto aquí es que estas tres personas son enfermas renales y que necesitan un riñón", dijo el presentador del reality.
Lisa, la mujer de 37 años a la que supuestamente le quedaba medio año de vida y que quería tener un gesto altruista y alargar la vida a un enfermo renal, se llama realmente Leoní y es actriz. El objetivo de la emisión según sus responsables era sensibilizar a los holandeses para que donen sus órganos.
Los tres concursantes, que incluso parecían preocupados cuando el presentador preguntó "¿quién va a llevarse el riñón a casa?", declararon al final del programa que habían participado en el montaje porque pensaban que así ayudarían a concienciar a la gente.
Los telespectadores tragaron el anzuelo y eligieron con sus llamadas al receptor del órgano. A través de los SMS, el público del programa eligió a una asistente social de 29 años que trabaja con disminuidos psíquicos. Los otros candidatos eran una locutora de radio de 36 años y un joven estudiante de enfermería de 19.
La vida de los tres enfermos renales se documentó con vídeos de sus quehaceres cotidianos y con entrevistas a familiares o amigos próximos, en donde se hacía hincapié en las limitaciones que afrontan por depender de la diálisis.
Las críticas al programa se mantuvieron hasta el último momento previo a la emisión. El primer ministro Balkenende aseguró que no vería el concurso y que este tipo de espectáculos "no favorece a la imagen de Holanda en el extranjero".
La Fundación Holandesa de Trasplantes rechazó también la iniciativa antes de descubrirse la verdad y la calificó como un caso "cercano a la venta de órganos". Mientras que Ronald Plasterk, ministro de Educación y Medios de Comunicación holandés, señaló en el Parlamento que el gobierno no podía evitar que saliera al aire sin ser acusado de censura.
Todo estaba preparado
La verdad no se supo hasta el final del programa. Más tarde, el director de la productora explicaba que el objetivo del polémico show no era engañar, sino sacudir la conciencia de la población. "Todos los años mueren 200 personas en Holanda mientras esperan un transplante. Espero que la indignación que ha desatado la emisión se convierta ahora en indignación por la escasez de donaciones".
El mismo mensaje se escuchó en la boca del supuesto público, que estaba integrado por familiares y enfermos que necesitan un transplante para sobrevivir: "Necesitamos esta publicidad -decia uno de los asistentes-. El final del programa ha sido bueno. No me gusta la idea de que se tenga que elegir entre candidatos, por eso está bien que utilizaran un actor".
A lo largo del programa, el presentador ofreció datos sobre la caída del número de donantes en Holanda, un país donde 1.400 personas necesitan la donación de un órgano y en el que la lista de espera para recibirlo es de hasta cuatro años y medio.
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El canal BNN fue fundado por Bart de Graaf, popular presentador de televisión, enfermo renal y fallecido en el 2002 a los 35 años, al que estuvo dedicado este gran simulacro con motivo del quinto aniversario de su muerte.